El cangrejo se tiñe de rojo.

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Peligrosamente el calendario estaba próximo a marcar la fecha estimada en que el carnicero del zodiaco salía a saciar su sed de sangre, lo que mantenía a toda la policía en alerta máxima, especialmente a los agentes que llevaban a cuestas la inves...

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Peligrosamente el calendario estaba próximo a marcar la fecha estimada en que el carnicero del zodiaco salía a saciar su sed de sangre, lo que mantenía a toda la policía en alerta máxima, especialmente a los agentes que llevaban a cuestas la investigación, aunque por el momento solo el teniente y la joven sargento se mantenían en el caso. Y dado que no había avances significativos en la captura del criminal, el puesto del capitán Sanhueza estaba en la cuerda floja gracias a las presiones que ejercían los padres de los gemelos Mamani.

Ambos senadores, de muy mala reputación en el mundo político, movían sus influencias para conseguir que destituyeran de su puesto al capitán si el cuerpo policial no daba con el asesino de sus hijos en un lapso no mayor de un mes. No obstante, el fiscal no se dejaba amedrentar por las amenazas, pues los conocía a la perfección. Ya los había investigado en el pasado, y pese a no conseguir que pagaran sus crímenes y fraudes, conocía de sobra sus malas prácticas, por lo que dictaba un plazo de seis meses para revisar los avances y retrocesos en la investigación.

Y no solo eso, también dictaminaba que la investigación se mantendría en secreto, por ello daba ese plazo máximo de seis meses, pues era lo que por ley podía dictaminar. De este modo, no solo los senadores, sino también la opinión pública, no tendrían acceso a las pesquisas que se llevaban a cabo, lo que no garantizaba que de alguna manera los periodistas lograran obtener algún tipo de información y hacerla pública, fuese o no cierta. Por el momento era lo único que el fiscal podía hacer para que la policía trabajase tranquila en este caso, por lo que ya dependía de ellos el darle captura lo antes posible al asesino serial.

En cuanto al sargento Meza, le bastarían casi dos semanas para volver a la actividad, dado que las heridas provocadas aquel día en que el teniente Espinoza detonó la bengala para ahuyentar al oso grizzly, para su suerte fueron de mediana gravedad, por lo que con el descanso y medicamentos adecuados, pronto retomaría sus actividades cotidianas. Lo que era un alivio no solo para su compañera, sino también para el teniente, pues estaban con el tiempo en contra.

Por otra parte, el testimonio dado por Joaquín Miranda, el afortunado padre que fue auxiliado junto a su esposa por los agentes aquel día, no había ayudado mucho, por el contrario, parecía que sin saberlo, sus palabras sirvieron para poner de algún modo sobre aviso al asesino. Dado que la policía rastreó por varios días el sector y los alrededores donde fueron encontradas las marcas en la corteza del árbol, no se avistaron nuevos puntos donde se realizaran fogatas, y menos nuevas marcas de los neumáticos de la camioneta.

Pero no todo estaba en contra, pues se logró establecer que las marcas en la corteza del árbol, eran idénticas a las que presentaban los cuerpos mutilados de las víctimas, y el arma en cuestión se trataría de un machete, confirmando así la teoría del teniente. Y no solo eso, tras un arduo trabajo de investigación y comparación de las huellas de neumático encontradas en la granja de los Marmolejo Tapia, mismas que estaban en el sector donde aquel día el teniente Espinoza se topó con la camioneta en el bosque, en sus manos tenían un listado con el nombre de las personas que habían comprado ese tipo de vehículo con tan peculiar dibujo en sus neumáticos.

El Carnicero del Zodiaco (EN EDICIÓN Y DESARROLLO)Where stories live. Discover now