Capítulo dieciséis: Quiebre

16.6K 2.1K 1.4K
                                    


Quiebre

Nuestras vidas están conectadas, un destino está ligado al siguiente. Cada uno de nuestros actos es meramente una respuesta a un acto anterior. Y a eso se le llama: Causa y efecto.

DESCONOCIDO

LUCY

Mi madre me enseñó muchas cosas, entre ellas, que siempre debía ser fuerte, precavida, inteligente. Siempre me repetía que debía estar un paso por delante del mundo y diez pasos más adelante que mis enemigos.

Me pregunto, qué pensaría ella de toda esta situación, de las cosas que he permitido y de los secretos que llevo dentro.

Me llevo ambas manos a la cabeza, intentando aislar los pitidos que me nublan la vista y me marean. Veo la figura de Caebrán moverse, porque todo es borroso y siento un dolor punzante en el vientre que me hace apretarlo con fuerza.

—Dolerá el proceso en que te conviertas en lo que estás destinada a ser, mi pequeña, pero recuerda que el dolor te hace fuerte. — escucho la voz de mi madre en mis oídos mientras intento llegar a Caebrán, pero el dolor me entumece los músculos.

Respiro hondo, soltando un pequeño quejido mientras intento levantarme. Siento que está tan lejos de mí, quiero llegar hasta donde está.

Veo el charco de sangre, veo su rostro impasible y también puedo ver cómo el miedo va creciendo de mí.

Necesito llegar hasta donde está.

—Nunca tengas una debilidad. Nunca te desvíes de tus objetivos y nunca, pero nunca traiciones las normas con las que creciste. — escucho de nuevo la voz de mi madre y miro a Caebrán sintiendo que cómo los latidos de mi corazón aumentan al igual que el pitido en los oídos que me atormenta.

Con la poca fuerza que me queda, me arrastro hasta él hasta que toco su pierna. Meneo la cabeza, escuchando la palabra «debilidad» una y otra vez, pero la ignoro y abrazo a Caebrán, meneando la cabeza y pegándolo a mi pecho, llenándome así de su sangre, sintiendo lo mismo que se apoderó de mí cuando abrace a mi madre en aquel bosque frío queriendo que su cuerpo me diera calor cuando me cubriera con sus brazos.

Ese sentimiento se apodera de cada parte de mí mientras beso la frente de Caebrán con mis ojos llenos de lágrimas. La vista cada vez se me va nublando más y meneo la cabeza apretando su cuerpo contra mí.

—No te voy a dejar, no te voy a dejar mi amor. —susurro aturdida, besando su frente mientras mi cuerpo pierde fuerzas y mis ojos poco a poco se van cerrando solos, — Nadie nos va a separar, nadie porque yo te amo.

—No puedes amarlo, Lucia. No puedes amarlos a ninguno de ellos. — escucho la voz de mi madre y suspiro, sintiendo cómo toda la luz se va transformando en oscuridad.

—Я уже это делаю, мама, я уже это сделал. Я уже подвел тебя.* — tartamudeo mientras el pitido se hace tan insoportable que todo se desaparece y se vuelve oscuro para mí.

Una hora antes de la exposión.

San Lucifer, Estados Unidos.

CONSUS

«Odio el maldito protocolo», es lo único en lo que puedo pensar mientras miro imperturbable el helicóptero que aterriza a unos metros de nosotros. Caelus es el primero en acercarse seguido de Cristian mientras Crono se queda a mi lado observando cómo los guardias bajan armados en una maniobra de defensa.

Los Secretos de La Élite® [Bloody#2]Where stories live. Discover now