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Si de algo se arrepentía Jackson la mañana de ese mismo lunes, era de haber abierto los malditos ojos y asistir a la estúpida prueba de trajes; parecía que su martirio jamás terminaría, pues las cosas no estaban saliendo como esperaba, ya que Mark quería dar su "visto bueno" a lo que usarían sus padrinos, dejando en claro que él estaría presente en la prueba, postergando aproximadamente tres horas la otra prueba de pasteles junto a Sana. Jackson soltó un suspiro pesado antes de salir de su habitación de hotel para poder llegar al lugar puntual. Acomodaba su chamarra de piel negra mientras observaba su reflejo frente a las puertas del ascensor. Se veía cansado, después de hablar con Namjoon la noche anterior sus lágrimas decidieron brotar hasta que se quedó dormido, ¿el resultado?, un Jackson despertando con un hilo de saliva seca en su mejilla derecha, ambos ojos rojos e hinchados y un cansancio bastante notable gracias a sus oscuras ojeras. Le sonrió a su reflejo en el momento en que las puertas se abrieron, encontrándose con Mark despidiéndose de su esposa con un largo beso en los labios, justo frente a él.

–¡Oh, Jackson! Buenos días, ¿qué tal tu mañana?.- preguntó Sana una vez que se despegó de Mark. La mujer solo llevaba puesto un short de pijama y una camisa blanca bastante grande, obviamente de su prometido.

"Mantente sonriendo, que no noten la mentira"

–Muy bien, gracias. Aunque tuve que desvelarme un poco, ya saben, la diferencia horaria y todo eso.- habló despreocupado, Mark lo miraba interrogante, como si supiera que el hongkonés estuviera mintiendo, mientras Sana le sonreía en muestra de apoyo y comprensión.

–Trata de no desvelarte tan seguido, los padrinos tienen que verse impecables el gran día, no me gustaría que te sintieras mal en la boda.- respondió la chica amablemente, para después dejar otro casto beso en los rojizos labios de Mark, murmurando algo que provocó una pícara sonrisa dibujarse en el rostro de su prometido. El muchacho ingresó al elevador colocándose junto a Jackson, mirando al frente mientras Sana se daba la vuelta y las puertas se cerraban.

–Han pasado años y aún sigues sonriendo a pesar de que estás roto por dentro.- murmuró; Jackson pasó saliva nervioso, lo descubrió. –¿Quieres hablar de eso?- ninguno de los dos cruzaba sus miradas directamente, limitándose a verse por el rabillo del ojo o a través del reflejo de las puertas del ascensor. El hongkonés negó con la cabeza y el suspiro cansado de Mark no se hizo esperar. –De acuerdo, entonces no huirás de lo que te atormenta, ¿verdad?- Jackson exhaló sonoramente.

–Trataré de aguantar lo mejor posible, no pienso huir aún, solo esperaré que el tiempo haga su trabajo. No quisiera arruinar la boda de mi mejor amigo por un estúpido impulso.- Mark dirigió su mirada hacia él, encontrándose con el perfil de su amigo, no lograba entender a lo que se refería con eso, pero le preocupaba volverlo a perder.

–Jackson...- el timbre de llegada, junto con las puertas abriéndose dejando ver el lobby del hotel donde se hospedarían hasta el día de la boda, interrumpieron las palabras de Mark, su amigo salió como si la conversación que tuvieron hace unos segundos no hubiera existido.

Ambos caminaron hasta la puerta giratoria de salida, encontrándose con un auto listo para llevarlos a la prueba. Durante el camino una duda comenzó a formarse en la cabeza de Jackson.

–¡Hey, Pooh!- Mark lo miró curioso, pues el cambio en la atmósfera entre él y Jackson hace unos segundos estaba algo tensa, y de repente se mostraba normal; al final ignoró esa sensación, haciéndose la idea de que el hongkonés haría su mejor esfuerzo para superar lo que lo lastimaba. Para Mark estaría bien, siempre y cuando no huyera. –Además de mi, ¿quienes son el resto de padrinos?- el muchacho sonrió, dejando ver sus adorables colmillos. –No sonrías así, das miedo.- murmuró Jackson con un tono divertido mientras desviaba su vista hacia la ventana, evitando con éxito que Mark viera sus mejillas sonrojadas.

don't run away; markson/jackbeomOnde histórias criam vida. Descubra agora