22 | asesinato, sedición, conspiración

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Un día después, la familia Shelby fue llamada a reunirse en la mansión de Tommy. Hetty y Michael entraron en la oficina, tomando asiento uno al lado del otro.

Desde el secuestro de Hetty, Michael había sido más consciente de su presencia. Apenas podía dormir a menos que supiera que ella estaba bien, no la dejaba ir sola a ninguna parte, y ciertamente no la perdía de vista. Hetty tenía que recordarle que la única razón por la que la secuestraron fue por sus propias acciones, pero a Michael eso no lo detuvo.

—Antes de comenzar —dijo Tommy—, quiero hacerles saber que cometí un error. Cometí un error y quiero disculparme con ustedes. Arthur, me advertiste que no me involucrara en negocios rusos. Y tenías razón. Dudé de tu esposa, y lamento eso —empujando un montón de dinero hacia ellos, Tommy se negó a mirarlos a los ojos—. Linda, agregé tres mil con la esperanza de que me perdones.

Observando a Tommy, Linda se levantó para tomar el dinero—. Disculpa aceptada.

—Esme, también dudé de ti —continuó Tommy.

—Ahora John tiene vidas inocentes en su consciencia —dijo Esme con amargura—. Obreros...

—Sí, está bien Esme, lo entendimos —la interrumpió John.

—No, ella tiene razón —dijo Tommy—. Y tú, Arthur y Mason tendrán que compartir esa carga —arrojando dos montones de dinero, Tommy se encogió de hombros—. Pero espero que la casa que puedas comprar con esto se convierta en un lugar de contemplación. Y Mason, espero que cualquier cosa en la que gastes esto pueda proporcionar alguna forma de redención.

John y Mason se miraron antes de levantarse al unísono para recoger el dinero.

—Charlie, por las herramientas perdidas, los bienes peligrosos y las sabias palabras de Curly —Tommy arrojó un montón de dinero a su tío—. Johnny, por alojamiento y comida —otro rollo de efectivo fue arrojado hacia su amigo. Luego se dirigió a su primo—. Michael, por los asesinatos. Cinco mil por los cortes y cinco mil por los disparos.

—No, Tommy —dijo Polly, poniéndose de pie. Hetty la miró.

—¿Qué? —exclamó Tommy, y el grito repentino hizo que Hetty se sobresaltara—. Dime, ¿eh? Esto es quien soy —agitó el dinero en la cara de Polly—, y esto es todo lo que puedo darles por lo que me han dado. Por sus corazones y sus almas. Ayer casi pierdo a mi hija —dejó caer el dinero y señaló a su tía—. Deberías entender eso. ¿Y todo por qué? ¿Por esto? ¿Para esto? Y sé que todos quieren que les diga que voy a cambiar. Que este maldito negocio cambiará. Pero aprendí algo en los últimos días. Esos bastardos son peores que nosotros. Políticos, jueces... son peores que nosotros y nunca nos admitirán en sus palacios, sin importar cuán legítimos seamos. Por quiénes somos. Maldición, por quiénes somos y por el lugar del cual venimos.

Toda la habitación estaba en silencio.

—¿No es cierto, Ada? —continuó Tommy, dando la vuelta hacia su hermana—. Nuestra Ada lo sabe. Se hizo inteligente con la revolución, y sabe que tienes que conseguir lo que quieres a tu manera —hizo una pausa y volteó hacia sus hermanos—. ¿Verdad, Arthur? Sí, así es como funciona, ¿verdad, John? ¿Mason?

Michael se levantó, recogiendo el dinero antes de murmurar—: Eso es correcto.

—Así es, Polly —dijo Tommy, enderezándose y colocando las manos en sus caderas—. Eso es correcto.

Polly negó—. Tommy, lo has pasado mal. Lo entendemos. Entonces, en algún momento alternativo —tomó el dinero de su hijo—, cuando todos nos hayamos recuperado, me gustaría presentarle a la familia una visión diferente para el futuro de la compañía. Una vista más esperanzadora.

THE KIDS AREN'T ALRIGHT | Michael Gray ¹Where stories live. Discover now