Capítulo 39

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Habían pasado ya dos días desde aquel terrible accidente y aunque lo intente no tuve noticias de Draco, nadie sabía de él y a pesar de que tocaba en su habitación nadie me abría. Quería verlo, tenía la necesidad de verlo pero no había forma de encontrarlo.

Estábamos en clase de Pociones con Snape y el seguía sin dar rastros de vida, el asiento de mi lado estaba vacío y yo con la vaga esperanza de que ese rubio platino apareciese con su sonrisa arrogante.

Cuando acabó la clase me acerqué a él profesor Severus Snape con la esperanza de que me dijese su paradero.

- Profesor - Alzó la mirada hacia mí - ¿Usted sabe donde está el señorito Malfoy?

- Así es, y por supuesto que no es de su incumbencia.

Asentí en signo de derrota y salí de clase dispuesta a ir a ver al profesor Dumbledore en busca de respuestas y me dirigí a su despacho donde lo encontré haciendo una especie de poción.

- Profesor Dumbledore. - Llamé su atención.

- Se porqué esta aquí, señorita Pierce y déjeme decirle que el señor Malfoy a sido suspendido temporalmente de la escuela por dejar a un alumno en cama tras una pelea.

- Pero ese chico se lo merecía.

- Se lo que pasó entre usted y dicho alumno, y lo lamento de verás pero tales actos no son aceptados en esta escuela.

- ¿Y los otros, el chico y las dos chicas?

- Ellos han tenido una expulsión inmediata de la escuela - se dirigió a su escritorio - Y se que se está preguntando cuánto estará el señorito Draco fuera, y le respondo, 1 semana.

Me alegró saber que esos impresentables no volverían a pisar Hogwarts pero me entristeció que Malfoy también fuera suspendido por defenderme, aunque no lo hiciera de la mejor manera aunque lo entendía perfectamente.

- Oh, esta bien, gracias por resolver mis dudas.

- Espera - Me detuve en seco - ¿Serías tan amable de ayudarme con una cosa?

- Por supuesto, director.

Me hizo un gesto para que lo siguiera y subimos al piso de arriba de su despacho, no tenía prácticamente ninguna diferencia con la sala de abajo, eran todo libros y artilugios para vete tú a saber que.

Llegamos a una urna con serpientes.

- Necesito que las vigiles un momento hasta que termine de firmas unos papeles.

- Oh, claro.

Así me dejó, ahí con las tres serpientes que parecían dispuestas a comerme en algún momento.

- ¿Quién eres?

Escuché una voz y mire en todas direcciones en busca de su remitente pero no había nadie más que yo y esas serpientes.

- ¿Me lo decís a mí? - No se ni porque pregunte.

- Si.

Mis ojos se abrieron tanto que pensaba que se iban a salir de su orbita «Estoy loca» definitivamente tenía que estarlo.

- ¿Cómo es posible?

Vives en un mundo donde las puertas se abren sin tocarlas, donde las personas pueden matarte con un trozo de madera y unas palabras ¿Y te extraña hablar con nosotras?

- ¿Soléis hablar con las personas?

- No, pocos son los privilegiados.

De repente note una mano sobre mi hombro y me gire sobresaltada, aquella situación no me había gustado ni un solo pelo y había sido rara de narices.

A Perfect Mistake |+18| Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora