La verdad

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Mattias me observa claramente enfadado.—Volvió a sacar el tema del que tanto odio.

—No quiero hablar de esta mierda ahora. Es mi problema, no el tuyo.

—Voy a darte dos opciones, puedes hablar con él y dejar de cagarla más de lo que lo has hecho o voy yo ahora mismo y se lo cuento todo.

Nunca lo había visto tan enfadado.

—Prometiste que no ibas a entrometerte. Es mi hijo, mi responsabilidad de contárselo. No tienes nada que ver en esto. 

—Él va a enterarse de alguna u otra forma, ¡joder!, ¿por qué no te comportas como una persona adulta y asumes tus responsabilidades?, esto no es una broma. ¡Tienes un hijo con tu mejor amigo!.

Odio que me entren ganas de llorar cada vez que discuto con alguien. 

—Chicos—Andrea aparece intentando poner paz.—No es un buen momento para discutir. 

—Andrea, no te metas en esto. 

—No le hables así a tu novia—lo señalo—estás cabreado conmigo, no con ella. 

Esto de verdad le está afectando, jamás le había hablado así a nadie. La personalidad de ellos dos es bastante parecida porque los dos son como muy... buenos, demasiado.

—Andrea, todo está bien, déjanos hablar a solas—carraspeo—tonterías de amigos.

—No, no sé por qué carajos estáis discutiendo, pero no me gusta que lo hagáis. 

—Andrea... 

—Mattias... 

—Andrea, por favor, luego podrás reñirme por esto si se te da la gana, pero ahora sal de la cocina. 

Quiero pegar a Mattias cuando Andrea lo mira herida, antes de salir de la cocina. 

—Eres un idiota. No tenías por qué hablarle de esa forma.

Pongo mi vista hacia la puerta cuando escucho como si a alguien le hubiesen tapado la boca.

Seguro solo es mi imaginación. Solo estamos nosotros tres apartando a mi bebé.

—No te mereces a Adriel.

—Cállate, no quiero escuchar nada más.

—Es la verdad, no lo quieres ni lo vas a hacer. Eres una niña inmadura que no sabe qué cojones quiere. Eres una maldita irresponsable y no voy a permitir que el idiota enamorado vuelva a sufrir por alguien como tú. No sabes como deseo que se hubiese quedado con la chica que conoció ahí. Ella era buena, pero claro, el idiota decidió quedarse contigo. A veces pienso que por la única razón que está contigo es por el bebé, el bebé al que ibas a regalar y no querías. Entiendo por qué tus padres te echaron de casa, te lo merecías.

De repente calla. Trago cuando noto que me mira con algo muy diferente, ¿pena?, ¿tristeza?. No lo sé.

—Perdóname, no quería decir...

—Tienes razón en realidad. Ahora mismo iré y romperé con Adriel.

Él salió con alguien.

—El corazón se me estruja al mencionar la palabra romper, pero él tiene razón.

No llevamos ni una maldita semana y ya voy a volver romperle el corazón.

—No lo hagas, estoy enfadado y dije cosas sin pensar.

—¿Él estuvo con alguien?, yo...no sabía eso.

—No fue nada serio, siquiera me habló mucho de esa chica, así que supongo que no era tan importante. Solo un lío sin sentimientos.

—Voy a recoger mis cosas—intento apartarme de él cuando me coge el brazo, impidiendo que salga de la cocina.

—No te vayas—aprieta un poco el agarre sin lastimarme—prometo que nada de lo que dije antes lo pienso de verdad. Te quiero y también quiero a Adrián, me gusta teneros en casa. A Andrea también le gusta venir y que estéis los dos aquí. No te vayas.

—Sé que en realidad lo piensas, no soy estúpida.

Un poco sí.

—No lo hago. Entiéndeme por favor, me duele ocultarle a mi amigo de años que tiene un hijo contigo. Le estamos haciendo daño y él no se lo merece. Es una buena persona.

Cuando noto que el agarre en mi brazo es suelto, tiro hacia atrás, saliendo rápidamente de la cocina sin mirarlo. Mis ojos se abren más de lo normal al encontrar a Adriel y Andrea.

—Iba a avisaros que Adriel está aquí—lo señala cuando le aparta la mano con la que le tapaba la boca a Andrea—¿Acaso no escuchaste como intentaba gritar para avisaros?.

—Y no me arrepiento de haberlo hecho—vuelvo a jugar con mis dedos cuando tomo coraje mirándolo a la cara.

Está dolido.

—Adriel—murmuro—puedo explicarlo.

—¿Adriel?—su amigo me mira y luego vuelve la vista a él y por la cara que tiene él sabe que ha escuchado parte o incluso toda la conversación—¿qué has escuchado?

—Todo.

—Puedo explicarte todo, cariño, no quería hacerte daño. 

—¿Qué me vas a explicar, que eres una jodida mentirosa?. 

—Te oculté información, solo eso. 

Le oculté que tiene un hijo.

Arrugó las cejas cuando un olor desagradable empieza a flotar en el ambiente. 

—Cuando me pongo nervioso suelo, tirarme gases, no es mi culpa—me señala—no quiero volver a saber nada de ti, te odio. Terminamos y tú—ahora señala a su amigo—eras mi mejor amigo, ¿cómo pudiste ocultarme algo así?. Pensé que confiabas en mí como yo lo hacía en ti.

No es el momento, pero eso huele horrible.

—Yo se lo pedí, le supliqué que no te dijera nada—lo defiendo.

—¡Sois unos idiotas todos!—Andrea grita—Mattias, te dejo, me duele tener que romper siete años de relación, pero no puedo seguir contigo luego de esto, todo lo que le has dicho a Lileth ha sido..., no tenías que meterte con algo que sabías que iba a dolerle—me tenso cuando me mira furiosa—y tú eres una mala amiga y novia, deberías haber hablado con él, se conocen desde bebés, ¡maldita sea!. Mattias vete a la habitación ya y tu Lileth no vas a irte de esta casa hasta que hablemos a solas, y no precisamente cosas bonitas. 

—Andrea cálmate. Te amo, cariño y sé que ahora estás enfadada pero... 

—¡No me vas a decir que me calme Mattias!—chilla—no me gusta ver a las personas discutir, mis padres lo hacían y era la peor sensación del mundo. Ver como gritaban y discutían delante de mí, tenía cinco malditos años. Y aunque ahora los tres nos llevamos bien, el trauma sigue ahí. Piensa en tu hijo, Lileth, y tu Mattias, piensa en tu sobrino.

Embarazada de mi mejor amigo(Finalizada)Onde histórias criam vida. Descubra agora