22. Regresando a casa..

931 103 7
                                    


—No vendrá a desayunar, ¿verdad—pregunto.

Estoy apoyado en la puerta del comedor, no estoy seguro si quiero entrar. No estoy seguro de si podría comer algo, asi lo intentara. Aisha dejó su cuenco de frutas a medio comer para venir a hablar conmigo.

No sé qué es más vergonzoso, si tener que arrastrarme desnudo hasta mi cabaña anoche o la mirada de lástima en el rostro de Aisha en este momento.

—Se fue temprano esta mañana. Antes del amanecer.

—Por supuesto—resoplo.

—Si te sirve de consuelo, tampoco se despidió de mí. El solo me dejó una nota diciendo que tenía que volver para reunirse con su padre

Pongo los ojos en blanco.
—Vaya, una nota. Eso es grande viniendo de él.

—Mira, Max. Sé que las cosas no han salido como tú querías…

—¡Ni siquiera quería estar aquí!

—Lo sé, pero..

—¡No es justo! Todo este estúpido festival está en mal.

Estoy actuando como un niño pequeño al que le han dicho que no puede comer helado, así que me sorprendo cuando Aisha se acerca y toma mi mano.

—Tienes razón—dice ella—No es justo. Y para que conste, no estoy orgulloso de cómo se está comportando mi amigo.

Hay una agudeza en su voz que no había escuchado antes
—Y sé que no pediste nada de esto. Así que puedo ver como te sientes—suspiro y froto mi zapatilla contra la parte trasera de mi pierna—Pero me alegro de que hayas venido al festival. Incluso si no querias.

—¿Por qué?—pregunto, finalmente mirándola a los ojos.

—Porque si no hubieras venido, no habría llegado a conocerte. Eres un tipo genial, Max. Me agrada que nos conociéramos

Una pequeña llama de calor, del tamaño de una moneda de veinticinco centavos, comienza a descongelar mi corazón helado.

Aisha mete la mano en el bolsillo trasero y saca una hoja de papel doblada.

—Toma—dice ella—No soy el hijo del alfa, así que este podría no ser el número de teléfono que esperabas. Pero si alguna vez quieres pasar el rato en la ciudad, solo envíame un mensaje de texto.

Tomo el papel, sintiendo su suavidad entre mis dedos, y sonrío.
—Gracias, Aisha, me alegro de que nos hayamos conocido también—da un paso atrás, levanta una ceja y frunce los labios como si me estuviera evaluando.

—Vas a estar bien—dice ella—Eres un chico duro—dejo caer mis hombros y exhalo.

—Tan duro, pero no me pongas cerca de una araña.

—Definitivamente no—dice secamente, sacudiendo la cabeza—Oye, qué hora es?—saco mi teléfono.

—Casi las 9

—Mi chofer debe estar esperandome— dice ella.

—¿Ya te vas?—pregunto.

—Lo siento amigo. Sé que a la gente le gusta pasar el rato, pero tengo que llegar a casa y arreglar mi vida. Mañana vuelvo a ensayar.
Pero, ¿Qué hay de Katia? ¿Dónde está ella?

—Creo que ya tiene planes— ella y Todd probablemente estén en algún lugar intercambiando anillos de compromiso. Aisha aprieta mi brazo

—Mantén la frente en alto, ¿de acuerdo?

—Lo haré —digo, no tan convencido.

—Prometelo—dice ella.

—Lo prometo.

El Hijo Del Alfaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن