Nadar con asesinos:

25 2 0
                                    

Ya nos habíamos puesto los neoprenos para poder nadar con los tiburones. Todos habíamos llegado y acordamos que después de aquí, iríamos a comer en un restaurante marino de por ahí cerca. El lugar era nuevo así que había mucha gente que lo quería visitar. Todos estaban listos menos yo, aparte del terror que era nadar con tiburones, también mi thalasofobia aumentó cuando me di cuenta de que nadaríamos en el mismo mar. 

Estaba muy bien custodiado, habían muchos guardias de seguridad por si pasaba algo. Todos comenzaron a entrar al agua y yo quisé quedar en el bote donde nos encontrabamos. Recibí una mirada curiosa de Azael quién aún no se había metido al mar abierto.

—¿Qué pasa?—preguntó y se acercó a mi.

—Yo...yo solo no...no puedo—negué mirando los tiburones nadar alrededor del bote. 

—Pero si todos nos hemos metido, hasta tu hermano—señalo a Landom.

Miré a mi hermano quién nadaba pácificamente con Lorena en el mar. ¡Los tiburones les pasaban por el lado! ¡No! ¡No me metería! ¡No sería comida para tiburones!

—Creo que mejor me quedó aquí, tú ve—le aseguré sentandome en una de las esquinas del bote.

—¿Todo bien por ahí?—pregunta un chica detrás de Azael, quién espera a que Azael se apresurará a tirarse al agua. 

—Sí, solo que no me tiraré, me quedaré aquí, pero Dowland si irá—le dije al chico.

—¡Pues que se mueva!—respondió, desesperado.

Azael me ve con cierta duda en su mirada y sabía que no entendía por que de pronto no quería meterme con él al agua. Pero no pudo decir mucho cuando el chico desesperado de atrás lo llamo para que avansará.

—Esta bien—refunfuño y beso mi frente antes de dirijirse al agua.

Juró que sentía mi corazón acelerarse. Traté de aferrarme a lo más seguro a mi lado pero escuché una risa desde de una parte del bote. Sentía que se estaban burlando de mi, pero no quería que me asesinaran era enserio. Pero... ¿por qué acepte?

Los demás estaban nadando los mas normal y yo estaba aquí viendolos. Algo mas de mi, es que no sabía nadar, parecía un perro tratado de sobrevivir en un mar. Luego volví a escuchar esa voz, pero esta vez un poco mas cerca de mi. Giré mi rostro y a mi lado estaba un chico de un par de años más grade que yo, rubio de ojos cafés y muy atractivo. Que pena me daba que un chico tan lindo se burlara de mi por no querer entrar y por mi claro miedo miedo al océano. 

—¿Te estas riendo de mi?—cuestiné un poco molesta.

—Si—no lo negó.

Ruedo los ojos con molestía y miró los tiburones en el agua.

—Sí saben que son inofensivos, ¿verdad?—me preguntó y lo miré mal, como si estuviera loco.

—Ningún tiburon es inofensivo, es obvio que esperan a almorzar—contesté con terror. 

—Son tiburones ballena.

—¿Y eso que?—lo miré, molesta.

—No comen humanos—me dejo atónita.

—Eh...eso es mentira—me defendí. 

—Nop, mira esto—me tendió un folleto de los tiburones y señalo los mismo que estaban debajo de nosotros.

Los tiburones ballena no comen humanos y son seguros. Me endereze incomoda y luego le tendí el folleto avergonzada. ¡Dios! Era cierto y no lo sabía. 

Player {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora