94: Santa Claus

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25 Diciembre 2001

-Fred...

El pelirrojo niega con la cabeza, con los ojos aún cerrados.

-Fred, despierta- la mujer sigue insistiendo, moviendo el cuerpo de su prometido.

-Cinco minutitos más... te juro que luego te hago sexo oral..

-¡Fred!- grita–susurra la castaña, soltando una pequeña risa.

-Hm..

-Despiértate y te lo hago yo a ti.

El Weasley se incorpora.
-¿Sí?- pregunta con entusiasmo.

-No, levanta- la mujer se levanta de la cama -. Hay que poner los regalos en el árbol antes de que los niños se despierten.

El mayor se rasca la nuca.
-Es verdad, es verdad- chasquea la lengua y se levanta de la cama con prisas.

Agarran las grandes bolsas regalos del vestidor de Ylenia y ambos caminan con sigilo hasta la sala de estar, donde estaba el árbol de navidad.

Colocan el montón de regalos, en total veinte, se comen la comida que los niños habían dejado para Papa Noel y suspiran por el agite.

-¿No son demasiado regalos?- pregunta la menor.

-Que va- el pelirrojo rodea su cintura, colocándose detrás de ella -, ¿te lo parece?

-No sé- la castaña sonríe, balanceándose con él tras su espalda haciendo lo mismo -, diez para cada uno, más los quinientos que le harán todos sus tíos y sus abuelos.. no vamos a tener sitio en la casa para los juguetes.

-Les haremos una sala de juegos- murmura en su cuello, dejando pequeños besos.

-Sí, porque nos sobran habitaciones...

-Y nos van a faltar cuando te haga esos ocho hijos que te dije...

-En tus sueños- ríe ella, acariciando sus fuertes brazos -, no soy una coneja.

-Hm..- Fred huele el aroma de su cuello -... ya veremos...

-No- susurra ella mientras caminan hacia la habitación pegados, a pasos cortos y con Fred besando el cuello de ella.

-¿Dónde está mi sexo oral?- pregunta el Weasley mientras cierra la puerta delicadamente.

-¿Quieres tu mamada nocturna?- bromea - Ya la tuviste anoche.

-Pues quiero la mañanera.

Ylenia ríe, haciéndolo sentarse en la cama mientras ella se inclina para besar sus labios con suavidad.

Lo suave sube a intenso, la mujer se sienta en una de sus piernas, dejando que él manosee sus pechos y ella arrastre las manos a su cuello.

Siguen besándose y toqueteándose hasta que ella aparta su rostro.

-¿Qué?- pregunta confuso, dejando besos en su hombros mientras intenta abrir su bata.

-¿Has oído eso?- Ylenia aparta suavemente las manos de su, aún prometido.

-¿El qué?

La castaña frunce el ceño, haciendo el amago de oír, y unos diez segundos más tarde, la puerta de la habitación es abierta e invadida por dos pequeños niños de tres años.

-¡Ya ha venido Santa Claus!

Gritaban los pequeños, dando vueltas por la habitación con sus respectivos osos de peluche en la mano.

Perfidia || FW || +18Where stories live. Discover now