En la penumbra.

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Y bastó una frase por parte del joven policía para encender las alarmas dentro de la carpa, dando un inesperado giro a la situación a la cual se enfrentaban en principio

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Y bastó una frase por parte del joven policía para encender las alarmas dentro de la carpa, dando un inesperado giro a la situación a la cual se enfrentaban en principio.

—Tenemos serios problemas señor, nos informaron que hay movimiento en el lago.

—¿A qué te refieres con movimiento? —La noticia tomaba por sorpresa a todos, en especial al sargento Tapia. El área había sido revisada con anterioridad y nada hacía presagiar que algo así ocurriría.

—Es lo que nos avisaron, —le aseguraba tímidamente— se acerca una lancha hacia el embarcadero.

—Esto se puede convertir en un problema para nuestra operación. —La mente del teniente ya comenzaba a formular diferentes hipótesis, poniéndose en el peor de los escenarios ante la inesperada noticia— No perdamos el tiempo aquí entonces.

Rápidamente los agentes se dirigían a las inmediaciones de la cabaña para constatar con sus propios ojos lo que estaba ocurriendo con aquella impensada embarcación. No tardarían mucho en darse cuenta el real motivo por el cual Pedro Prado se ocultaba celosamente en dicha cabaña, quien aparecía junto a sus acompañantes para recibir a los visitantes.

—Todo indica que estamos en presencia de tráfico de drogas, —advertía el teniente mientras observaba desde lejos lo que ocurría a través de los binoculares— debemos pedir apoyo marítimo para que estén atentos e intercepten esa lancha por si alguno intenta escapar en ella.

—¿Será posible que estemos dando con los traficantes que llevamos meses siguiendo?

—¿Qué dice sargento? —Meza era el primero en intervenir y preguntar, pues no contaban con encontrarse con la situación que tenían entre manos.

—A uno de ellos logro identificar, —continuaba el sargento Tapia, quien también observaba los movimientos a través de unos binoculares— y efectivamente es uno de los traficantes que buscamos. Es conocido como “el perro loco”, y es un verdadero maldito.

—Se ve que no llegó solo en la embarcación, —acotaba el teniente Espinoza, sin perder de vista el objetivo— logro divisar a tres sujetos más, incluyendo a la sanguijuela que vinimos a buscar.

—Seguramente son parte de su organización. Tendremos que ser precavidos, estos sujetos son de armas tomar.

—Por lo visto nuestro sujeto es un distribuidor y tiene nexos con la banda a la que ustedes buscan. —El teniente Espinoza observaba a sus acompañantes, quienes a su vez también lo miraban, como esperando instrucciones de su parte, siendo precisamente Tapia quien lanzaría la pregunta.

—¿Tiene algo en mente mi teniente?

—Usted es el dueño de casa mi amigo. —Vivazmente se desligaba de tomar responsabilidades, pese a tener mayor rango, era algo que no le correspondía en el momento— De modo que es usted quien debe dar las órdenes del caso.

El Carnicero del Zodiaco (EN EDICIÓN Y DESARROLLO)Where stories live. Discover now