1. Vienna

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Jaemin era hermoso. Una belleza rubia con un rostro que no podía ser equiparado con ningún otro. También era un inferno.

Joven y volátil, Jaemin sabía enredar al mundo entero con sus encantos. Frente a la prensa sonreía y se mostraba conmovido con las dulces palabras que le brindaban. Firmaba autógrafos luciendo avergonzado y sorprendido de recibir amor. Tenía un apodo entre los fanáticos, le llamaban el niño dorado de la nación por su burbujeante personalidad y su sonrisa brillante. Pero pocos conocían al insufrible, mimado e infantil muchacho que era en realidad.

Jaemin podía lucir dulce y perfecto, pero en la intimidad lograba desquiciar a cualquiera que pasase más de cinco minutos a su alrededor.

Y ahí estaba Lee Jeno, siempre a su alrededor.

Había sido contratado por el Ceo de Jaemin hacía poco más de un año y dos meses. Nadie creería que su trabajo sería difícil... solo tenía que cuidar a un actor en ascenso y encargarse de cualquier idiota que intentase pasarse de listo.

Bueno, la realidad estaba muy lejos de lo que imaginó, pero el carácter tranquilo e imperturbable de Jeno ayudaba bastante a la hora de aguantar los berrinches y objeciones de la estrella Na Jaemin.

Estaba de pie en el camerino, los brazos cruzados y la mirada fija en la puerta. Las luces de los grandes espejos iluminaban y embellecían el rostro diminuto de Jaemin. Jeno podía escuchar que algo sucedía tras su espalda, pero sinceramente no le interesaba lo que Na Jaemin hiciese mientras no afectase su seguridad.

Entonces la puerta se abrió y Chittaphon entró sosteniendo un par de tijeras que enseguida fueron confiscadas por Jeno.

-¡Oh vamos, nene! Nos conocemos hace cuatro meses, ¿Seguirás quitándome mis tijeras?

Jeno hizo una reverencia devolviéndoselas.

-Fui entrenado para desarmar a quien estuviese cerca del joven Na.

Jaemin resopló y Chittaphon arqueó sus cejas.

-Le voy a cortar el pelo no a rebanarle el cuello.

El estilista bien pagado le rodeó tarareando una canción pop que Jeno no había escuchado en toda su vida. Echó una mirada por sobre su hombro logrando ver la pequeña sonrisa que Na Jaemin esbozó al tener al estilista mirándole a través del espejo, y, en cuanto sus ojos se encontraron con los de Jeno, la misma expresión fría y desabrida volvió a su rostro.

Y Jeno clavó nuevamente la mirada en la puerta.

-¿Qué sucede con ese chico? -inquirió Chittaphon en el oído de su cliente.

-Es alguna clase de robot, ni siquiera lo he visto comer.

A Jeno no le importó oír aquello, mucho menos le importó el tono sarcástico que Na Jaemin empleó para despotricar en contra de él. Sinceramente no le interesaba nada de lo que ese muchacho pudiese decir, solo estaría allí un poco más hasta que las fuerzas armadas aceptasen su solicitud y luego podría ingresar al ejército sin complicaciones.

Pero, por ahora, debía quedarse y hacer oídos sordos.

-Hmm, es lindo...- la voz del estilista se convirtió en un ronroneo-, lástima que sea tan joven para mí, ya sabes lo que dicen de los hombres fríos, mejor no cruzárselos en la cama.

Y la dulce risa de Na Jaemin resonó por el camerino.

-No lo sabía.

-Créeme dulzura, yo siempre digo la verdad.

Jaemin se mordió el labio, dedicándole otro pequeño vistazo a su guardaespaldas a través del espejo. Siempre le estaba dando la espalda, nunca cruzaban miradas y Jaemin estaba contento con eso, no le agradaba la forma en que su sonrisa perfectamente fingida desaparecía cada vez que eso sucedía. Pocos lograban sacarle de quicio con naturalidad, ese hombre era una piedra en su zapato, y aunque había querido despedirlo, su jefe le dijo que no dejaría ir a un buen trabajador sin una buena razón.

El spray que su estilista roció sobre su cabello le hizo cerrar los ojos momentáneamente y entonces la puerta volvió a abrirse.

-¡El director te quiere! - proclamó su manager, Sunny, empujando por el hombro al guardaespaldas. Dejó un enorme encuadernado de hojas blancas sobre el secador y el rulero- ¡Él de verdad te quiere para protagonizar Vienna!

Y los ojos de Jaemin se agrandaron con fascinación sincera por primera vez en meses. Alejó las manos de Chittaphon de su cabello y miró la primera hoja de aquel gigantesco libreto.

"Vienna"
escrita y dirigida por John Seo.

[Las almas gemelas existen. Esbelto y armonioso, el pianista de manos de oro se ve envuelto en la agonía de su vida cuando cae perdidamente enamorado de una paciente de psiquiatría que dice poder ver las vidas que un alma ha atravesado.]

Jaemin dejó de leer en cuanto comprendió lo que sucedía.

-¿¡Seré el pianista!?- preguntó, tirándose a los brazos de su manager. Había codiciado ese papel desde que Sunny le habló de la posibilidad.

-¡Así es, cariño! - Sunny tomó por los hombros al mimado chico que estaba bajo su cuidado. -Te reunirás esta tarde con la producción de la película, quieren que realices una prueba en el piano y que leas una escena del guion con tu coprotagonista femenina.

-¡Genial!- Jaemin volvió a sentarse en la silla giratoria y Chittaphon volvió a retocar su cabello-. Deberé usar algo que no llame tanto la atención, quieren que sea un tonto chico de iglesia que sabe tocar el piano, si me aparezco con brillantina en la cara de seguro esos tontos no me darán el papel.

Jeno torció la boca en una sonrisa cínica que desapareció antes de que el segundo terminase.

Le parecía ridículo que ese mocoso creyese que usando ropa sosa y cargando una biblia bajo el brazo iba a ocultar la verdad. Sería como un demonio con un precario disfraz de angelito, porque ese chico tonto gritaba «maldad y brillantina» por cada poro de su cuerpo.

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𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐎𝐧 𝐌𝐞 - {𝙽𝚘𝙼𝚒𝚗}Where stories live. Discover now