Capítulo 17

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Un golpe en la puerta llamó mi atención, accedí a que quién sea pasara. Para mi desgracia era Juliet.

—Disculpa Mía, quería venir a hablar contigo por lo del evento. Necesito que me cuentes como se organizó la gala que organizaste tú, quienes fueron los proveedores de todo y los empleados involucrados y ese tipo de cosas. También venía a explicarte más o menos de qué va el nuevo evento para que podamos tener alguna propuesta que llevar a la reunión que tendremos en unos días. ¿Dispones de tiempo ahora o prefieres que pase más tarde?

Si tenía que serle sincera le diría que ya podía irse y no volver jamás, pero me tocaba hacer de tripas corazón y colaborar con ella. Después de todo también era parte de mi trabajo.

—Claro, ahora puedo. Dime. Y en cuanto a lo otro, tengo la lista de los proveedores, catering, Dj, y empleados que trabajaron en la gala —dije dejando de lado lo que estaba haciendo.

—Perfecto me será de ayuda, permiso —tomo la silla que era de Maurice y la puso a mi lado— verás, en cuanto al evento de Pétillant Bryan logró firmar un acuerdo muy importante el año pasado con ellos para la construcción de una de sus bodegas aquí. El sitio no solo cumple la función de almacenar vinos sino que el lugar está capacitado para celebrar reuniones importantes, tan importantes como lo son sus clientes. Hace poco la bodega ya es una realidad y en vista de que la empresa tiene conquistado al público a Bryan se le ocurrió que la fiesta de inauguración esté a cargo de nosotros. De esa manera promociona el trabajo que se hizo con ese lugar. Te digo esto para que tengas una idea de lo importante que es el evento y de la clase de gente que asistirá.

—Entiendo —le dije. Esta mujer ya empezaba con los clasismos, me iba a costar horrores trabajar con ella— y bueno ¿de qué parte se supone que nos encargaremos nosotros?

Me dio una sonrisa de suficiencia.

—Mía, básicamente nos encargaremos de todo. Como te imaginarás Bryan no se va a poner a organizar un evento con todas las demás cosas que tiene en la cabeza.

Tenía el presentimiento de que de ahora en adelante mi único pensamiento sería «señor, dame paciencia».

—Pero me imagino que es él quien tendrá que aprobar el presupuesto y toda la organización, ¿o eso te lo ha dejado a ti? —dije mientras buscaba los papeles con parte de la información de la realización de la gala y se los entregaba.

—No, eso debe hacerlo él y los socios. Pero tú, tranquila que no son tacaños —dijo mientras se levantaba de la silla— y bien, ahora te dejo, debo seguir trabajando ¿crees que para dentro de tres días tendrás alguna propuesta?

—Trataré de tener al menos una —le fui sincera, lo que pedían no era fácil, tres ideas de la nada... yo también tenía mis cosas, sin ir más lejos mis exámenes finales y mi graduación.

—Excelente Mía, nos veremos luego. Adiós.

Se fue dejando el olor adulzorado de su perfume. Y odiaba los perfumes dulces.

Me dediqué a seguir con mi trabajo y una vez hube terminado lo más urgente me puse a pensar en alguna idea para el evento. A ver, vinos... ¿qué sabría yo de vinos? Seguro que a Smith se le daría mejor esto de preparar el evento. Yo jamás había probado el vino, la verdad con solo olerlo me provocaba asco. Decidí que lo primero que tendría que hacer era investigar un poco a la empresa, porque no tenía idea de quienes eran.

Busqué en el ordenador «vinos Pétillant» y lo primero que me saltó fue la empresa francesa para la que Bryan estaba trabajando. Según la página que estaba leyendo había sido fundada en 1910 en Francia y tenía sus sedes en España, Italia y varios sitios de Estados Unidos.
Vaya..., que llevara tantos años en el mercado era increíble. De repente empecé a sentir más interés y un par de ideas me fueron viniendo a la cabeza.
Lo más importante para Pétillant era promocionar sus vinos, podríamos tratar de pensar en una forma original de darlos a probar. No solo se le podría ofrecer a los invitados en las mesas junto con las comidas que se servirían esa noche, sino que se podría hacer un recorrido guiado para que todos cataran los productos, hacer sorteos donde el premio fuera alguno de sus mejores vinos..., entregar catálogos con la información de cada vino y —aunque de seguro la mayoría supiera cómo— aconsejar sobre con qué comidas se podría combinar cada tipo de vino.
Dar ideas nunca estaba de más. Empecé a entusiasmarme y a anotar todo. Ya en casa le pediría a mi abuela y a Coni, que era con quién había organizado la gala, que me ayudarán.

Escandalosa tentaciónWhere stories live. Discover now