🦋Cap.19: Un motivo justificado🦋

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Era la cálida tarde del último día que la primavera dejaba atrás, marchándose gradualmente para dar paso a las primeras hojas que el otoño dejaba ver, opacando así los marchitados pétalos de los árboles de Sakura, para comenzar a cubrirlos con sus tonos castaños y marrones. El sonido de la brisa otoñal y el canto de los pájaros retumbaba por los corredores de la mansión mariposa, de la misma manera que lo hacia el olor a galletas recién hechas.

En las comodidades de su habitación, se encontraba una pequeña pelirroja revolcando entre su ropa yaciente en el armario, buscando una prenda en específico. Era sabido por todos y no era secreto para absolutamente nadie que con el final de la primavera, en el pueblo se celebraba un conocido festival en honor a la misma, como era costumbre desde hace cientos de años en la cultura japonesa. El pilar de la flor y el pilar de la bestia tenían planeado desde hacía semanas llevar a dicha celebración tanto a las niñas de la finca mariposa, como a algunos de sus compañeros pilares, para reunirse, en sus propias palabras, "como en los viejos tiempos".

Tanto el ojiverde como la pelinegra les hicieron saber a las jóvenes que se prepararan para dicho evento, y como bien se sabe, la ropa es una de las partes más importantes a la hora de presentarse a una fiesta en específico. Por consiguiente, la de ojos rojizos llevaba un considerable tiempo revolviendo la ropa en búsqueda de su kimono de tonos verdosos, con la esperanza de utilizarlo de la misma manera como lo había hecho en cumpleaños y celebraciones anteriores.

Sin embargo, después de su ardua búsqueda, se llevó una no muy grata sorpresa una vez mantuvo la prenda en sus manos, notando no solo una inconsistencia con el tacto, sino también con su mirada.

-Tiene un agujero- pronuncio casi inconscientemente, acercando la dañada vestimenta para comprobarlo. Efectivamente, no tenía nada más ni nada menos que un hueco del tamaño de su mano a la altura de la cintura. Si por alguna razón llegar a usarlo, se vería más descubierta que las cortesanas de bajo nivel en el distrito rojo, ¡de ninguna manera podría salir así a la calle!

¡Genial!, ¡lo que le hacía falta!, encima de que había roto sus sandalias favoritas y ya no podía usarlas, ¿¡tampoco podría usar el kimono!? –Por el demonio de...- Se tapó la boca intuitivamente antes de terminar la ofensa. Verdaderamente estaba frustrada, ¡pero ella nunca maldeciría en su sano juicio!, por lo visto, ¡pasar tanto tiempo con Inosuke empezaba a afectarle!

Respiro profundamente. No era el tipo de persona que lidiaba bien con la presión, por lo que mejor siguió el consejo de su hermana, estabilizando tanto su pulso como la situación de la mejor manera que pudo. Para absolutamente todo hay una solución, y en este caso, no sería la excepción.

Se dirigió a paso veloz hacia la sala de la mansión, donde, tenía presente que se encontrarían las trillizas; por lo menos, eso era lo más probable. Su plan era preguntarles si alguna tenía en su poder un kimono de sobra que no le interesara utilizar por lo menos esa noche. Era consciente de que seguramente le quedarían algo grandes, pero tiempos desesperados, ¡requieren medidas desesperadas!, y se encontraba dispuesta a pasar algo de vergüenza por un motivo como ese más que por cualquier otro.

Al llegar al salón pudo notar a la jefa de enfermería y a dos de las tres maripositas, específicamente, la de trenzas y la de broches azulados. Les saludo respetuosamente y realizo su ya establecida pregunta, sorpresivamente obteniendo como respuesta un certero "no".

Se encontraba a punto de cuestionar cuando la de cinturón verdoso hizo más específica su respuesta, dejando ver que no intentaba ser antipática –Con gusto te prestaríamos alguno, pero no será necesario, Safekini- chan- aclaro, pasando de página el libro que leía.

La menor les dirigió una mirada de confusión, gesto que fue aclarado por la mariposita de coletas azuladas -¡Aoi-san noto que tu kimono estaba agujereado cuando lavaba la ropa!- enfatizo, señalando insistentemente a la mayor, quien solo les regalo una afectuosa sonrisa –¡así que les aviso a Kanao-san e Inosuke-san a tiempo!- menciono con emoción -¡compraron kimonos nuevos para todos!- exclamo Sumi, casi sin caber de la alegría, en su opinión, ¡su kimono era el más bonito de todos! -¡¿No es eso genial?! ¡Kanao-san e Inosuke-san son los mejores!-.

🦋🌸🐗🦋Las Promesas De La Finca Mariposa🦋🐗🌸🦋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora