𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐎𝐧 𝐌𝐞 - {𝙽𝚘𝙼𝚒𝚗}

15. Amor en blanco y negro

Mr. kitty - Habits

Con la mente desgarrada y el alma destruida, Jaemin se encerró en el baño. Resbaló hasta golpear el suelo y se aferró a sus brazos, clavando las uñas en la suave piel. No tenía ni la más remota idea de qué iba a hacer ahora, él estaba jugando con fuego, haciendo todas las cosas que juró jamás hacer porque siempre tuvo claro que no eran para alguien como él.

Eligió un camino, lo tomó, se adueñó de todo lo que quería y se encadenó a esta vida. A su fama, a su soledad, al amor que recibía de cientos de extraños todos los días. Olvidó sus raíces, de donde venía... porque en esa casa, con esa familia, jamás logró sentirse libre.

¿Se sentía libre ahora?

En absoluto.

Vaya mierda la libertad. De seguro Jaemin estaba confundiendo los conceptos porque cada cosa que hacía, decía o pensaba estaba sujeta a un millón de reglas detestables. Y cuando por fin creía que podía hacer algo sin que nadie estuviese tras sus pasos, las viejas ataduras de las que se había liberado regresaban para sepultarle de vuelta.

-Jaemin, abre la puerta- la voz de su hermana se escuchó afónica, un sonido blindado-, no tienes que esconderte, podemos hablar de esto... está bien.

Pero no lo estaba.

Nada estaba bien.

Joder. Sabía que su hermana mayor no lo juzgaría, en cambio, le abrazaría y entendería cualquier cosa que Jaemin tuviese para decir. Pero esta vida era una que pocas personas comprendían, era una realidad donde ser perfecto significaba esconder la mayor parte de lo que eres. Y no estaba muy alejado de sus años en aquel pueblito donde nació, sepultado entre anzuelos y carnadas, con su madre siempre en la cocina y su padre trabajando sin descanso, mientras sus hermanas crecían para encontrar un marido aceptable y tener adorados hijos en blanco y negro. Jaemin era el biche raro, siempre lo había sido.

Tan repleto de color en un mundo de grises, añorando más y más. Quería brillantina y luces de neón, quería ser aplaudido y venerado, quería que su nombre fuese acompañado por un centenar de estrellas. Su familia jamás lo entendió, no realmente.

Como tampoco entenderían que Jaemin estuviese besando a un hombre.

Y como su nueva familia, conformada por cámaras encendidas la mayoría del día y fanáticos que aclamaban por él, tampoco entendería.

Nunca le había pesado tanto la soledad como en este día.

-Jaemin- pronunció Jisoo-, dejaré la dirección del hotel donde me estoy quedando, ven a verme cuando lo necesites... también te necesito, hermanito.

Fue malvado, fue egoísta, fue tan jodidamente infantil y miedoso. Pero sintió alivio cuando supo que ella se había ido.