Capítulo 49. Las cosas claras

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49: La cosas claras

49: La cosas claras

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Kayla

Volví a la fiesta, porque se supone que eso era lo que tenía que hacer, pero me quedé en un rincón, lo más lejos posible de todos los invitados.

No tenía ganas de hablar con nadie, ni siquiera con mi familia, porque estaba sumamente nerviosa por lo todo lo que había pasado y Aleksi me dijo. Pensé en la extraña ventisca que se formó alrededor nuestro cuando los Dunn y Oliver Evermore estaban rodeándonos, en cómo su copa se agitó incontrolable mientras yo deseaba que le explotara, y en cómo pensé que todo eso lo estaba haciendo mi novio.

No yo.

También reflexioné sobre nuestra discusión, mi actitud y lo que tenía que hacer para arreglar las cosas. Y mientras lo hacía, esas imágenes asquerosas de Aleksi y Bethia dieron vueltas en mi cabeza, revolviéndome el estómago y aumentando mi culpa, porque era evidente que la enferma psicópata que se imaginaba a su novio con la ex seguía siendo yo.

Traté de serenarme e idear formas de compensarlo, pero, claramente, lo único en lo que pude pensar fue decirle a todos la verdad. Después de todo, entré a esa fiesta deseando estar cerca de Aleksi, bailar con él y tener la intimidad que debía tener una pareja marcada.

No deseaba fingir estar disponible delante de nadie, ni mucho menos interactuar con desconocidos, así que no tenía sentido negarme lo que en verdad quería solo por miedo. Tarde o temprano mi familia entera tendría que saber la verdad y el momento había llegado.

Pero obviamente, el cumpleaños de la abuela no era el mejor lugar. Primero porque no volví a ver a Aleksi mientras me escondía de los pretendientes de mi tía y sobre todo del tal Jake, a quien vi dando vueltas por el patio, estirando el cuello y tratando de olfatearme. En segundo, porque era algo íntimo, familiar, que debía anunciar con quienes me sentía medianamente cómoda.

En definitiva, decir la verdad, además, era una manera de dar un paso hacia adelante y dejar los juegos y las venganzas que tenía con mi abuelo. No solo le daría a Aleksi el lugar que se merecía, si no que también cerraría ese círculo vicioso de mentiras.

Cuando me pareció de pronto que el tal Jake captaba mi aroma, salí de mi escondite detrás de una columna y corrí vestíbulo adentro, para luego marchar a mi cuarto y ahí pedir algo de comer.

Esperé a que pasaran las horas y llegara el alba, pero no me quité el vestido ni el maquillaje. Aunque seguro mi novio y yo teníamos muchísimo qué hablar, él había mencionado algo sobre quitarme la ropa y no pensaba privarlo de ese placer.

Cené, mientras le daba vuelta a todos esos asuntos, y no me sorprendí cuando, justo antes del amanecer, unos golpecitos sonaron en mi puerta. Me levanté de un salto de la mesa y corrí a abrirle, pensando que después de nuestra evidente relación, él querría entrar por el frente y no por el jardín.

Hodeskalle [Libro 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora