Capítulo 5: Una velada placentera (Segunda Parte)

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— ¿Acaso no es muy temprano aún?

Lin Shaoran preguntó a Mao Yongzheng.

—Le gusta ser puntual...demasiado. Ahora vete y haz que se calle de una vez.

Con fastidio por haber sido interrumpido, Lin se levantó de la cama y caminó hacia la puerta. Una vez la abrió, fue rodeado por un par de largos brazos en un asfixiante abrazo y todo su rostro fue llenado de sonoros besos. El aire adquirió por un exquisito olor a perfume

— ¡Ranran! ¡Tu tía te extraño tanto!

Lin escapó del agarre de la mujer y le echó un vistazo.

Era una joven rubia de ojos castaños muy atractiva. Vestía un revelador vestido rojo que dejaba al descubierto partes de sus muslos y un escote que descendía hasta su ombligo exponiendo la piel blanquecina. Sus labios carmesí intensos combinaban con su vestimenta llamativa.

—Eres un sobrino tan malo. No hemos hablado desde hace tanto tiempo. Dime,

¿Cómo va tu matrimonio con...?

— ¡Ejem! —Interrumpió Mao Yongzheng agarrando la cintura de Lin mientras observaba a la mujer con indiferencia—. Es bueno tenerla de vuelta, señorita Rubino.

¿Cuándo regresó de su viaje? No pensé que sería usted quien viniese a representar a la familia Lin. Me siento halagado.

Una mueca apareció sobre los labios coloridos de la mujer.

—Por favor, ahora somos familia. Llámame Francesca —dijo observando un tanto sorprendida la cercanía de los hombres frente a ella. Según los correos que intercambiaba con Lin Shaoran, estaban en el proceso de divorciarse—. Regresé de New York hace dos días. Por supuesto que no vine por la fiesta. Mi esposo eligió a Gian como su reemplazo, yo solo quería ver a mi querido sobrino y comprobar que esté bien.

—Lo está. Me estoy haciendo cargo de eso.

Mao Yongzheng acercó más el cuerpo de Lin hacia él. Francesca no pudo evitar sonrojarse un poco al notar cómo su mano se mantenía sobre el trasero de su sobrino y le daba un suave pellizco.

—Lamento que no podamos seguir hablando, pero como puede ver, aún no estamos listos para recibir invitados. ¡Kang Yi, Xiao Bao, envíen a la señorita Rubino a una de las habitaciones de huéspedes para que descanse!

Lin observó la partida de Francesca y luego se giró para ver a Mao Yongzheng.

— ¿Qué? —preguntó el hombre al sentirse observado por Lin.

—Me gusta este lado posesivo tuyo.

—Para de decir tonterías y ve a elegir un traje para esta noche.

—Todavía es temprano, ¿no?

Lin llevó una mano a la cadera de Mao.

—Hagamos algo más para pasar el rato.

De puntillas, besó el cuello de su esposo y luego recorrió un pequeño tramo con su lengua.

Mao Yongzheng solo cerró la puerta en respuesta. Minutos después se escucharon sollozos provenientes de la habitación y más tarde un frustrado Lin salió dirigiéndose al baño.

"¿Por qué compré esos malditos juguetes?"

Mao Yongzheng solo los usaba en él y una vez se corría, eso era todo. ¿Acaso no pensaba ir más allá? Desilusionado, Lin Shaoran se sumergió en la ducha tibia y pensó en alguna otra forma de seducción para usar en su esposo.

Mao Yongzheng invitó a los líderes de la empresa con la que habían cerrado el trato, así como también lo hizo con la familia Lin y varios potenciales compradores.

La velada se llevaría a cabo en el jardín trasero de la mansión. Más de 50 hectáreas de los alrededores eran de Mao Yongzheng, así que no tenían vecinos. La arquitectura de la casa era completamente tradicional. Tejados multi-inclinados de color dorado, galerías con amplias ventanas, paredes que variaban entre el color rojo, verde o morado, todo mostraba una apariencia solemne. El jardín había sido decorado con varias sillas alrededor de un estanque y un enorme bufet de comida variada.

Tan pronto cayó la noche, él y Lin Shaoran comenzaron a dar la bienvenida a los invitados. Mao Yongzheng prestaba atención al comportamiento de Lin, pero no encontró ninguna imperfección. Definitivamente había cambiado. Antes, solía quedarse en la habitación sin salir a menos que alguien de la familia Lin le obligase a hacerse presente. Cuando esto pasaba, era seguro que armaría algún escándalo si viese algo que no le gustase justo como un niño mimado y quisquilloso. Este nuevo Shaoran le gustaba mucho más que el otro.

"Tal vez debería darle una oportunidad y hacer que esto funcione."

De esta forma, Mao Yongzheng se comportó como un buen marido y disfrutó gran parte de la velada junto a Lin Shaoran, pero esta armonía no duró mucho.

Francesca entró del brazo de un joven muy parecido a ella. Llevaba un traje recto blanco muy elegante que favorecía su esbelta y atlética figura. Al ver en dirección a Lin y Mao atravesó la habitación con una radiante sonrisa.

— ¡Primo! Me alegro mucho de verte —dijo dejando a su madre frente a Mao Yongzheng y fue a abrazar a Lin Shaoran.

Desde su llegada hasta el saludo, Lin se había mantenido observando al hombre de cabellos rubios con fijación. Era muy guapo, si Mao Yongzheng era una belleza masculina, este joven debía ser llamado dios griego.

—A mí también me da alegría...verte —dijo devolviendo el abrazo con sonrisa, sin olvidar sentir los firmes músculos bajo su ropa. Al ver esto, los ojos de Mao Yongzheng mostraron un brillo peligroso que logró ocultar antes de acercarse a ellos.

—Contrario a tu madre, pareces llegar excesivamente tarde, Gian. Tenía esperanzas de que cuando Francesca me dijo que vendrías fuese una broma, pero al parecer tu padre no se toma en serio tales acontecimientos.

—Mi padre no tiene tiempo que perder en reuniones ociosas como esta. Es un hombre muy ocupado que dirige sus negocios por su cuenta. No como el señor Mao, quien lleva el título de jefe, pero es controlado como un perro por su antepasado

—dijo en un tono inocente mientras lo observaba fijamente.

Ante la mención de su abuelo, Mao Yongzheng se acercó más a Gian, su puño se cerró con fuertes ganas de pegarle, pero antes de levantar su brazo Lin y Francesca intervinieron al mismo tiempo.

— ¡Lo lamento mucho! Este niño insolente...

Francesca tiró de su hijo a un lado, golpeando su cabeza mientras buscaba el apoyo de su sobrino.

—Querido, no debemos pelear con nuestros invitados. Nos darían la etiqueta de malos anfitriones, ¿no crees? —dijo Lin abrazando el brazo de Mao Yongzheng con un tono cariñoso. El calor hizo que el hombre mayor se sintiese más tranquilo, pero no olvidó lanzar una mirada de odio hacia Gian.

— ¡Oh, sí! ¡Acabo de recordar! Nuestro pequeño Gian se detuvo en el camino a comprar un regalo para su primo. ¿Cierto? —dijo Francesca observando a su hijo con ojos feroces.

—Sí. Está en el auto. Iré a traerlo... —respondió el aludido seguido de su madre.

Lin Shaoran se quedó observando la espalda de Gian alternando de su trasero hacia los rizos dorados de su cabeza, mordió su labio inferior. Un hombre capaz de rebelarse a Mao Yongzheng sin ganarse un agujero de bala entre las cejas era bastante impresionante.

— ¿Te gusta lo que ves? —susurró Mao Yongzheng al oído de Lin mientras este último seguía observando anonadado la figura de Gian en la distancia.

—Un poco...

Al darse cuenta de quién era el que estaba junto a él, se calló y dijo nervioso.

—Por supuesto, su traje es bastante elegante. ¿Dónde crees que lo compró? —dijo tratando de salvar la situación.

—Tengo un traje parecido a ese en la habitación. Vamos, quiero mostrártelo.

Lin Shaoran no pudo negarse al notar el aura peligrosa de su marido. Y así, nadie fue testigo de la repentina desaparición de los anfitriones de la fiesta.

¡Esposo, tu esposa necesita un castigo!Where stories live. Discover now