El regreso de los Granger

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Contenido sexual
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Los rayos de sol mañanero se colaban por las ventanas de la habitación, la iluminaban con su cálida luz y uno de ellos, daba al rostro de Hermione. La chica fue despertando y abriendo los ojos con pesadez.

Al recuperar los sentidos, frunció levemente el entrecejo. Hermione recordaba haberse quedado dormida en el jardín junto a Rasalas, no en una habitación y sola en una enorme cama. Haciendo una leve mueca de dolor, se enderezó recostado su espalda en la cabecera de la cama, llevo la sábana blanca hasta su pechos para cubrirse, ya que seguía desnuda.

Observó con curiosidad toda la habitación, una enorme habitación: las paredes eran negras con adornos plateados, a unos pasos de distancia había otra cama, vacía, casi idéntica como en la que se encontraba, habían dos escritorios juntos, llenos de cosas de pociones; en medio de la habitación había una mesa redonda, esta estaba llena de libros; en una esquina había una chimenea de mármol negro y enfrente una pequeña sala de estar, con sillones de cuero negro y butacas de terciopelo verde.

La castaña tenía más que claro el lugar en el que se encontraba. En la habitación de los mellizos Black. En la de Rasalas.

Rasalas.

Un nombre de siete letras que la enloquecían. Hermione se ruborizó y una sonrisa boba se formó en sus labios, los recuerdos de la noche pasada invadieron su mente. Mordió su labio inferior al recordar el tacto caliente de su novia en su piel, sus besos, su cuerpo uniéndose con el de ella, la forma en la que Rasalas la amó bajo las estrellas era totalmente maravilloso.

—Veo que ya despertaste—la voz de la ojigris se presentó en la habitación, habiendo que Hermione pegara un brinco y saliera de sus pensamientos.

Hermione sonrió nuevamente al ver a su novia entrando por la puerta, a diferencia de ella, Rasalas ya estaba vestida y se miraba que había despertado hace tiempo.

—¿Como es que llegue hasta aquí?—quiso saber Hermione risueña.

Rasalas se relamío los labios y encogió de hombros sonriendo.

—Cuando te quedaste dormida—explicó mientras se acercaba a la cama y tomaba asiento en la orilla, a un lado de la castaña—, te cargue y te traje hasta acá. No quería que durmieras en un lugar sólido como el suelo. Además, había tierra y de seguro nos iban a picar los mosquitos.

Rasalas hizo una pequeña mueca y Hermione soltó una carcajada.

—Que delicada, Black—bromeó.

—Te dejaré afuera la próxima vez.

Hermione sonrió negando y se dejó caer sobre el colchón, Rasalas sonrió igual y se acercó a su rostro. Las dos cerraron los ojos al rozar sus narices con ternura.

—Buenos días—susurró Rasalas.

—Buenos días, Rassy.

Hermione suspiro al sentir los labios de Black en su mejilla, dejando un beso cálido. Rasalas se apoyó con las manos en el colchón, a los costados de Hermione, para verla mejor.

—¿Dormiste bien?—Preguntó Rasalas—¿Como te sientes?

—Muy bien—contestó—Dormir en esta cama es una maravilla, pero aún así me siento cansada y me duele la cadera—admitió sonrojándose leve.

La ojigris sonrió de lado alzando una ceja y se acercó al rostro de Hermione, dejando pocos centímetros.

—Es normal—explicó dejando un beso en la mandíbula de la castaña y se acercó a su oído para susurrar:—Eso pasa cuando haces el amor la noche anterior—Hermione jadeo, sintiendo el cosquilleo y la leve mordida a su lóbulo de la oreja. Rasalas se enderezó—. Supuse que tendrías ese malestar, por eso desperté antes, te prepare la tina con agua tibia para que te relaje ese dolor. El baño—señalo la puerta de un lado—, tiene todas las cosas para que hagas tú aseo, puedes tomar cualquier  prenda de mi closet mientras se seca tu ropa limpia. También prepare el desayuno  ¿Quieres comer ahora o prefieres darte un relajante baño antes?

𝐄𝐥 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐃𝐞 𝐑𝐚𝐬𝐚𝐥𝐚𝐬 𝐌. 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 [#1] (𝐇. 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫) ✓Where stories live. Discover now