Hasta siempre amigo.

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Y aunque era imposible ser indiferente a los atributos físicos que aquella joven con orgullo ostentaba, y que por lo demás, atraía prácticamente un séquito de seguidores, la experiencia del teniente le hacía verla con otros ojos, con ojos de un ho...

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Y aunque era imposible ser indiferente a los atributos físicos que aquella joven con orgullo ostentaba, y que por lo demás, atraía prácticamente un séquito de seguidores, la experiencia del teniente le hacía verla con otros ojos, con ojos de un hombre maduro que tiene un cargo importante dentro de la institución. Un hombre que ve en ella una carrera brillante y ascendente, con un futuro prometedor.

Por lo que el hacerla parte del equipo sería ese impulso que había demostrado con creces necesitar. Depositaría en aquella joven la confianza necesaria para que lograse avanzar en un mundo mayoritariamente dominado por el hombre, pero tampoco le haría las cosas fáciles, pues su condición de mujer no sería una ventaja para darle todo en bandeja de plata, muy por el contrario. Y dadas las palabras de su subordinado, no pasaría mucho para que el teniente lo pusiera en su lugar.

—Mejor guarde los colmillos sargento, —espetaba bruscamente frunciendo el ceño— sus atributos físicos no son lo que me atraen de ella, como usted mismo lo mencionó, es su desempeño lo que me hace poner los ojos en ella. Esa joven lleva tiempo buscando una oportunidad, prácticamente desde que llegó aquí.

—¿Y piensa dársela acaso? —Su rostro reflejaba cierto asombro.

—¿Le molesta acaso trabajar con una mujer? —Comenzaba a acariciar su barba, mirándolo de manera despectiva, cosa que muy pocas veces había hecho— ¿No me dirá que es el típico machista camuflado que saca las garras cuando se ve amenazado? Eso me sorprendería de su parte considerando los años que llevamos conociéndonos y trabajando juntos.

—En lo absoluto mi teniente, perdón si le hice pensar eso.

—¡Entonces no hable estupideces sargento, por el contrario, —y aquí el teniente sacaba a relucir esa faceta de darle una voltereta a las cosas, cuando la ocasión lo ameritaba, y especialmente, cuando le convenía hacerlo— véalo como una oportunidad inmejorable!

—No entiendo a qué se refiere señor. —Sus palabras ahora lo desconcertaban.

—¿Cuántos babosos andan allá afuera, desesperados por trabajar con aquella hermosa fémina de piel canela solo para generar envidia, o peor aún, imaginando con sus mentes retorcidas tener derramado aquel pelo azabache sobre sus colchones tras una duradera noche de sexo que solo existe en sus cabezas llenas de mierda?

—Muchos, me imagino yo.

—Y del tiempo que lleva en la jefatura, nadie le ha dado la oportunidad que realmente merece, y me atrevería a decir que incluso la han mirado como un trozo de carne disputado por lobos hambrientos, o un objeto sexual de “hombres” que son incapaces de satisfacer a sus propias esposas. Pero no le han prestado la atención que realmente amerita, el desempeño que cada día demuestra con hechos, siendo incluso mejor que muchos de sus pares, hombres y mujeres.

—Ahora que lo menciona, —hacía una pausa, respirando profundo— corren rumores de que el teniente Robledo la quería en su equipo, y que también llamó la atención del teniente Pérez.

El Carnicero del Zodiaco (EN EDICIÓN Y DESARROLLO)Where stories live. Discover now