Capítulo 21: Tomar el control

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Mao Yongzheng mantenía sus ojos sobre el reloj de su muñeca contando los minutos que faltaban para la medianoche acostados sobre la cama de la habitación de huéspedes. Por más que intentó acercarse al dormitorio de Lin Shaoran, siempre que llegaba a la esquina del pasillo, alguien aparecía para impedirle el paso.

—El segundo joven maestro está durmiendo. Debería seguir su ejemplo, señor Mao.

— ¿Qué haces aquí? ¿Tus ojos de perro rabioso se confundieron de camino?

¡Retrocede!

— ¡Aléjate de mi primo o te haré pagar!

Tras cansarse de encontrar tres obstáculos en su camino, decidió esperar a que todos en la casa estuvieran dormidos para ir a ver a su esposa.

Al parecer, él no era el único con ese pensamiento. Luego de que el reloj marcara las 00:03, escuchó el suave desliz de la puerta seguido del susurro de Lin Shaoran.

— ¿Estás despierto? —dijo entrando a la habitación con sigilo y cerrando la puerta de la misma forma en que la abrió. Cuando se giró y vio al hombre mirándolo desde la cama, una sonrisa apareció en sus labios y corrió a lanzarse sobre Mao Yongzheng—. ¿Me extrañaste?

Mao agarró a Lin por su estrecha cintura y asintió.

— ¿Cómo lograste pasar a los guardianes de tu dormitorio?

—Mi tía me ayudó. Dejó que el viejo Gu descansara y obligó a mi tío y a Gian a que fueran a dormir —dijo abrazando el cuello de Mao mientras besaba su barbilla—.

¿Qué te dijo mi tío?

—Cosas sin importancias.

"Y reglas que definitivamente romperé." Pensó sobando las nalgas de Lin.

—Me alegra que hayan solucionado las cosas —dijo el menor moviendo su trasero hacia atrás contra las inquietas manos de su marido—. Ahora, he venido a cobrar mi recompensa.

Mao Yongzheng sonrió ante esa mención.

—Por supuesto. ¿Cómo lo quieres esta noche?

Lamiendo el cuello de Mao, Lin dejó un rastro húmedo, tras chupar la piel expuesta y ver la pequeña marca roja que creó, sonrió orgulloso.

—Quiero cabalgarte.

Los oscuros ojos de Mao brillaron ante esta imagen tan sensual y asintió, quedándose quieto sobre la cama mientras Lin comenzaba a eliminar sus ropas. Las prendas de vestir cayeron al suelo y en un minuto, Lin Shaoran yacía a horcajadas sobre Mao.

Disfrutando de la vista, Mao acaricio los muslos del joven sobre él y Lin bajó su mirada para ver el delicioso cuerpo del hombre, el pene de Mao era demasiado grande y grueso comparado con el suyo. Se llevaban 8 centímetros de diferencia

Cuando se volvían erectos, la boca de Lin salivó con solo pensar qué tan profundo llegaría esta noche. Moviendo sus caderas y frotando ambas erecciones, los gemidos de ambos hombres comenzaron a llenar la habitación. Sumido en el placer que se provocaba, Lin Shaoran no se dio cuenta cuándo Mao agarró un par de objetos de la mesa de noche a su lado. Dio un grito de sorpresa cuando fue derribado bocabajo sobre la cama y algo presionó su cuello. Ahí se dio cuenta de que el hombre sobre él nunca tuvo la intención de dejarlo tomar en control.

— ¡Me dijiste que me darías una recompensa! —dijo sintiendo cómo sus muñecas eran sujetadas por algo frío y resistente que provocó un sonido metálico cuando agitó sus manos.

—Por supuesto. Tuviste tu recompensa. Ahora es hora de tu castigo —dijo el hombre empujando el rostro de Lin Shaoran contra las sábanas y alzando su trasero.

Mao unió la pequeña correa negra con el collar alrededor de su cuello y observó conforme la apariencia sometida del joven. Con el culo levantado listo para recibirlo, las manos aprisionadas por unas esposas y el ligero temblor de su cuerpo, Mao se deleitó con cada reacción del hombre y azotó con fuerza las nalgas de Lin.

