Capítulo 19: Reglas

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El regaño de Lin Shaoran duró más de lo que esperó. Lin Yao parecía querer retener a su sobrino el mayor tiempo posible dentro de la casa. Una vez logró escapar del estudio de su tío, fue rápidamente interceptado por Gian y Francesca, quienes le dijeron que era demasiado tarde para regresar a la mansión de Mao. Con la excusa de que las calles de noche eran muy peligrosas, lo obligaron a quedarse en la casa. Observando el cielo rojizo a través del gran ventanal de su dormitorio, Lin suspiró ante la actitud recelosa de su familia.

Luego de avisar a Kang Yi y Xiao Bao que no debían volver a recogerlo, marcó el número de Mao Yongzheng. El celular timbró dos veces antes de ser contestado por la fría voz de su marido.

— ¿Dónde estás?

Si no estuviera molesto con Mao, Lin lo habría provocado un poco antes de responder, pero esta vez fue directo al tema.

—No me dijiste que golpeaste a mi primo —dijo caminando por la habitación del antiguo Lin Shaoran. Como esperaba, era minimalista, pero aun así todo lo que poseía era de primera categoría. En medio del dormitorio, se encontraba una cama King size de 210 cm de longitud y 200 cm de ancho cubierta con una sábana blanca, el color predominante de la habitación. Todos los demás muebles parecían hechos de marfil, así como el suelo, las paredes y el techo, esta falta de color le provocaba un ligero dolor de cabeza. Así que se acostó sobre la cama con los ojos cerrados.

—Me provocó —dijo Mao, por el tono que utilizó no parecía arrepentido de ello.

—No puedes golpear a alguien solo porque te provoca. Mucho menos si es mi familia.

La línea se quedó en silencio por unos segundos antes de que la voz de Mao volviese, más profunda que antes.

— ¿Estás con ellos ahora?

—No, estoy en mi habitación.

— ¿Solo?

—No —mintió—. Mi primo está conmigo. Necesito cuidar de sus heridas. Escuchó la respiración de Mao volverse irregular. Sonrió y se sentó en la cama.

—Quiero que te disculpes —dijo con firmeza. Normalmente no sería tan insolente con Mao, a menos que buscara un castigo, pero esta vez quería arreglar todo entre ellos y el único cabo suelto que faltaba era su familia.

— ¿Y si no lo hago?

Lin mordió el interior de su mejilla, pensando en algo que irritase a Mao.

—Me quedaré aquí y dormiré con mi primo...en la misma cama.

La llamada fue terminada en una décima de segundo, Lin podía imaginar la expresión de Mao y lo que estaba pensando hacer ahora. Su humor mejoró luego de la pequeña intimidación a su marido, dejó a un lado su celular y salió del dormitorio

Dirigiéndose al despacho de su tío.

Cuando abrió la puerta, Lin Yao levantó su rostro del escritorio y lo observó molesto.

— ¿Olvidaste cómo tocar a la puerta?

Lin Shaoran la cerró y dio dos toques seguidos. Al escuchar el gruñido de Lin Yao, volvió a abrirla y asomó su cabeza por la apertura.

— ¿Eso es un "puedes pasar"?

—Maldito mocoso... ¿qué quieres?

—Mi esposo va a venir dentro de poco —dijo caminando hacia el centro del estudio.

Lin Yao dejó de revisar los documentos con la vista y miró a su sobrino.

— ¿Qué quiere ese perro?

¡Esposo, tu esposa necesita un castigo!Where stories live. Discover now