Capítulo 11

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La lluvia helada me caló los huesos, cuando tomé el bus ya estaba empapada.

Estaba en un estado de incredulidad total. El sueño que llevaba mucho tiempo albergando se había vuelto realidad. Bryan me había besado, me había dado a probar del dulce néctar para después quitármelo como si nada. En el camino de regreso a casa rememoré mil veces ese momento, el tormento en sus ojos, su indecisión y finalmente su rendición. Había dicho que llevaba ignorándome estas semanas porque le gustaba, lo había dicho con otras palabras, pero el mensaje era el mismo.

Aún no lo podía creer. Ese beso había sido el mejor que me habían dado, aunque no tuviera muchos con que comparar sabía que ninguno que pudiera recibir después lo igualaría.

Estaba hecha un lío, por un lado mataría porque me volviera a besar pero también estaba el pequeño detalle de que era el padre de Coni, joder, era el maldito padre de mi mejor amiga ¡y lo había besado! Antes era solo una fantasía y no sentía el peso real de esas palabras, pero ¿ahora? por más que Bryan me hubiera pedido que me mantuviera alejada de él era algo que no pensaba hacer, no después de haber sentido lo que se sentí. Lucharía por él, aunque eso me costara lo mío. Le haría ver a Don gruñón que esto no estaba mal, yo ya era mayor y él estaba soltero, no le hacíamos daño a nadie.

Cuando llegué a mi casa Sarah y Charlie estaban viendo televisión. ¡Cómo odiaba que ese cretino estuviera metido en mi casa! Decidí que ni siquiera él me arruinaría el momento, sabía que Bryan no quería verme, pero solo podía sentirme feliz de saber que no le era indiferente. Me saqué los zapatos y dejé la mochila en el suelo, maldición, adentro tenía cosas del instituto y de seguro estarían mojadas.

-¡Mía, te has empapado toda! -dijo mi madre levantándose del sillón.

-No es nada.

-Iré por una toalla -antes de que pudiera irse la paré, no quería quedarme con Charlie a solas.

-Deja mamá, me meteré directamente a la ducha, necesito templarme, estoy congelada.

-De acuerdo, pero hazlo rápido, te enfermarás.

Me dirigí hasta el baño bajo la atenta mirada de Charlie, solo nos saludamos con un gesto de cabeza, tenía que hacerlo si mamá estaba presente, aunque lo que en realidad quería era echarlo a patadas de aquí.

Cuando me metí a la ducha sentí que el calor del agua me descongelaba las extremidades, había estado un largo tiempo debajo de la lluvia, pero recién ahora comenzaba a ser consciente del frío que había pasado.
Luego de lo que pareció una eternidad salí. Me puse el pijama y me encerré en mi habitación. No paraba de mirar mi móvil, las ganas de mandarle un mensaje me estaban consumiendo. Aún no entendía bien que había pasado, lo rápido que había sucedido todo. Era una locura, mi vida era una puta locura.

Decidí distraerme y ponerme a estudiar, aún tenía que levantar mi calificación en geografía, cuando fui por mi mochila comprobé que mis cosas efectivamente estaban mojadas, así que saqué todo y traté de secarlas con el secador de pelo. El resultado final fue bastante bueno, pero había cosas que tendría que pasar. Me puse a ello para tratar de distraerme.

Estuve tan concentrada que cuando me di cuenta de la hora ya era tardísimo. Había puesto el móvil en silencio y cuando chequeé mis mensajes, tenía uno de Coni, me había mandado la imagen de un chico de unos 20 años con una leyenda que decía:

Es superhot no me lo puedes negar :D la próxima quiero salida de 4!!!

Supuse que era el amigo de Brad, del que me había hablado tantas veces. Cerré el mensaje sin contestar nada y me tiré en la cama a pensar cómo demonios iba a ser todo a partir de ahora.

Escandalosa tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora