31 | hombres de palo

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Cuando Hetty se despertó de nuevo, estaba sola. No reconoció la habitación a su alrededor, pero notó la ausencia de su padre a su lado. No tenía idea de cuánto tiempo había estado durmiendo, pero supo por los pájaros que cantaban fuera de la ventana que debía ser de día. Sin embargo, quedaba por descubrir cuál era el día.

Mirando a su alrededor, Hetty posó los ojos en Michael, dormido en su silla con la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás y la boca abierta, con ronquidos suaves que indicaban que no estaba fingiendo.

Buscando lo más cercano a ella, que resultó ser un oso de peluche de parte de Isaiah, Hetty lo lanzó al otro lado de la habitación, y, para su suerte, golpeó a Michael directamente en la cabeza.

Michael se despertó de un salto, vio al oso en el suelo e instantáneamente miró hacia Hetty—. ¡Estás despierta!

—Sí —dijo Hetty, sonriendo—. Ven aquí, porque si me levanto de esta cama, las enfermeras me cortarán las piernas.

Michael se puso de pie, avanzando lentamente hacia donde yacía Hetty, y se sentó en el asiento junto a ella—. Estoy tan feliz de que estés bien. ¿Te duele?

Hetty arqueó una ceja—. Bueno, no lo sé. Solo me apuñalaron tres veces, así que no duele tanto.

Michael frunció el ceño—. Hetty.

—Duele —dijo Hetty—. Mucho. es como si un millón de pequeños soldados me estuvieran apuñalando con sus espadas.

—¿No te dieron morfina? —preguntó Michael.

—No —respondió Hetty—. No quiero convertirme en Tommy; no después de lo que le pasó.

Michael asintió, tomando la mano de Hetty—. Me asustaste.

—Y tú a mí —respondió Hetty—. Estaba tan preocupada de que Luca fuera a perseguirte porque tú eras su objetivo.

Michael le apretó la mano—. Hetty, podría haberte matado ¿y estabas preocupada por mí?

Hetty sonrió—. Siempre me preocupo por ti.

Michael se inclinó hacia delante y la besó. Cuando se apartó, la mantuvo cerca, entrelanzando una mano en su pelo—. Te amo. Nada va a cambiar eso. Nunca.

—¿Hablaste con mi papá? —preguntó Hetty—. Porque eso suena a que sí.

—Puede que haya venido a verme —dijo Michael—. Es aterrador.

Hetty sonrió—. En realidad es todo lo contrario.

—No estoy seguro —dijo Michael—. Me dijo que si te lastimaba haría que pareciera que nunca existí. No puede hacer eso, ¿no?

Hetty se rió del pánico de Michael—. No te preocupes. No dejaré que te haga daño.

—En tu condición no vas a proteger a nadie —dijo Michael riendo.

—¿Sabes cuándo me van a dejar ir? —preguntó Hetty.

—El doctor dijo que en una semana —dijo Michael—. Tienes que permanecer confinada en la cama y luego te dejarán irte.

Hetty asintió—. Odio los hospitales.

—Yo también —dijo Michael—. Pero no van a estar tan mal ahora que tengo compañía.

—Sí, porque verme dormir es una gran compañía —dijo Hetty sarcásticamente, jugando con los dedos de Michael—. Michael, tengo... tengo que decirte algo.

—Dime —susurró Michael.

—Antes de que me apuñalaran, estaba en el patio de Charlie con los caballos —comenzó Hetty—. Y... y Bonnie Gold estaba allí.

—¿El chico gitano? —preguntó Michael.

Hetty asintió—. Sí. Me invitó a cenar y dijo que era bonita, y no sé, me hizo sentir como si de alguna manera te hubiera traicionado.

—Pero dijiste que no, ¿verdad?

—Por supuesto que sí —respondió Hetty—. Puede que sea muchas cosas, pero nunca te engañaría.

—Entonces no hay nada de qué preocuparse —dijo Michael para tranquilizarla—. Hetty, no tienes que preocuparte si no hiciste nada malo.

—Lo sé. Solo me sentí mal —dijo Hetty, mirando a Michael—. Fue extraño.

Michael le besó la cabeza—. No tienes nada de qué preouparte.

Hetty asintió—. Te amo.

—Yo también —dijo Michael—. Y lo haré hasta el final, ¿de acuerdo? Somos tú y yo, Hetty. Hasta el final.





Michael estaba revisando su papeleo mientras esperaba a Tommy, y Hetty estaba profundamente dormida. Se alegró de que estuviera durmiendo, porque salvó la incómoda conversación que tuvo sobre el trato que Polly hizo con Luca Changretta; un trato que implicaba la triación hacia Tommy a cambio de perdonarle la vida a Michael. Estaba enojado con su madre porque ella no tenía derecho a volverse contra Tommy de esa manera, pero no podía detenerse a pensar en eso.

Mientras revisaba el papeleo, encontró un dibujo. Al levantarlo, se rió mientras miraba a los Peaky Blinders de palo con sus pistolas y gorras. Debajo de cada uno, como un niño dibujando un retrato familiar, Hetty había nombrado a cada uno de sus hombres de palo. Estaba Tommy de la mano de Tessa, Arthur, Mason, John, Finn, Ada, Polly y Michael.

No sabía por qué había decidido dibujarlos así, pero era agradable ver que todavía quedaba un poco de inocencia en el mundo.

Firmando las hojas que Tommy necesitaba que firmara, Michael le devolvió la carpeta y él lo miró—. Entonces, ¿terminaste por el finde semana, Tommy?

—Sí —respondió Tommy—. Tu madre quiere que vaya a la fundación.

Michael quería contarle sobre el trato de Polly, pero no lo hizo—. ¿Solo tú?

—Sí —dijo Tommy—. ¿Por qué?

—Por nada —respondió Michael.

—Por nada —repitió Tommy, suspirando—. Por nada. Adiós, Michael.

Mientras caminaba hacia la puerta, Michael lo detuvo—. Tommy.

—¿Sí?

—Que tengas un buen fin de semana.

Tommy se fue, y Hetty, que se había despertado unos momentos antes y escuchó el final de la conversación, miró a Michael—. ¿Qué fue eso?

—Nada —murmuró Michael.

—No me mientas —dijo Hetty en voz baja—. Sé sobre el trato de Polly. ¿Fue por eso?

—Creo que ella tiene algo planeado —admitió Michael, guardando los papeles—. Pero no sé qué, y me preocupa que Tommy esté en problemas.

—Tommy es como una cucaracha —dijo Hetty—. No puedes matarlo ni aunque quisieras.

Michael se rió—. Sí, supongo que tienes razón. Oye, encontré tu dibujo.

Levantó el papel y Hetty sonrió—. Me había olvidado de eso.

—¿Lo quieres de vuelta? —preguntó Michael.

—No, quédatelo.

Michael miró una vez más el dibujo de los Peaky Blinders y volvió a mirar a Hetty. Estaba tan enamorado de la chica que yacía en la cama del hospital junto a él, y juró hacer lo necesario para preservar la inocencia que mostraba en el dibujo de sus hombres de palo.

THE KIDS AREN'T ALRIGHT | Michael Gray ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora