Post parto

532 20 0
                                    

—¿Por qué es tan feo Lili?—mi hermano me mira inocentemente y luego señala a Oliver—¿Tu bebé fue igual de feo?, ¿yo fui igual de feo?.

Oliver no pudo llegar antes por Carlos.

—Es un bebé, luego se pondrá tan guapo como tú—Oliver le revuelve el pelo.

—No es.... está curioso, sí.

—No digas eso de tu hijo—la madre de Adriel me riñe—lo escucha todo.

Ruedo los ojos y paso un brazo por los hombros de mi hermano, que se encuentra a mi lado.

—¿Vais a jugar juntos?. 

—Sí, jugaremos mucho. Voy a ser el mejor tío. Espero que los papis me dejen venir a visitarte, ellos seguro lo quieren ver.

—Hablaré con ellos, no te preocupes, enano. 

—Es tan bonito—Andrea mira a su novio—¿verdad que si, amor?.

—Sí, es una cosita preciosa—Matt le rodea la cintura a su novia. —Estoy seguro de que va a tener tus ojos, Lileth.

—Y tú estás preciosa también, amiga, voy a necesitar que me digas como luces así de radiante luego de tener a esta cosita preciosa.

No estoy linda, pero se agradecen los ánimos.

Dejo de prestar atención cuando Adrián comienza a llorar, mi hermano me mira con cara de horror y yo miro a Adriel. 

¿Qué hago ahora?. 

—¿Por qué llora?—lo miro asustada—yo no eh echo nada, lo juro. 

—Debe de tener hambre—Sofia me sonríe—os dejaremos solos para que puedas darle pecho.

.........

—No debes cargar nada de peso, Lileth—me riñe—hace tres días que tuviste a Adrián.

—No estoy cargando peso y no pienso hacerlo las próximas dos semanas.

—Hablé con mamá y Mattias para quedarme contigo y a los dos les pareció bien. Lo hago porque sé que no vas a seguir las indicaciones de la doctora si no te lo recuerdan.

—No hace falta, vete a tu casa y ya vendrás a visitarme. Tienes que descansar.

—Podremos turnarnos para cuando el bebé se levante a no ser que quiera pecho, entonces...no creo poder ayudar. Seré un superpapa de dieciocho años.

—¡Yo voy a ser su favorita!. Voy a hablarle mal de todos ustedes para que cuando crezca solo adore a su tía Andrea. Voy a ser la más guay.

—Yo puedo darte muchos bebes, amor.

—¡No!, luego de escuchar a Lileth gritar desde la planta de abajo se me fueron las ganas de tener bebés por al menos veinte años más.

Ignorándolos, salgo de la sala con mi hijo en brazos.

Mi cama. Mi preciosa y amada cama.

—Camita, te eché tanto de menos estos días—con cuidado meto al bebé en la cuna, cuando me aseguro que todo está bien me siento en la cama.

Con delicadeza toco mi barriga aún hinchada.

—¿Vas a dormir?. Yo puedo quedarme despierto mientras te echas una siesta. Te lo mereces.

—No hace falta que estés pegado a mí. Tienes una vida, Adriel, por dios.

—Y tú ahora tienes un bebé recién nacido, estás a nada de cumplir dieciocho Lileth y vas a necesitar ayuda. Quiero formar parte de la vida de Adrián y quiero hacerlo bien. Te amo, ya te lo he dicho y voy a repetirte las veces que haga falta que estoy enamorado de ti hasta la mierda y quiero cuidar de los dos.

—¿Cómo puedo seguir gustándote?.

—Eres la cosa más preciosa de este planeta. No voy a dejar de amarte de un día para el otro. Así no va esto.

—Vuelve a llamarme cosa y voy a cortarte las pelotas. 

—Veo que el romanticismo sigues sin perderlo.

—¿Me besarías ahora?. 

—¿Qué?

—Necesito que me beses.

—¡No puedes hablar de cortarme las pelotas y pedirme de la nada que te bese!.

—Sí que puedo y lo acabo de hacer.

No me dice nada, se acerca y con una delicadeza que me abruma roza nuestros labios. 

—Chico....—Oh...

¡Porque tuvieron que entrar ahora, iba a besarme con el amor de mi vida!

¡MALDITA SEA!

—No nos estábamos besando—aclaro enseguida—es que me dolía la campanilla y me la estaba revisando, ya sabéis, el parto me ha dejado un poco mal. 

—Entonces dejamos que te siga revisando la campanilla—Andrea se muerde el labio, intentando no reírse. 

—Tocaremos para la próxima, lo siento amigo.

—¡Qué vergüenza!—hablo cuando cierran la puerta. 

—¡Uf, sí! Pero mejor voy a volver a besarte para seguir revisando que todo esté bien. 

—Alto hay chico—lo freno poniendo un dedo en su frente—mejor vamos a descansar, tendremos tiempo para besos. 

Cuando estoy a punto de quedarme dormida, Adrián empieza a llorar haciendo que abra los ojos enseguida. 

—Mis días de sueño y mi paz mental acaban de terminar—rápido me levanto de la cama para que Adriel pueda descansar. No sabía que el llanto de un bebé podía ser tan agudo y molesto. 

—Lileth, ¿va todo bien?—la voz ronca de Adriel me sobresalta. 

—Si, solo llora porque debe tener hambre, el médico dijo que tenía que darle pecho cada cinco horas durante los primeros meses.

—¿Necesitas ayuda?—Adriel bosteza cansado. 

—Tiene hambre, Adriel—le repito—¿No podrías haberme hecho una pregunta más estúpida?, ¿cómo vas a ayudarme?—rio mientras me saco un pecho y alimento a mi bebé. 

Me tumbó en la cama y Adriel pasa una mano por mi estómago hinchado, acariciándolo 

—Quítate tu mano, me da cosa que me toques la barriga—admito—está flácida e hinchada. 

—No seas estúpida, acabas de sacar a un mini humano de ahí, es normal, ya se te desinflará. 

Como si fuese un globo.

Idiota.

—Pero me incomoda. 

—No tiene por qué, es normal que pase eso, es más, me preocuparía que a los tres días ya estuvieses como antes, caminando y yendo al baño normal.

—Aún recuerdo cuando podía ir al baño y hacer pis sin llorar.

—En un mes ya estarás muchísimo mejor.

—Eso espero.

—Nunca me hablaste del padre.

Me tenso sin poder evitarlo.

—Nunca me preguntaste por él.

—Tienes razón, creo que no tuve tiempo de pensar en eso, todo pasó muy rápido.

—Probablemente.

—¿Vas a decirme quien es el hijo de puta que te abandono?.

—Más adelante—prometo—no estoy preparada para explicarte todo.

—Vas a tener que contármelo.

—Lo sé y lo haré cuando esté preparada. De momento solo voy a decirte que esa persona es un gran hombre.

—Está bien.

Embarazada de mi mejor amigo(Finalizada)Where stories live. Discover now