Año Nuevo:

28 2 0
                                    

Era víspera de año nuevo. La entrada al 2022 estaba cerca y me emocionaba la idea de nuevas metas —muchas que no llego a ejercer—, nuevos sueños y nueva escuela. O mejor dicho, universidad. Este año por fin me graduaría del instituto y sería una universitaria. 

Esta vez, la fiesta eramos solo nosotros cuatro: Mamá, Landom, Jenna y yo. Aprovechamos para ver películas, comer, beber, disfrutar con mamá ya que muchas veces no estaba con nosotros por su trabajo. Y hablando de eso, ha estado actuando un poco raro —en buen sentido—. Aunque era bueno. 

El reloj apunta a las 11:59 y es hora de despedir el año. Los segundos pasan y la reportera con sus compañeros anucian que quedan diez segundos en la pantalla del televisor. Entonces empiezo a agradecer.

Diez: Las aventuras con mis amigas.

Nueve: Las pinturas que he hecho.

Ocho: Los malos momentos que nos hicieron fuertes.

Siete: La relación de mamá con Carter.

Seis: La empalagosa relación de Landom y Lorena.

Cinco: Mis amigas.

Cuatro: Las fiestas.

Tres: Todas las locuras que hemos tenido.

Dos: Mi relación con James.

Uno:...

Y en eso suena mi teléfono y lo que veo me hace decirlo:

Azael.

Odioso: Feliz Año Nuevo, Chocolatito.

¡Feliz Año Nuevo!— gritan todos, menos yo. Que aún estoy en modo shock por el mensaje de Azael.

¡Feliz Año Nuevo, Dove!— dijo mamá abrazandome luego de hacer lo mismo con los demás. 

¡Feliz Año Nuevo, mamá!— le devolví el abrazo.

Todos tomamos unas copas con champaña para recibir el año con gusto. Las levantamos al aire y decimos por milesíma vez: ¡Feliz Año Nuevo, 2022!

Yo: ¡Feliz Año Nuevo!

///

Me había levantado a eso de las casi tres de la tarde por acostarme como a las cuatro de la mañana por estar Landom y Jenna recorriendo nuestra calle gritando a todo pulmón que era Año Nuevo. Muchos de los vecinos estaban acostumbrados así que nos hacían caso omiso, pero otros nos miraban con cara de querrer asesinarnos. Y luego nos pusimos a explotar fuegos artificiales. Volvimos a eso de las de dos de la mañana para bañarnos y acostarnos. Y sin añadir que estabamos casi borrachos y que mamá casi nos mata. 

Tenía una resaca que me estaba matando. Así que baje a desayunar y tomarme unas pastillas para la resaca. Cuando baje, me encontré con mamá cocinando, me miró y sonrió.

—¿Linda resaca, no? ¡Buenas tardes, mi niña!— me dijo, mientras servía el desayuno en los platos.

—Buenas tardes mamá, y sí, linda resaca la que tengo— le confirme con una sonrisa.

—Toma— me paso unas pastillas—. Te ayudaran.

Le agradecí con una sonrisa y busque agua para tomarme las pastillas. Cuando volví hacia ella, Jenna ya se había levantado y Landom bajaba las escaleras. Ambos con una resaca horrible. Mamá les paso las pastillas y ambos fueron a buscar agua. 

Un poco más tarde, Estabamos comiendo lo que para nosotros considerabamos desayuno. Y agradecí al cielo por la comida de mamá. Realmente era deliciosa. La resaca se me había ido, al igual que a los demás. Pero mamá nos tenía una noticia:

Player {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora