Capítulo 2

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Hacía muchos años que no venía a esta casa, de hecho no recordaba cuando había sido la última vez que había pisado este lugar. Al llegar, el personal de servicio nos recibió como si fueran parte de nuestra familia. Con mi amiga lo entendía, porque la habían visto crecer, pero me sorprendía que me recordaran y me tuvieran en cuenta. Eran personas muy dulces y amables.

—¿Van a cenar aquí cariño? —le preguntó Josefa, la señora que se encargaba de los quehaceres.

—Sí Jose, prepara lo que tu quieras, ven Mía, vamos a mi cuarto —la casa era bastante grande y luminosa. Subiendo las escaleras estaba el cuarto de Coni, el cual parecía haber sido sacado de una revista de decoraciones. Era todo precioso, con muebleria y paredes en blanco y fucsia. Tenía millones de cosas que estaba segura ni siquiera usaba y algo que me fascinaba, todo el ambiente olía a chicle.

—Había olvidado porqué te había puesto el apodo de «Barbie», tu habitación parece sacada de una de las casas de plástico de esa muñeca.

—Lo tomaré como un halago —se rió mientras acomodaba dos sillones mullidos puff para que nos sentaramos— Oye, siéntate necesito contarte mi cita con Brad. Cuando pasé por ti venía de allí —dijo con una sonrisa pícara. Le había pedido que me contara lo ocurrido pero se había negado diciendo que lo haría una vez que estuviéramos en su casa.
Podía verselo en el rostro... sí que se ilusionaba rápido.

—Cuenta, ¿qué pasó? —Dije acomodándome en el sillón, por la ansiedad que traía de seguro tendría mucho que contar.

—Es perfecto Mía —suspiró cerrando los ojos—. Fuimos a un bar cerca de aquí y... La verdad es que no hablamos mucho. Me contó cómo conoció a  Alex y cómo fue que se hicieron amigos, jugaban juntos al fútbol americano en el club que está cerca de la escuela. Él ya no va al Instituto, terminó el año pasado. Está yendo a la Universidad. Luego de hablar un rato, nos besamos prácticamente toda la tarde. No sabes lo bien que lo hace.

—Por tu cara, puedo imaginarlo —Sonreí al verla hecha una tonta por un chico. 

—Quedamos en vernos uno de estos días. Aprovechando que estoy sola y papá no está. ¿A ti te molestaría si de repente hicieramos una fiesta? —Bien, ya comenzaba a delirar. Era lo contrario a mí. Eramos tan distintas que a veces no comprendía cómo era que habíamos terminado siendo tan buenas amigas.

—¿Te das cuenta de que tu padre ha dejado al personal de servicio a cargo?... Es obvio que si haces algo se lo contarán todo. 

Coni sacudió la mano restándole importancia, como pasaba cada vez que se le metía algo en la cabeza..., no quería escuchar a nadie.

—Ellos no van a decir nada, siempre me consienten, pero tocaría convencerlos.

—No, olvídalo. ¿Mira si alguien termina rompiendo algo?, ese tipo de cosas siempre terminan pasando Coni, creo que es mejor que salgas de fiesta a que la traigas a tu casa.

La bella castaña que tenía en frente se quedó pensando unos minutos y como era de esperar, tomó la decisión de llevar a cabo el plan, solo que tomando las precauciones que fueran necesarias para poder hacerlo sin que después su padre le cortara la cabeza. Al parecer, últimamente pasaba poco tiempo en la casa y Coni ya se había acostumbrado a hacer y deshacer a su antojo, pero aún así tenía que tener cuidado. Parecía que su padre, aún sin estar presente, siempre estaba llamando y controlando que todo estuviera en orden, que ella estuviera bien. Me pregunté como sería tener un padre que también se preocupara por mí,  pero enseguida me distraje de aquello, estaba con mi amiga ¿qué hacía pensando en eso? no valía la pena.

Luego de una deliciosa cena nos dispusimos a escuchar algo de música y planificar el día de mañana. Coni quería que fueramos al club del que era socio su padre, el Bellavista, donde aseguraba que había un montón de actividades que podíamos hacer. El predio tenía piscinas de natación, canchas de tenis, golf, pero lo que más me llamó la atención fue cuando mencionó a los caballos, eran animales que me encantaban y siempre había soñado con poder montar uno. No tuvo que decir nada más después de aquello. Ya me tenía. 

Escandalosa tentaciónKde žijí příběhy. Začni objevovat