Algo de celos

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—Adiós, Oliver —me despido cuando veo a Adriel contra su coche.

—Adiós, Lileth. Nos vemos.

Cuando me acerco, cruza los brazos.

—¿Quién es el tío bueno con el que acabas de despedirte? —pregunta.

—No seas maleducado. Deberías preguntarme algo como… ¿Cómo está la única mujer de mis pensamientos?, apartando a mi madre y hermanas, la única dueña de tu poll…

—No seas marrana y no chilles, estamos en la calle, mujer.

—Pero déjame acabar la frase —resoplo—, el mejor pollo. Haces un pollo y unos macarrones muy buenos —con orgullo lo señalo—. Tú eres el marrano de la relación si pensaste que iba a decir una cochinada.

—No cambies de tema. ¿Quién era él? Estoy seguro de que no lo he visto.

—Un amigo nuevo —sonrió—, acaba de llegar, así que lo presente con algunos compañeros de clase.

—Ya veo.

—Qué sepas que eres mi amigo preferido. Ellos deberían ponerse celosos y no tú —bromeó—. A ti te invito al cine y te muestro el desastre de mi habitación y a ellos no.

Los aprecio, aunque solemos vernos más en la escuela que fuera, pero con Adriel tengo una conexión especial, aunque habitualmente intento no hacerlo notar.

—Eso está mejor.

—Métete en el coche y pongamos rumbo hacia una gran aventura.

—Gracias por darme una excusa para poder saltarme fútbol hoy. Mamá estaba encantada cuando le he dicho que iba al cine contigo, como siempre que estamos juntos.

Sí, nuestras madres tiene una obsesión por decir que acabaremos juntos, aunque Adriel y yo ya hemos dejado en claro que no.

—Gracias por darme una excusa para poder saltarme fútbol hoy.

—Para eso estamos, señor Adriel —antes de que siga alargándose la conversación, subo al coche.

—¿Cuándo deberíamos hacer eso?

—¿Ir al cine? Pensé que íbamos ahora.

Cuando paramos en un semáforo, junto a mi dedo gordo con el índice, formando un círculo, mientras que con la otra mano, levantó el dedo que está al lado del pulgar, metiéndolo en el círculo.

—Si quieres una manzana de caramelo, solo tienes que decirlo, no es tan difícil mover la boca, lo haces todo el tiempo para hablar.

Debe de estar riéndose de mí.

—Quiero saber, cuando jugaremos en privado.

—Como si jugáramos a los videojuegos en un parque.

—¡Maldita sea! ¿Cuándo haremos el chu, chu?

—No te entiendo, Lileth. Deberías ser más clara.

—¿Estás riéndote de mí?

—Eso te lo tendría que preguntar yo a ti, rarita —vuelve la vista al frente cuando los coches aceleran.

—¿Cuándo vas a meter tu espada dentro de mí, Adriel? Estoy siendo demasiado obvia, tienes que estar captando si o si las malditas indirectas.

—¿Qué espada? Intento entenderte, y no voy a poder hacerlo hasta que me lo digas claro.

A tomar por culo.

—Quiero saber, cuando vas a follarme. Meter tu polla dentro de mí —mi cara se calienta al ver el coche que está a nuestro lado.

Embarazada de mi mejor amigo(Finalizada)Where stories live. Discover now