Capítulo quince: El fuego que deja una amenaza

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El fuego que deja una amenaza

El mal une a los hombres

ARISTÓTELES

LUCY

Dispararon.

Le dispararon a Caleth.

Me cuesta procesar lo que dice Caebrán y miro a Jake, que luce impasible, acostada, conectada a las máquinas, completamente ajena al caos que se acaba de desatar y que presiento que es el principio de todo.

—¿Pero, cómo...? — pregunto, casi tartamudeando.

Caebrán se pasa ambas manos por el cabello, desordenándolo y menea la cabeza.

—Hay personas que nos odian, quieren nuestro poder. — dice con la voz tensa antes de añadir: — Papá estaba dando una conferencia en Washington y alguien del público le disparó.

Me imagino la escena y me horroriza. No puedo comprender cómo alguien con tanta seguridad pueda llegar a ponerse en tanto peligro y lo único en que puedo pensar es que a pesar de ser tan poderoso, no deja de ser un humano con muchas debilidades.

—¿Él está...? — inquiero, negándome a decir ese término en voz alta.

—No. Está estable, consiguieron detener la hemorragia e impidieron los otros dos disparos que le lanzaron, al igual que el hijo de puta que le disparó.

—Quería matarlo.

—Sí, de eso no hay duda. — Caebrán asiente estresado — Lo traen a Hiverdele en un avión privado para que se recupere aquí. Los chicos también vienen en camino al igual que mis madres, Navidad se acerca y la candidatura es en enero. Tenemos todo encima.

—¿Por qué mencionas Navidad como algo especial?

—Porque lo es. Todos en el país quieren estar presentes en la gran fiesta que mi familia ofrece cada año.

—Otra tradición...—

—Tenemos muchas. — me interrumpe — Mi padre no quiere que esto del atentado lo muestre débil en la candidatura, quiere que todo siga como está planeado. — Caebrán mira a Jake por encima de mi cabeza y luego me mira a los ojos — ¿Terminaste? No me gusta verla en este estado.

—¿Te ha dicho Joseph cuando va a despertar?

—No. No se sabe a ciencia cierta si ella sobrevivirá.

Me quedo callada, mirando a Jake y Caebrán entrelaza su mano con la mía y me sonríe un poco antes de decir:

—Jakeline es necia, no va a dejar de molestarnos tan fácil, así que sé que despertará.

—Eso espero. — digo, con sinceridad y él asiente con algo que no logro descifrar en sus ojos.

—¿Nos vamos? Mañana tenemos clases.

—Sí, déjame despedirme. — digo mientras camino hacia Jake y me agacho para darle un beso en la mejilla.

Siento su piel tan fría que me dan escalofríos, cierro los ojos cuando lo hago y los abro, cuando me separo. La contemplo un poco más y de pronto, hay algo que me llama la atención.

Una pulsera de hilo rojo con un extraño símbolo en su muñeca. 

Llevo mi mano hasta el dije y lo dibujo con mis dedos. Siento escalofríos cuando lo hago y siento que lo he visto antes.

Entrecierro mis ojos, moviendo el hilo y notando una pequeña marca morada que esconde la pulsera.

—¿Nos vamos ya? — la voz de Caebrán me hace girarme.

Los Secretos de La Élite® [Bloody#2]Where stories live. Discover now