Capítulo 22: Trabajar desde casa

7.7K 905 50
                                    



Al día siguiente en los pasillos, Lin Shaoran salió con sigilo de la habitación de huéspedes tras despedirse de Mao Yongzheng. De camino a su dormitorio, se encontró con Gian, quien al verlo se sonrojó y lo agarró del brazo. Tirando de él hasta su habitación, cerró la puerta y sacudió a Lin por los hombros.

— ¡Tú, tú, tú y él...! ¡¿Cómo puedes hacer ese tipo de cosas?! ¡Aquí! ¡En la casa! ¡Con él! —gritó histérico.

Lin empujó las manos de Gian mareado por los movimientos bruscos y le preguntó:

— ¿Qué quieres decir? No te comprendo cuando estás así de alterado. Cálmate primero.

— ¡¿Calmarme?! ¡Ese degenerado! Anoche tú y él... ¿por qué fuiste a verlo? Finalmente, Lin entendió.

—Oh, ¿escuchaste? —Miró la expresión divertida de su primo—. Le dices degenerado, pero ¿qué hacías espiándonos entonces?

El rostro de Gian enrojeció tanto que no se pudo ver rastros de su anterior color pálido.

— ¡No los espié! S-solo pasaba por ahí y...escuché sonidos extraños y...

— ¡Y espiaste! —Dijo señalando la nariz de Gian—. ¿No te da vergüenza? Acechar detrás de una puerta cuando dos adultos están en medio de...una reunión.

Gian entrecerró los ojos.

—Matrimonial...en la cama...bien duro contra...

— ¡Ya basta!

Gian se tapó los oídos. ¡Necesitaba eliminar esa imagen de su cabeza! ¿Cuándo su primo se había vuelto tan pervertido?

Sonriendo, Lin abrió la puerta y salió.

—No le digas nada a mi tío, ¿vale?

— ¿Qué no me dirá?

La voz de Lin Yao asustó a ambos jóvenes, saltando en el lugar. "¡Atrapado!"

Shaoran corrió a abrazar a su tío por el brazo y comenzar a caminar lejos de la habitación mientras Gian trataba de calmarse del espanto anterior.

—Mi tío ha despertado. ¡Qué bien! ¿Cómo dormiste? ¿Mi tía te trató bien anoche? Lin Yao miró el comportamiento sospechoso de su sobrino con los ojos entornados.

— ¿Qué no podía decirme mi hijo?

—Nada importante, solo quería volver a mi casa con mi marido antes del desayuno.

— ¿Me mientes?

— ¡Nunca!

Lin Yao golpeó la cabeza de Lin con el dorso de su mano.

—Los niños no mienten a los adultos. ¡Confiesa!

El agredido Shaoran buscó una buena excusa que pudiese usar cuando llegaron frente al estudio.

— ¡Quiero ayudarte con tu trabajo!

Lin Yao se sorprendió ante esta revelación de su sobrino. "¿Ayudarme?"

—Te dije que dejases de mentirme —dijo estirando las mejillas del joven. Desde hacía años que intentó que su sobrino se interesase en ayudarlo en sus negocios empresariales. Como genio informático, Lin Shaoran era perfecto en introducirse en la base de datos de la competencia para robar o implantar información falsa.

Normalmente, tendría que rogarle mucho para que lo ayudase y aun así, lo hacía quejándose. Jamás le gustó su tipo de negocio. ¿Por qué cambiaría de opinión ahora?

¡Esposo, tu esposa necesita un castigo!Where stories live. Discover now