16. La carrera de apareamiento

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Me pongo mi sudadera con capucha roja y salto los dos escalones desde mi cabaña hasta el césped.

El cielo está oscuro ahora y las estrellas han comenzado a parpadear siniestramente como duendes tramposos. La luna se asoma por encima de las copas de los árboles. Verlo me hace tragar saliva. El olor a humo, que sale de la hoguera, esta flotando por el campamento.

Esto realmente está sucediendo.

Me dirijo en dirección a la cabaña de Katie con las manos metidas en los bolsillos de la sudadera. Los campistas pasan por mi lado, yendo en la misma dirección. Algunas personas se ven emocionadas, como si estuvieran en una premier de una nueva película de los Vengadores y se apresuran hacia la reunión, mientras que otras se demoran en las cabañas.

Todo el mundo está va bien vestido. Como si fueran a un baile de graduación o a una boda o algo así. Supongo que me perdí el memorándum.

Veo a Eleanor, ataviada con un vestido plateado con lentejuelas que brillan bajo las luces. Su mandíbula está tensa y sus manos cambian constantemente de apretadas a flexionadas. Todd y Simon pasan corriendo, empujándose y bromeando sobre quién encontrará primero a su pareja. Incluso mis compañeros de habitación tienen camisas con cuello.

Todos estamos a punto de vagar por el bosque y desnudarnos.

Pero aun así, encojo los hombros con la esperanza de que nadie se dé cuenta de lo mal vestido que estoy. Katie me está esperando cuando llego al final de las cabañas. Se ve súper bonita con un vestido verde azulado que se ajusta a la cintura, que le llega justo por encima de las rodillas, tiene el cabello dorado y rizado.

—¿Estás bien?— me pregunta.

—Totalmente— miento —¿Dónde está el fuego?—supuse que la fogata estaría en el mismo lugar que la primera noche, pero aparentemente no.

—Todos se dirigen al anfiteatro—dice Katie, entrelazando su brazo con el mío—Esto es menos un kegger¹ y más como un ritual sagrado—?e burlo y nos unimos a las hordas de lobos que pasan.

Las antorchas arden por todo el anfiteatro, arrojando un suave resplandor sobre los rostros de todos los lobos emocionados, nerviosos y ansiosos que llenan los asientos. En medio del escenario, justo debajo, el fuego arde.

Katie tira de mi brazo, gesticulando con la cabeza diciéndome que quiere acercarse al frente. Nos abrimos paso, tratando de no pisar a nadie y, finalmente, encontramos un lugar.

Jasper está parado a un lado, usando otro traje negro asombrosamente hecho a la medida, y luciendo más estoico que nunca. Su nariz se contrae cuando me siento y, por un segundo, mira en mi dirección. Creo que me ve, pero su mirada no se detiene.

Olivia está parada a su izquierda y frente al fuego está Marcel.

—Parece que nos espera otro éxito pop indescifrable— susurro. a Katie, y aunque está tratando de actuar muy seria, la veo sonreír un poco.

Cuando la luna esta por encima de los árboles, todos están reunidos en el anfiteatro. Marcel abre los brazos y la multitud se queda en silencio. Por lo general, es imposible lograr que tantos lobos dejen de ladrar, pero esta noche, son como grillos.

—¡Lobos!— Marcel comienza—Esta noche les pedimos a los Dioses de la Luna que nos bendigan y, les pedimos que iluminen el camino entre nuestras almas. Somos el pueblo elegido de Selene, Nannar, Mani, Igaluk y Tsukuyomi. Los seres celestiales que nos observan desde la Luna, asegurando nuestro destino y bendiciéndonos con el don de la camaradería.

Desearía que me bendijeran con una conmoción cerebral para poder dormir durante todo este calvario.

—Les rezamos y pedimos sus bendiciones—cierra los ojos y yo giro los míos.

El Hijo Del AlfaWhere stories live. Discover now