Mordiendo las sábanas, Lin ocultó parte de su grito. No quería alertar a nadie más en la mansión. Aun así, Mao se acercó a su oído y dijo:

—Mantente en silencio. No me importaría mostrarle a tu familia esta apariencia tuya. Gimiendo cuando te azoto y excitándote mientras eres tratado como la perra que eres —apretó la erección de Lin y rozó la punta con brusquedad, el joven se sacudió debajo de ese toque tan áspero y gimió necesitado cuando Mao alejó su mano.

Mao estiró su brazo a sus pantalones en el suelo y agarró un condón. Poniéndolo en su pene con molestia, esparció el poco de lubricante sobre él y de una sola embestida, se introdujo en Lin sin una pizca de preparación.

El interior del joven chupó con fuerza la polla de Mao, mientras Lin sollozaba ante el movimiento súbito, llorando por lo dolorosamente placentero de la intrusión. Las lágrimas mojaron las sábanas y los gemidos de Lin no se hicieron esperar.

—Coqueteando con cualquier hombre que ves, ¿es divertido hacerme enfadar?

Al no escuchar la respuesta del joven, Mao Yongzheng tiró de la correa levantando la cabeza de Lin y dejando caer el pequeño cuerpo sobre su pecho. Cerrando los ojos cuando su próstata comenzó a ser destrozada por las arremetidas de Mao, mordió sus labios intentando detener sus gritos y negó en réplica a la pregunta de su hombre.

— ¿No? ¿Entonces significa que lo haces porque te gustan?

Una nueva negación por parte de Lin. Mao estiró su brazo y enfrentó el rostro lleno de lágrimas del joven contra el suyo.

—Me gusta...tú... ¡Ah!

— ¿Qué te gusta de mí? ¿Mi polla? —aumentó el choque de caderas en un intento de profundizar más. Lin dejó caer su cabeza sobre el hombro ajeno y abrió la boca.

—Me gusta todo —dijo con una voz quebrada y llorosa. Mao tomó el mentón de Lin y con un violento encuentro entre sus bocas, sus lenguas comenzaron a fusionarse.

Por el rabillo del ojo, Mao observó una sombra inquieta debajo de la puerta. Sonriendo sobre los labios de Lin, cambio de posición. Le dio la vuelta, agarró al joven por las nalgas y se levantó, cargando su cuerpo con facilidad.

Sin nada a que agarrarse, los ojos de Lin se ensancharon, Mao lo acercó más a sí mismo para evitar que se cayese y le dijo:

—No te muevas.

Deslizando sus manos por su espalda, Mao besó a Lin nuevamente y lo dejó caer con fuerza sobre su polla, esta llegó hasta el lugar más profundo del joven haciendo sus ojos se llenasen de lágrimas por la delicia de sentir al hombre tan profundo.

Caminando hacia la puerta, Mao apoyó el cuerpo de Lin sobre esta y comenzó a penetrarlo sin descanso. Dejó una de las piernas de Lin sobre el suelo y la otra la colocó sobre su hombro, los labios magullados de Lin siguieron siendo mordidos para ocultar los gritos de sus familiares.

A punto de correrse, Lin se abandonó sobre la puerta, golpeando la madera con su pecho y se corrió en silencio sobre el suelo mientras Mao, tras sentir la succión de su pene, acabó luego de dos empujes.

Quedándose en la misma posición por un momento, Mao eliminó las restricciones de Lin y lo sostuvo por su cintura. El joven se recargó sobre él obedientemente y besó su cuello con ternura. Mao se dejó hacer y observó cómo la sombra bajo la ranura de la puerta había desaparecido. Agarrando el trasero de Lin, lo llevó de vuelta a la cama donde no lo dejó dormir hasta pasadas las dos de la madrugada.

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Nota: otro capítulo caliente ( ͡° ͜ʖ ͡°)

¡Esposo, tu esposa necesita un castigo!Where stories live. Discover now