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Jackson podía presumir de muchos eventos vergonzosos a lo largo de su vida, como entrar por error al baño de chicas, tirar el pastel de cumpleaños de su prima al piso, ya saben, llevarle flores a tu ex el día que te pide que seas el padrino de su boda, lo normal.

Ahora tenía que agregar el vomitar frente a la única persona que podría aprovecharse de él.

Jaebeom le brindaba suaves palmadas en su espalda, como si eso lo ayudara a sacar todo lo que estaba en su estómago, mientras lo consolaba susurrando que todo estaba bien y que dejara ir todo.

–¡Cállate, Jaebeom! Quiero parar.- gritó antes de volver a dar arcadas, luego de un rato se detuvo.

Jaebeom corrió hacia el conserje, para que se encargara de limpiar el desastre que había quedado en el pasillo de inmediato, para después, llevarse a Jackson hacia su habitación.

Apenas era medio día, la boda sería en tres horas y tenía que ayudar a Jackson a recomponerse antes de que todo ocurriera; se preguntaba qué había podido descolocar tanto a Jackson como para provocarle nauseas, ¿habría sido Mark?

Cargó a Jackson como si de un costal de papas se tratase hasta su cama, abrió su maleta y buscó entre sus cosas hasta dar con una botellita de vidrio tapada con un corcho diminuto, la abuela de Jaebeom siempre le recomendaba cargar con unas sales especiales en caso de que alguien se desmayara o necesitara recomponerse.

Jaebeom colocó la cabeza de Jackson en sus piernas y acercó las sales lo suficiente como para que pudiera olerlas. El chino abrió de poco sus ojos, reincorporandose, sentía el sudor frío empapar su frente y sentía un sabor amargo en la boca, producto del vómito.

Jaebeom soltó un suspiro de alivio, al menos había logrado que Jackson recuperara la consciencia.

–¡Diablos, Sseunie! Por un momento me asustaste.- Jackson soltó una risa cansada. –¿Por qué te pusiste así? ¿Comiste algo malo?

El hongkonés pasó saliva, dudaba si debería contarle a Jaebeom lo que le ocurría, pues la última vez que había decidido confiar en él, terminó en una relación bizarra llena de sobornos, sexo y... ¿afecto?

Tal vez debía confiar más en Jaebeom.

Después de todo, él siempre quiso saber la historia completa de su romance con Mark.

Entonces empezó a contarle, desde inicio a final, mientras Jaebeom preparaba café y hacia que Jackson lo bebiera, de igual forma, se encargó de cambiarlo, perfumarlo y maquillarlo, de tal manera que sus ojeras fueran disminuidas.

Jaebeom asentía con cada oración de Jackson, demostrándole que a pesar de hacer otra cosa su atención estaba en él.

En él y su historia.

Ahí fue cuando se dio cuenta. A Jaebeom no le importaba conocer su estúpido romance adolescente con Mark, él quería conocerlo.

Jaebeom siempre quiso saber más de Jackson Wang.

–Jaebeom hyung.- lo llamó.

–¿Hmm?- murmuró.

–¿Crees que...?- en ese momento, el teléfono de la habitación los interrumpió, era el llamado para los padrinos. La boda empezaría pronto.

–Bien, te ves espectacular, es hora de irnos, Sseunie.- Jaebeom le sonrió con los labios apretados, Jackson asintió y decidió guardar su pregunta para más tarde.

Quizá no era el momento adecuado para hacerle saber a Jaebeom lo que realmente sentía en su corazón.

De igual modo, quizá Jaebeom debió pensarlo dos veces antes de ir al baño, y dejar a Jackson con una botella de vodka en la habitación.



–¿Está bien que salga con tu hermana? Digo... desde que lo descubriste, te noto algo incómodo conmigo.

–No te preocupes, no me interesa.- respondió exhalando el humo de su cigarrillo. –Es su vida, puede hacer lo que le venga en gana.

–En ese caso... ¿podría pedirte algo de ayuda?- Mark sacudió un poco su cigarro, dejando caer la ceniza por la ventana.

–Le gustan los claveles, es alérgica a la nuez, odia el color verde y si vas a regalarle joyas asegúrate que sean de Swarovski, adora esa marca.- Mark decía esa información con dolo, pues todo era mentira, ya no sabía si actuaba racionalmente o sólo era el alcohol sacando su rabia.

–¿Qué?- Jackson sacudió la cabeza, era demasiada información, su cerebro no podría retenerla.

–Te lo repetiré después, claro, que mi ayuda también tiene precio, Jack.- sonrió Mark.

–Oye, yo compré la cerveza, ¿qué más quieres?

–Hay una chica...- Jackson borró su sonrisa, tomó un trago de su cerveza desviando la mirada. Ya no era divertido. –Y, bueno, quiero sorprenderla, ella piensa que tengo experiencia con chicas, ¿vale?- Jackson casi escupe su cerveza debido a la risa. Mark sentía sonrojarse. –¡Y no pienso defraudarla!

–Bien, ¿qué necesitas?

–Ya que tú tienes algo con Tammy, podrías... ya sabes, enseñarme a besar a una chica...- Jackson sintió sus mejillas colorearse, incluso sus orejas estaban rojas, dio gracias a que no estuviera bebiendo su cerveza en ese momento, pues la habría escupido toda. El chino aclaró su garganta antes de hablar.

–Sólo se directo, no lo pienses mucho.

–¿Ser directo? ¿Así?- Mark estiró su mano hasta la nuca del muchacho, jalándolo rápidamente hacia él, provocando el choque de sus labios en un acalorado beso, no fue tierno, ni lento, estaba lleno de ira y deseo.

Jackson abrió sus ojos debido a la impresión, estaba siendo besado por su mejor amigo, sólo para impresionar a una chica.

Mark miraba fijamente uno de los arreglos florales que lo rodeaban, el recuerdo de su primer beso con Jackson inundaba su mente en ese instante.

Justo a unos minutos de casarse con Sana.

Justo cuando la vio llegar con su vestido blanco.

Justo cuando dijo sus votos, jurando amor eterno mirándola fijamente a sus ojos.

Justo cuando vio a Jackson, mirando con una sonrisa forzada, cómo sellaba su promesa con un beso. 

Justo cuando la fiesta empezó.

Justo cuando Jackson subió al escenario totalmente borracho y todo se jodió.

don't run away; markson/jackbeomWhere stories live. Discover now