Como nueva:

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Todo volvió a como antes, no quería que nadie hablará del tema, incluso Landom y mi madre también. Ayer fue el peor día de todos.

Mamá dijo que quería hacer la cena la semana que viniese y aceptamos, así que todos actuamos como que nada paso, y así fue ¿no? ¿nada? Landom estaba más rígido y tenso esta mañana cuando me llevó al instituto y apenas habló conmigo. No íbamos a hablar de eso. Lorena apenas quiso tocar el tema porque, como ella, mis amigas sabían lo mucho que me dolía hablar de Arthur fácilmente.

El trascurso de día estuvo normal. Temas de chicas, temas de chicos, comida y mucha risa entre nosotras. Le había dicho a Lorena que no quería que les diéramos nada a las demás, era caso cerrado.

—Oigan, ¿van para la fiesta de hoy? — dijo Amanda de la nada, entusiasmada.

—¡Claro! — dijeron todas menos yo.

Negué con la cabeza, no me sentía de humor para ir. Amanda me miró extrañada y se acercó a mi suavemente con una sonrisa y supe lo que diría.

—James va a ir— dijo traviesa.

—¿Y? — reí.

—¡Oh vamos! ¡Te gusta! — dijo Jenny saltando de alegría.

Si me estaba sintiendo diferente, es decir, no todos los días un chico super lindo se te acerca para hablarte y prestarte atención solo a ti. Azael Dowland, no cuenta, ¿vale? No sabía si sentía algo por él, era pronto para concluir. Quien sabe y si tenían razón.

///

Esta noche era la fiesta y no tenía muchas ganas de ir a ella, por lo cual me disculpe con las demás, por lo cual claramente ellas se quejaron pero aceptaron de igual manera.

Era la primera vez que yo me soltaba tanto como para ir a fiestas. La chica de antes, de hace como cinco meses atrás, no sería así. La faceta y chica fiestera, poco sociable nunca había estado presente. Antes era una chica muy tímida, y no quiero decir con esto de salir a fiestas haya ayudado, si no, mis amistades, mi familia, me habían motivado a hacer quien soy ahora.

No me consideraría una chica fiestera, si me gustaba salir, pero esos ambientes no eran lo mío.

Ese día, mamá trabajaba y Landom tenía que ir a trabajar —trabajaba y estudiaba—, así que tenía casa sola por lo que tomé un voul con palomitas y prendí la tele para poner Netflix y terminar la serie que estaba viendo. Traía un pijama normal, una camisa extragrande, unos pantalones cortos hasta los muslos y unas medias de colores. Tenía el cabello alborotado en una dona mal hecha y me sentía más que cómoda.

Llevaba más o menos media hora viendo la tele cuando alguien llamo a la puerta. Con toda la pereza del mundo me levanté del sofá y caminé hasta la ella. La abrí y rápido una sonrisa se asomó por mis labios sin saber el porqué.

James estaba parado allí con una vestimenta casual que lo hacía ver muy sexy, me mordí los labios disimuladamente.

—Hola— dijo mirándome y sonreí más.

—Hola— respondí mirándolo— ¿Qué-qué haces aquí? — fue ahí donde me di cuenta de que jamás de dije donde vivía.

Él pareció captar esa confusión, dio un paso para mí y me susurro:

—Amanda me dijo donde vivías y bueno... vine porque ella quería que te trajera a la fiesta, no sé porque piensa que te convenceré— carcajeo y yo igual.

¡Te mataré, Amanda!

—Sí... tampoco sé— le dije mintiendo. Sabía muy bien porque lo hizo.

Bueno, ahora que lo pienso estaba un poco aburrida como para quedarme en casa así que creo que, si iré, no por que vaya James, es porque quiero... ¿Verdad?

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