Despedida

493 26 1
                                    

—Voy a echarte mucho de menos —lloriqueo—. Promete que vas a estar aquí tan pronto como mi bebé vaya a nacer. Te quiero a mi lado en ese momento.

No puedo quitarle ese derecho. No me perdonaría si él no pudiese ver el nacimiento de su propio hijo.

—Prometo venir antes de que este bebe —pincha mi barriga, que la cubre una camiseta ancha, disimulando la hinchazón.

Hace un par de días me levante, mire al espejo y la barriga había crecido. Me asusté, llamé a Andrea, aun así, lo hablaré con mi médico.

—Las hormonas me tienen bastante sensible —aparto algunas lágrimas que empiezan a caer —voy a pedir cita con el médico para… aún no se para que, pero voy a pedirla.

Para saber si todo va bien, saber si ya puedo ver si será niño o niña. Todo eso lo que conlleva un embarazo.

Andrea me lo ofreció, pero de nuevo, no puedo decirle que ellos lo saben.

—Espero que cuando te hagan una ecografía, me envíes una copia. Quiero que me mantengas al día de todo, no soy su padre, pero si tú me lo permites, voy a comportarme como si lo fuera.

—Sería un placer, Adriel, gracias por preocuparte por mí en todo momento. Aun cuando no tienes que hacerlo.

Lo destroza, lo veo, pero, aun así, saca fuerzas para apoyarme.

—Te amo, Lileth.

—Yo también, Adriel.

—No llores, solo voy a irme unos meses.

—A ambos nos va a sentar bien —admito al fin—todo esto era tan extraño.

—Tienes razón, pasar tanto tiempo juntos, ahora no creo que sea bueno, discutimos la mayoría de las veces o alguno de los dos termina llorando. Además, un cambio de aire me vendrá bien y prometo escribirte todos los días para asegurarme que todo está bien.

—Prométeme que vas a contarme todos los cotilleos.

—¿Qué clase de amigo sería si no lo hiciese?

—Pásatelo bien y trae siete bonitos regalos. Ya sabes, tu familia y yo

Jamás estuvimos tanto tiempo separados.

—Y el bebe —añade.

—A él tráele una bolsa llena de golosinas, le encantan, por eso me hace comer todo el tiempo.

—Te traeré muchas golosinas —niego cuando la madre de Adriel se acerca un poco más a nosotros con una gran sonrisa.

—Parece una acosadora observándonos de esa forma, como si fuésemos su plato favorito. Solo le falta sacar el tele… —calla al ver como Sofia saca su teléfono móvil y con descaro, nos saca una fotografía—. No he dicho nada.

Cuando una mujer anuncia su vuelo, me mira con disculpa.

—Tengo que irme —casi parece indeciso.

—Ya tienes que irte, hijo —Sofia se acerca cuando yo me aparto de su hijo —aunque no esté de acuerdo en que te marches, se las razones, así que diviértete y mándale saludos a la familia. Hablaremos para que puedas ir a la universidad. Te quiero.

—Saludaré a todos, mama.

Suerte que no quiso irse fuera del país.

—Envíanos un mensaje cuando llegues, Adriel, cuida las maletas y acuérdate de ponerte la crema para tus manos, o se te secarán demasiado y te dolerá. Se te aprietan si no lo haces.

—Cuídate mucho las manos —lo abrazo —para cuando vuelvas puedas usarlas— susurro.

Cuando me separo de él, sus orejas están rojas, igualando su cara. Su madre disimula mirando para otro lado, pero sé que está atenta, intentando escuchar nuestra conversación.

Será extraño no verlo todos los días.

—Te he dejado algo de ropa sobre mi cama por si la necesitas, los juegos de la consola los cambie de sitio, ahora están en el cajón de mi escritorio para que no tengas que agacharte. Si tu hermano necesita alguno, los podrás coger fácilmente.

—Vete ya, idiota, o vas a perder el vuelo.

—Os quiero a las dos.

—También te queremos, bebe. Come sano y acuérdate de bañarte, no jugar tanto a las consolitas esas y disfrutar mucho.

Cuando desaparece, la madre de Adriel me da un leve apretón en el brazo.

Solo vamos a poder mensajearnos y aunque no sea para bromear, sino para poder informarle de mi estado, me vale mientras pueda intercambiar palabras con él.

—Vámonos, no es bueno que una embarazada esté tanto tiempo de pie.

La garganta se me seca por su comentario, con los ojos abiertos, la miró, esperando no parecer una loca.

—Tranquila, cielo, no pienso decir nada. Eso no me corresponde a mí, pero debes hablar con tus padres, porque no lo has hecho.

—¿Cómo te enteraste?

—Él me contó todo lo que pasó entre vosotros, y también me dijo cuando ese bebe no era suyo, pero sé que es suyo. Sé que yo soy su abuela paterna, también sé que amas a mi hijo. Tuve cuatro embarazos y uno de gemelas, puedo considerarme una experta en esto.

—Lo siento.

—No debes disculparte, lo que deberías hacer hablar con Adriel. Cuando yo supe que iba a tener a mi primer hijo, no fui capaz de decirle nada a mi marido hasta el cuarto mes. No tenía el coraje porque eras tiempos distintos a los de ahora, la gente es más moderna, todo está mucho más avanzado.

—Deberías estar enfadada, tu hijo adolescente va a tener un hijo conmigo.

—Lo estuvo, y aún lo estoy un poco, pero en ese momento no se lo demostré, lo que él necesitaba en ese momento, era un abrazo de mamá, y no un regaño por ser un irresponsable. Reñir no es siempre la solución, no cuando se trata de adolescentes como vosotros. Podéis parecer muy malotes, y la verdad es que solo sois unos niños que necesitáis que os entiendan a vosotros y vuestras hormonas de adolescentes, mal genio y todo lo que conlleva.

¿Por qué quiero llorar otra vez?, Me frustra llorar por todo.

—Yo no quería arruinarle la vida, Sofia, ni atarlo a mí, lo siento tanto.

—Para la próxima Navidad, voy a tener que regalaros una caja de protección y algunos folletos sobre sexualidad. También tengo mucha ropa de mis hijos, son para ti. Los niños crecen muy rápido los primeros meses, y esa ropa te ayudará a no tener que gastar demasiado en ropa.

—Gracias.

—No las des, solo… No quiero que sientas presión por todo esto.

—Lo intento, pero es algo difícil porque no quiero dejar los estudios.

—Hace muy poco que te has graduado, Lileth, ahora solo tienes que cuidarte, hacerte los chequeos médicos necesarios e intentar dormir antes de los tres meses, o no Volverás a hacerlo por mucho tiempo.

—Gracias por los ánimos, Sofi.

—Para eso está la mamá de tu amigo. Y Lileth, quiero que hables con Adriel, o yo lo haré, espero que me entiendas, es mi hijo, y lo pongo delante de todo.

—Lo sé, y prometo que lo haré.

Embarazada de mi mejor amigo(Finalizada)Where stories live. Discover now