Perla Azul.

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Los cabos Emilio Rojas y Miguel González pasaban a formar parte del equipo del teniente Espinoza

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Los cabos Emilio Rojas y Miguel González pasaban a formar parte del equipo del teniente Espinoza. La agilidad en este movimiento se debía a que el teniente Almeida estaba a solo un par de semanas de jubilar, y puesto que el caso de la muerte de Sebastián Creta era prioridad en la unidad, dada la crueldad con la cual lo habían ultimado, y sumado a la presión ejercida por el teniente Espinoza, hicieron que el Coronel Alberto Sanhueza, quien era el alto mando a cargo de la estación policial, tomara la decisión.

Ya conformado el equipo de trabajo, todos se reunían aquella mañana en la oficina del teniente, quien les impartía a cada uno las labores que tendrían que ejecutar. Los cabos Rojas y González se mostraban expectantes ante la gran oportunidad que se presentaba en sus jóvenes carreras, pues no cualquiera tenía la posibilidad de trabajar con el teniente Espinoza, considerado por muchos como una de las pocas leyendas vivientes de la vieja escuela.

—Muy bien jóvenes, —desde su asiento y con mirada penetrante, el teniente dirigía sus palabras a sus nuevos reclutas— como ya sabrán, no es casualidad que estén sentados aquí esta mañana. Tenemos entre manos un caso reciente y un caso de hace un año atrás. Ambos para mí son de extrema importancia y los trabajaremos a la par.

—Estamos disponibles para lo que usted mande mi teniente. —Espetaba el cabo Rojas.

—Usted y Meza continuarán con las diligencias de la muerte de Sebastián Creta, quiero que busquen por cielo, mar y tierra a ese fulano de nombre Pedro Prado, quien es por ahora nuestro único sospechoso.

—¿Cuál será mi tarea señor? —Le preguntaba el cabo González.

—Usted mi amigo, se quedará por hoy aquí conmigo, cotejaremos el asesinato perpetrado en la hacienda con un caso de hace un año atrás, —le respondía fríamente éste— tengo serias sospechas de que ambos están relacionados, y nuestra tarea será encontrar ese eslabón perdido.

—¿Aún cree que los casos están ligados señor? —Meza conocía el caso de los Marmolejo Tapia, aunque no tanto como lo aparentaba el teniente, por ello mantenía sus dudas respecto a qué tan ligados estaban, sin embargo, si el teniente tenía esa hipótesis era por algo.

—Mientras no tenga claro lo que ocurrió en esa granja, no estaré tranquilo sargento, hay algo aquí que no estamos viendo y no pretendo dejar sin esclarecer. Tengan una cosa clara, si mis sospechas son ciertas, esto es solo el principio.

—Si usted lo dice. —Murmuraba Meza.

—No lo digo yo sargento, lo dicen las escasas pistas que hasta ahora tenemos en ambos casos, además, durante mi conversación con Amelia, ésta me dejó aún más sospechas. Si allá afuera hay un potencial asesino en serie, debemos capturarlo antes de que esto se salga de control. Señor González, durante la mañana revisaremos los expedientes de ambos casos, durante la tarde iremos a la abandonada granja de los Marmolejo Tapia. Ustedes, —decía mirando a Meza y Rojas— ya saben qué hacer.

El Carnicero del Zodiaco (EN EDICIÓN Y DESARROLLO)Where stories live. Discover now