3. Mujer bonita

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Jaemin quería vestirse. Él realmente necesitaba ponerse algo de ropa o seguiría sintiéndose vulnerable tan solo en aquella bata blanca.

Pero no creía que ese fuese un buen momento, no cuando el hombre a quien nunca había visto perder los estribos estaba caminando de acá para allá con el ceño fruncido y los fuertes brazos en jarra.

Era raro...

Sinceramente debía de ser la primera o quizás segunda vez que Lee Jeno ponía un pie en su penthouse. No porque Jaemin lo prohibiese, más bien porque entre ellos solo existía un tipo de relación: profesional. Claro que Jeno entraría corriendo si Jaemin llegase a gritar o a tocar la alarma contra intrusos.

Pero eso nunca había sucedido.

Ahora, el adorado actor se encontraba sentado en uno de los caros sillones de terciopelo azul que decoraban la entrada del penthouse, con sus piernas juntas y su cabello húmedo goteando hasta el piso.

-Yo...- comenzó diciendo, su intento de ser sereno se esfumó en cuanto vio el rastro de una gota de sudor recorrer la frente de su guardaespaldas-. Oh vamos, no es para tanto...

-No sé que debería hacer- exclamó exaltado.

-Obedecerme, claro está.

Sentenció Na Jaemin, cruzándose de brazos y dando un resoplido que hizo a los mechones dorados de su frente elevarse levemente.

Jeno se detuvo en el acto, con los ojos engrandecidos.

-¡Ya sé! - sus pupilas temblaron y sus dedos tantearon en busca de su móvil. -Llamaré a Sunny primero, ella sabrá a que médico llamar.

Jaemin iba a bostezar dramáticamente, pero algo le hizo prestar atención a los tontos balbuceos de Jeno.

-¿Médico...?

-Para ti- dijo, como si fuese lo más razonable del mundo. Lució nervioso al dar dos o tres pasos hacia Jaemin. -Tranquilo... te harán exámenes y sabremos que tomaste.

-¿Qué?- Jaemin pestañeó aturdido, entonces lo comprendió y eso le hizo saltar del cómodo sillón- ¡Yo no he tomado drogas!

-¿No? Entonces es peor, debes estar delirando- Jeno le tomó por la muñeca bruscamente y puso el dorso de su mano sobre la frente de Jaemin-, no tienes fiebre... deberías recostarte por las dudas.

Jaemin alejó el tacto cálido de su piel y apretó la corbata del hombre que le miraba como a un niño con un resfriado.

-¡Escúchame descerebrado de traje negro, solo quiero utilizarte a mi antojo! - su pequeña nariz se arrugó con fiereza- ¿Es tan difícil de entender?

Ante eso la preocupación de Jeno se escapó por la ventana. Otra vez volvió a ser el frío guardaespaldas de Na Jaemin.

-Definitivamente sigue siendo usted mismo.

Retrocedió despacio, acomodándose el nudo de su corbata.

-Así es.

-Bien- murmuró Jeno en un carraspeó difuso, antes de conectar miradas con el muchacho malhumorado-¿Qué rayos es eso de besarte?

Jaemin ni siquiera tembló o se sonrojó.

Era consciente que esto podría ser raro, pero él nunca había coqueteado con alguien y no tenía idea de si eso era lo correcto de hacer en este momento. Veía en los libretos y en las series como las personas buscaban ser atrayentes, sutiles y románticas. Na Jaemin odiaba la sutileza y mucho más la cursilería.

Por ello, volvió a cruzarse de brazos y elevó el mentón admirando desde arriba a Lee Jeno, como si este fuese de una altura inferior.

-Eres mi subordinado y debes hacer lo que te ordeno.

𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐎𝐧 𝐌𝐞 - {𝙽𝚘𝙼𝚒𝚗}Where stories live. Discover now