08 | llena de sorpresas

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La primera vez que Hetty vio como le disparaban a alguien fue cuando caminaba a casa desde el Garrison. Un hombre la había llevado a un callejón y la había empujado contra la pared. Mason James le había salvado la vida, aprentando el gatillo y volando los sesos del hombre sin realmente pensarlo, esparciéndolos por la pared.

Pensó que se acostumbraría a ver sangre, heridas de bala o muerte, pero nunca fue fácil para ella. Ver a Tessa recibir un disparo había desencadenado viejos recuerdos, y cada vez que cerraba los ojos estaba de vuelta en ese callejón.

Tessa Shelby, anteriormente James, había sido la madre que Hetty nunca tuvo. Prácticamente la había criado durante los dos años que se conocían, y había sido la primera en aceptarla de verdad después de que se mudó a Birmingham. La había protegido y defendido, y Hetty se sintió culpable por no poder hacer lo mismo.

Sabía que era ridículo y que no podía haber hecho nada para detener lo que había sucedido, pero eso no impedió que su mente le dijera que era culpable.

Hetty tenía miedo de perder gente porque a lo largo de su vida la única constante había sido Alfie, quien siempre la había apoyado incluso cuando estaban enojados el uno con el otro. Era ferozmente protectora con la familia, y Tessa Shelby era lo más parecido a familia que tenía Hetty ahora que era residente permanente de Small Heath, Birmingham.

Una semana después de que le dispararan, Tessa se despertó en el hospital; y unos días después le dieron el alta y la enviaron a casa. Durante esas semanas, Hetty estuvo fuera de sí con un dolor innecesario. Tessa no había muerto, así que no había nada de qué lamentarse, pero el hecho era que la vida era una llama que podía apagarse con la más mínima ráfaga de viento.

Mason dejó que Hetty tuviera su espacio porque él también necesitaba tiempo para aceptar lo que había sucedido. Su casa estaba en un silencio sepulcral, como si estuviera habitada por dos fantasmas en lugar de dos humanos funcionales, porque apenas se hablaban y se ocupaban de sus asuntos en silencio.

Tessa Shelby era un enigma, pero trajo la chispa que encendió la mecha que mantuvo en marcha a la familia Shelby. Era el pegamento que los mantenía unidos, y mientras su vida pendía de un hilo, también lo hacía la de la familia Shelby.

Un golpe en la puerta de la habitación de Hetty la hizo levantar la cabeza de la almohada—. ¿Quién es?

—Michael —respondió la voz—. ¿Puedo entrar?

Hetty se sentó en la cama—. Adelante.

Michael abrió la puerta y asomó la cabeza lentamente, temiendo lo que pudiera encontrar—. Vine a ver si estabas bien.

—Estoy bien —murmuró Hetty, cruzando las piernas y poniendo las manos en su regazo.

Michael estaba en la puerta, luciendo incómodo—. Escucha, Hetty, Tommy quiere vernos a los dos, y me envió a buscarte.

—Está bien —dijo Hetty en voz baja, levantándose de la cama—. Sí, vayamos a ver a Tommy.





Se encontraron en su oficina, y el hombre se sentó frente a ellos, mirando el suelo mientras apoyaba las manos en el escritorio. Los demonios en sus ojos estaban pidiendo ser liberados, y, a la luz del disparo de su esposa, la jaula estaba abierta de par en par.

Todo lo que Tommy Shelby temía estaba expuesto.

—Hetty, Michael —dijo Tommy—. Ambos conocen al acuerdo que hice con Alfie Solomons sobre la alianza matrimonial. Dado que ambos parecen odiar la idea, he decidido que Hetty se casará con Finn.

—¿Qué? —preguntó Hetty—. No.

—¿No? —repitió Tommy—. ¿Quieres casarte con Michael?

—No, pero tampoco quiero casarme con Finn —dijo Hetty—. Tommy, esto no es justo. ¿No podemos esperar hasta que Tessa esté mejor?

—El negocio va mal, Hetty —respondió Tommy—. Necesitamos todos los aliados que podamos conseguir.

—Entonces llama a mi papá —dijo Hetty—. De todos modos soy una prisionera aquí, y él no haría nada que me pusiera en peligro. El hecho de que no me haya casado con Michael no significa que mi padre no te ayudará.

—Ustedes dos estarán casados a fin de mes —dijo Tommy.

—Espera —intervino Michael—. Acabamos de empezar a llevarnos bien.

—Ustedes dos estarán casados a fin de mes —repitió Tommy en voz baja.

—¿Y si no lo hacemos? —preguntó Michael.

—Mi esposa está en el hospital por una maldita vendetta que nosotros comenzamos —dijo Tommy, alzando la voz—. Ustedes dos harán lo que les diga o esta familia terminará muerta.

Hetty se puso de pie—. No.

—Hetty —dijo Michael—. No...

—No, Tommy —dijo Hetty, ignorando a Michael—. No puedes tomar decisiones apresuradas solo porque Tessa se lastimó. No puedes controlar a la gente solo porque estás luchando por mantenerte cuerdo. Esto no es justo, y lo sabes muy bien. No estaré de acuerdo con esto, porque no conozco lo suficiente a Michael, y cuando vine aquí me prometiste que nunca me obligarías a hacer algo que no quisiera hacer. Este es uno de esos momentos.

—Hetty, no lo...

—¿No qué? ¿No lo entiendo? —preguntó Hetty—. ¿No entiendo porque Tessa no es mi esposa? Bueno, ¿adivina qué? Ha sido lo más parecido a una madre para mí y es tanto mi familia como la tuya. No me voy a casar con Michael, así que puedes cancelar los planes que hayas hecho.

Tommy suspiró—. Salgan, los dos. Necesito tiempo para pensar.

Hetty se dirigió a la puerta, manteniéndola abierta y esperando a que Michael se fuera antes de seguirlo y cerrarla con fuerza, haciendo que el vidrio traqueteara en el marco.

Michael la miró como si fuera la primera vez—. Estás loca.

Hetty le sonrió—. Sí, pero nos salvé de una boda, ¿no?

—Cada día aprendo más y más de ti, Hetty Solomons —dijo Michael—. Estás llena de sorpresas.

THE KIDS AREN'T ALRIGHT | Michael Gray ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora