9. Sígueme la corriente

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Lo primero en lo que Jeno se fijó al despertar fue en un par de ojos enormes que estaban mirándole como si fuese un espécimen jamás antes visto. Jeno se estiró, percibiendo el peso extra sobre él. Apoyado en su pecho, Jaemin movía la cabeza de un lado a otro siguiendo con su extensa observación. El cabello revuelto y el rostro hinchado... Jeno se sintió como si estuviese viendo una imagen prohibida de Na Jaemin por internet.

Lo que era ridículo porque él había visto cada gramo de piel de Jaemin.

-¿Qué sucede contigo? - murmuró, la voz ronca al despertar. Empujó la frente contraria con el dedo índice y se rio de la consternación en el rostro de Jaemin. -Me estás asustando.

Jaemin suspiró, rodeando hacia el lado libre de la cómoda cama y luego volvió a rodar hasta estar sobre su costado mirando a Jeno con algo de fastidio. Las sabanas se enredaron entre sus pies, el frío erizó las partes de su cuerpo que no estaban en contacto con Jeno.

-Demoraste en despertar.

Jeno frunció las cejas y se estiró para mirar el diminuto despertador en forma de corazón. Comenzaba a creer que el chico tenía una obsesión con los corazones. Miró la hora parpadeando consecutivamente y maldijo por lo bajo al darse cuenta de que, no solo estaban llegando tarde, sino que se encontraba desnudo en la cama de la estrella que tenía que cuidar. Definitivamente no podía haber roto más las reglas.

¿Cómo había podido quedarse dormido?

Mierda, si Sunny entraba parlotenado sobre la apretada agenda de Jaemin o si el jefe llamaba a Jeno para su revisión semanal, entonces no cabría duda de que perdería su trabajo en un santiamén ¡Joder, seré idiota! Buscó su camisa en el suelo y se sentó en la cama, pero ni siquiera pudo abrochar el primer botón cuando Jaemin tiró de su mano.

-¿Eso es todo? - exigió saber el mocoso. Si no le conociera, Jeno pensaría que él chico estaba abochornado. Pero Jeno le conocía. En poco tiempo había aprendido que Jaemin era manipulador, inteligente y tenía un don natural para hacer que las personas hiciesen todo a su voluntad.

Por ello no le creyó a los bonitos ojos marrones o la boca pecaminosa.

-Debo llevarte al estudio, son las siete y deberías estar allí en media hora- contestó, pero su fuerza de voluntad se quebró cuando Jaemin lo abrazó rodeándole el cuello y apoyándose en su espalda. Clavó la barbilla en el hombro de Jeno y sus mejillas se aplastaron juntas-, Jaemin...

-Solo un poco más- pidió, estirando las piernas para abrazarse a las caderas de Jeno igual a un koala.

Respiró hondo, tomando un poco del aroma masculino y pensando en lo mucho que le gustaba no despertar solo por una vez en su vida. La casa de su infancia siempre había estado ruidosa, llena de las voces de sus dos hermanas y la radio encendida en la cocina mientras su padre se preparaba para ir a trabajar. Miró la gigantesca habitación, las sabanas de seda y la ropa colorida encima de la silla inglesa. Ocultó el rostro en el hombro de su guardaespaldas, aferrándose a la otra presencia que le hacía compañía en su gran palacio.

Jeno gruñó al sentir los labios rozar su mandíbula y estuvo a punto de mandar el trabajo a la mierda, pero, el móvil sonó desde sus pantalones y tuvo que dejar las cálidas piernas de Jaemin para tomarlos del suelo.

Era un mensaje de Mingi diciéndole si podía cambiar de turno nuevamente. Bien, eso era bueno, la realidad era que Jeno prefería quedarse de día en el hospital con su padre y luego trabajar en las noches, pero la cuidadora cobraba extra las noches así que no podía permitírselo siempre. Miró a Jaemin, que le esperaba sentado de piernas cruzadas en la cama, con un perpetuo ceño fruncido era señal de que no estaba contento con la situación.

𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐎𝐧 𝐌𝐞 - {𝙽𝚘𝙼𝚒𝚗}Where stories live. Discover now