Capítulo 20: Un visitante inesperado

8K 956 83
                                    


Frente a la entrada de la mansión, Mao Yongzheng respiró y contó hasta cinco. Esa conversación por teléfono con Lin Shaoran lo había alterado bastante.

"¿Dormir juntos? ¡Sobre mi cadáver!"

Nadie podía tocar a su esposa. Solo él tenía plena autoridad para ello y esta noche se lo mostraría. Agarró con fuerza la botella de vino que trajo como pequeño obsequio y fue a tocar a la puerta cuando Lin Shaoran abrió con brusquedad llamando su atención, pero lo que más lo impresionó fue la forma en que vestía. Iba prácticamente desnudo con esos pantalones cortos que mostraban más de lo permitido. Mao Yongzheng entrecerró los ojos y gruñó caminando hacia él.

"¿Acaso estás buscando un castigo?"

—Bienvenido, visitante inesperado —dijo con sorna observando la encantadora apariencia de Mao que se acercaba con lentitud. A pesar de utilizar una vestimenta semi-informal, se veía encantador con esa camisa plisada azul oscura y pantalones beige que se ajustaban a los músculos de su cuerpo con firmeza. Degustando el aspecto seductor de su esposo, no se dio cuenta de la molestia de su tío hasta que este lo arrastró hacia dentro de la casa.

—El viejo Gu podía haber abierto la puerta, ¿sabías? —dijo Lin Yao haciendo un gesto con su cabeza hacia el mayordomo quien había llegado a abrir la puerta, siendo interrumpido por Lin Shaoran cuando casi tomaba el pomo.

El mayordomo Gu se acercó a Mao Yongzheng y tras una reverencia, lo instó a que pasara.

"Tanta etiqueta es aburrido." Pensó Lin Shaoran tornando sus ojos.

—Lamento haber venido sin avisar —dijo Mao saludando a la familia con una sonrisa artificial, pero muy atractiva—. Mi esposa no me dijo que vendría de visita. Si no habría venido con él.

Mintió sin cambiar su expresión. Lin Shaoran frunció sus labios ante esto.

—Oh, habrán muchas cosas de las que te lamentarás esta noch...

Francesca interrumpió la amenaza de su marido pellizcando el dorso de su mano.

Dio dos pasos hacia Mao Yongzheng cuando este presentó la botella de vino al mayordomo.

— Un Romanee-Conti Grand Cru. Buen gusto —alabó agarrando y girando la botella en manos.

— ¿Solo eso? La familia de Francesca tiene un viñedo en Toscana, los vinos que producen no se comparan con esa Mier... ¡Agh! —gruñó cuando la punta del tacón de su mujer presionó su pie.

—La cena está servida —anunció el mayordomo cuando la mirada de Francesca cayó sobre él instándolo a que terminase el momento incómodo. Agarrando la botella de vino con delicadeza, dio media vuelta y los dirigió a todos hacia el comedor.

Los ojos de Mao Yongzheng no se detuvieron en otro lugar que no fuese el cuerpo de Lin Shaoran, sobre todo en el vaivén de sus caderas y las voluminosas piernas descubiertas que le instigaban a morderlas y marcarlas como su propiedad.

— ¿Se te cayó algo? —preguntó Lin Yao al ver cómo Mao observaba con descaro las piernas de su sobrino. Hacía en falta una cuchara en esos momentos, así podría eliminar esa desagradable mirada hambrienta del hombre cuando le sacase los ojos.

—No. Solo la casa está demasiado deslumbrante para mí —dijo Mao sonriendo—, y debo mantener mi vista fija en algún sitio.

Molesto por la excusa desvergonzada de Mao Yongzheng, Lin Yao se interpuso entre su mirada hacia su sobrino y en un susurro, regañó a Lin Shaoran debido a su apariencia sin notar la sonrisa del joven.

¡Esposo, tu esposa necesita un castigo!Where stories live. Discover now