El Hijo Del Alfa

26. En el camino

Las luces de la ambulancia parpadean en rojo y blanco en el rostro de Jasper mientras nos mira cómo lllevan a Troy hacia el interior.

Puedo decir por la forma en que Jasper aprieta la mandíbula que piensa que ya hemos esperado demasiado.

—Vamos, te llevaré a casa—dice, cuando la ambulancia se ha alejado. Empieza a marchar hacia su coche y yo tengo que trotar para alcanzarlo.

—¡¿Qué?! ¡No, voy contigo— Jasper se detiene en su puerta y mira a través del techo metálico.

—Esto no está en discusión

—Ella es mi amiga también—digo tan severamente como puedo.

Jasper suspira audiblemente, el sonido se convierte en un gruñido mientras gira su cabeza sobre sus hombros.

—No tienes idea de lo peligrosos que son los rogues.

—Claro que no, tuve uno pegado a mi hombro—digo.

Golpea el techo del auto con sus manos y juro que le hace una abolladura.

—¡Aisha está ahí afuera y está en peligro real! ¡No tengo tiempo para esto!

—Exactamente—digo—Si me llevas todo el camino a casa, solo perderas más tiempo.— Jasper resopla enojado pero sabe que tengo razón.

—Bien—dice entre dientes—Entra.

No espero ni un segundo. Abro la puerta del auto y me deslizo en mi asiento, abrochándome el cinturón de seguridad antes de que Jasper pueda poner las llaves en el encendido.

Lo miro, esperando que haya visto lo rápido que estoy siendo, lo serio que estoy tomando las cosas.

Pone los ojos en blanco y pisa el acelerador.

—Um, ¿a dónde vamos?—digo una vez que la ciudad está detrás de nosotros.

Nos incorporamos a la autopista en dirección oeste, y de repente me doy cuenta de que no tengo idea de cuál es el plan de Jasper.

—Justo en las afueras de Pittsburgh, hay un complejo industrial abandonado, viejas fábricas y almacenes que cerraron en los años 80. Ahora es básicamente un páramo, pero a los rogues les gusta pasar el rato allí.

—¿Pittsburgh?—los ojos de Jasper permanecen en el camino, pero puedo ver la furia acechando detrás de ellos.

—¿Cómo sabes, que los que se llevaron a Aisha estarán allí?

—Después de que se apoderaron del lugar, establecieron un pueblo improvisado. Lo llaman Ciudad Rogue. Se ha convertido en el centro de su estado o algo así.

Trato de tragar el bulto del tamaño de una pelota que se ha formado en mi garganta. Un rogue era lo suficientemente aterrador. Perl una una ciudad entera llena de ellos, es mucho peor.

—¿Pero pensé que eran solitarios? ¿No es por eso que son rogues?

—Los rogues son lobos que han perdido a sus manadas. Esa pérdida los vuelve inestables, pero siguen siendo lobos. Todavía anhelan la comunidad de la misma manera que nosotros. —los nudillos de Jasper se ponen blancos mientras agarra el volante con más fuerza.

—Su idea de comunidad es más como un ring de pelea en jaula.

Me encojo en mi silla mientras imagino cómo debe ser esta colmena criminal y empiezo a arrepentirme de haber obligado a Jasper a traerme.

—¿Y el tatuaje?—pregunto en voz baja, sin saber si lo que quiero es saber mas.

—Es la insignia de una secta de rogues violenta. Los lobos usan ese tatuaje para que los demás sepan cuál es su posición.