Perdonar y sanar

397 11 0
                                    

—¿Podemos saber por qué has venido?—mi padre pregunta—nos alegramos de que lo hayas echo, no nos malentiendas. 

Me gusta saber que los pongo nerviosos, que soy capaz de causarles eso tal como ellos hacen conmigo, aunque no lo demuestre 

—Nada importante.

No tenía donde ir. Lo dije.

—¿Sigues estudiando?. 

—Hago un curso en línea, con Adrian y el trabajo se me haría complicado ir y venir.

Las clases empiezan en un mes.

—Nos alegra escuchar eso, estamos orgullosos de ti. A pesar de todo has conseguido salir adelante.

—Sí, lo estamos—acepta mamá.—Escucha Lileth, sé que reaccionamos mal y lamentamos todo esto, pero te queremos y también a nuestro nieto. Queremos que vuelvas aquí. Tu casa. Si no tienes donde quedarte, tu habitación siempre estará disponible. La dejamos igual que la última vez que estuviste aquí, por si quieres saberlo, todo está igual.

—Y ya no tengo con quien ver las películas de magos que vuelan en escobas y cada año deben salvar la escuela—bromea papa.

¡Auch!.

—Y yo no puedo reñiros a ti y a tu padre por cualquier tontería. Hace mucho que nadie me pisa las plantas y si antes lo odiaba ahora lo echo de menos por muy extraño que suene.

—Me echasteis de casa embarazada, ¿por qué?—parpadeo intentando no llorar—vosotros también me tuvisteis bastante jóvenes.

Odio ser una persona rencorosa y de verdad intento controlarlo. 

—Nos puso de los nervios que estuvieses embarazada y reaccionamos mal. No estábamos enfadados contigo, solo nos asustamos y no supimos como reaccionar. Debimos entender que por muy asustados que nosotros estuviésemos, tú lo estabas muchísimo más que nosotros. Que no iba a serte fácil tener un bebe a esa edad. Nos lamentamos no haberte apoyado desde un principio, por eso ahora nos gustaría enmendar nuestros errores y ser los padres que te mereces.

—Nunca nos has decepcionado, hija. Yo siempre voy a estar orgulloso de ti, Lileth, por todo lo que has logrado.

—Me hablasteis mal—carraspeo—creo que todos dijimos cosas innecesarias y no creo que seáis malos padres. A Adrián se le ve feliz—aparto mi vista unos segundos mirando como mi hermano juega con unos coches mientras mi hijo lo mira y balbucea—no supisteis como llevar el tema, lo entiendo, pero eso no hace que me joda menos. Me rompió el corazón, tener que separarme de él y estar meses sin verlo.

—Lo sabemos—mi madre agarra la mano de mi padre—déjanos estar en tu vida, prometemos que vamos a hacerlo lo mejor posible. Tu hermano te admira y va a estar feliz de qué volvamos a hablar.

—Está bien—acepto sabiendo que no voy a poder estar enfadada toda la vida. 

Quizás sí puedo estarlo. 

El ambiente deja de estar tan tenso, reviso mi teléfono, pero no tengo ningún mensaje de nadie y con nadie me refiero a la madre de Adriel, a él y a Andrea o Matt

........ 

Narra Adrián.

(Unas horas antes).

¿Hoy vendrás al parque a jugar?—mi amigo me mira, esperando una respuesta. 

—Sí, pero primero tengo que ponerme guapo. Él va a estar ahí.

—Está bien—se despide y yo me acerco a mis papis. 

—Vámonos pequeñín—mi madre revuelve mi pelo comenzando a caminar. 

Embarazada de mi mejor amigo(Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora