13. Frágil por primera vez

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Jaemin le sonrió a su reflejo en el espejo. Estaba un poco achispado después de tan solo haber acabado su segunda cerveza, pero hacía mucho no comía tan pesado y también hacía largos otoños que no se sentía tan liviano. Enjuagó sus manos y regresó al pasillo.

Charles le encontró a mitad de camino. Saltó desde el perchero donde colgaba el abrigo de Jaemin y se metió entre sus piernas, maullando por atención. Jaemin se agachó y acarició al mínimo, frotando la palma contra las orejas peludas.

Le recordaba a ese gato grande de Hermione Granger. Aunque Jaemin no era un gran aficionado a la fantasía siempre había simpatizado con Hermione, tal vez porque ambos tenían dientes enormes, excepto que ella tuvo la oportunidad de achicarlos con magia. Bruja afortunada.

Recorrió los estantes de libros, preguntándose si habría alguno en la gran colección que Yeeun pudiese prestarle.

Pero si lo hacía, si tomaba uno de esos libros y le decía que se lo devolvería una vez lo haya terminado, entonces quedaría explicito que se volverían a ver y Jaemin no sabía si los amigos de Jeno querrían volver a verlo.

-¿Qué dices tu? - le preguntó al minino tomándolo entre sus brazos- ¿Crees que lo hice bien hoy?

Los ojos gatunos le observaron con atención. Jaemin resopló. Qué diablos hacía teniendo una conversación con un gato como si este fuese su terapeuta. Quizá debía llamar a Sunny y preguntarle indiscretamente sobre el asunto, o a Chittaphon, él siempre parecía saber que decir. Pero no sería lo mismo, porque eran adultos, eran personas a las cuales el jefe de Jaemin les pagaba para que estuviesen a su lado.

Escuchó un par de voces que venían desde la dirección contraria a la sala de estar. Se acercó despacio, dejando a Charles en el suelo para evitar tropezar. No le gustaban los espías, bastante tenía lidiando con esas locas acosadoras que sabían más de él que sí mismo. Pero, entonces, reconoció la voz de Jeno y se detuvo frente a la puerta entornada. Un pasillito corto y angosto daba a lo que Jaemin supuso era la cocina de la casa.

-¿Quieres que esté allí cuándo suceda? - preguntó Yeeun.

-No lo sé- respondió Jeno, el sonido de la vajilla y el grifo abierto ocultaban los colores de su voz. -Quizás deba hacerlo solo.

-O quizás debas hacerlo con nosotros. Tu familia.

Jaemin escuchó a su guardaespaldas hacer un sonido amargo con su garganta. Retrocedió al darse cuenta de que esa era una conversación demasiado privaba, demasiado cuajada y profunda para que él osase escucharla, porque podía palpar todo lo que estaba sucediendo en ese momento, la incomodidad y pesadez que atestaba el ambiente entre Yeeun y Jeno. Iba a regresar al comedor, se sentaría con los demás y olvidaría las pocas palabras de esa conversación, porque no era bienvenido a escucharla. Entonces, escuchó su nombre y se detuvo como si un hechizo paralizante hubiese recaído sobre él.

Yeeun fue quien lo nombró. Tal vez cambiando la dirección de la charla anterior, tal vez buscando sinceramente hablar de él.

-Jaemin... no es como lo imaginé.

Y él no sabía porqué, pero quería desesperadamente escuchar la respuesta de Jeno.

-Lo sé. -El grifo se cerró. -Tiene tantas capas que asusta.

¿Asusto?

-Es hermoso, más que a través de una pantalla. Creí que tendría algún defecto, pero supongo que existen personas como él.

Sus hombros se alzaron. Complacido de ser encontrado atractivo porque vivía de ello y tenía un ego al cual le gustaba ser acariciado. Pero, como un niño al cual han mal acostumbrado, también quería la aprobación de ese bastardo. Diablos. ¿Por qué le tenía que importar si su guardaespaldas le consideraba hermoso o no?

𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐎𝐧 𝐌𝐞 - {𝙽𝚘𝙼𝚒𝚗}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora