Capítulo nueve: Fantasmas

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Fantasmas

La mejor manera de evitar que un prisionero escape, es asegurarse que nunca sepa que está en prisión.

Dostoievski

LUCY

—Mañana comenzarán la escuela.

Kenya levanta la vista de su plato para escuchar lo que dice Sophia.

Han pasado dos días de que llegué de la clínica y uno desde que hablé con los chicos. No hemos tenido conversaciones largas y las punzadas aún siguen presentes. Tampoco sé nada de Crono.

Teodora, Sonia y Camille están alrededor de Kenya que parece tener la misma importancia que Caleth en está familia, mientras los chicos y yo estamos en el resto de la mesa. Quedé en medio de Cristian y Caebrán mientras Caelus quedó junto a Sonia y junto a Kenya está Consus.

El estómago se me retuerce al ver la comida con la que llevo jugando todo el almuerzo sin probar un bocado y me llevo el jugo vitamínico espacial a los labios.

—¿Crees que es buena idea volver a la escuela después de tener todo esto encima de nosotros, madre? — Consus pregunta y Kenya chasquea la lengua.

—¿Por qué no sería? — Inquiere levantando sus cejas perfectas — No podemos estar escondiéndonos como si fuéramos unas ratas ni podemos darle poder a nuestros enemigos. Somos los Fairchild y nadie nunca será tan grande e importante como nosotros. Recuerda que nunca nos escondemos como cobardes, sino que damos la cara y nos colocamos a luchar si es necesario.

—No me refiero a eso...— Consus ladea su cabeza y mira a su padre — ¿Ves cómo ha estado el pueblo? Y eso que estamos ignorando lo que hicieron en el portón.

—Ya tu padre se encargó de eso. — Sonia le da fin al tema hablando y enfocando sus ojos en su hijo. — No deben tenerle a nada.

—No estamos "temiendo" — Consus hace unas comillas con los dedos — Solamente estamos siendo precavidos después de todo lo que sucedió.

Kenya al colocar la copa de vino contra la mesa, hace que suene fuerte y llama la atención así de todos.

—No deben preocuparse de nada, todo está controlado. — asegura la matriarca.

Caebrán hace una mueca. La mano comienza a dolerme en cuestión de segundos y siento que es realmente irónico, porque ni siquiera tenía idea de que estaba apretando mis puños con tanta fuerza hasta que me lastimó.

Terminan de comer y viene el postre. La sirvienta se lleva mi plato intacto y disfruto la pequeña tranquilidad que he sentido este último día que se coloca aún mejor cuando el postre es una torta de chocolate con dulce de leche y fresas remojadas.

La boca se me hace agua al ver las fresas y soy la primera en devorarme el postre mientras el resto come en completo silencio hasta que el teléfono de Kenya comienza a sonar y como lo tenía en la mesa, puedo leer el nombre de «Ken Fairchild» en la pantalla.

El nombre del papá de Ángel logra que piense en el pelinegro, cosa que había estado tratando de no hacer por nada del mundo. Recuerdo por un segundo su cara ensangrentada y si las cosas no estuvieran tan... delicadas, me atrevería a preguntar por su estado o paradero, ya que parece como si se lo hubiera tragado la tierra, aunque recuerdo a escuchar a Caebrán decir algo parecido como si le hubieran disparado, aunque no sé si lo decía realmente.

«Crono le dijo a nuestro padre que Ángel iba a abusar de ti», recuerdo y me llevo el jugo de naranja a los labios sin poder controlar mi cabeza y todo lo que pienso.

Los Secretos de La Élite® [Bloody#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora