19 | complejo de héroe

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Por fin había llegado el día. La Fundación Shelby estaba lista, y ahora todo lo que se necesitaba era una ceremonia de apertura. Hetty y Michael asistieron juntos, siguiendo las órdenes de Tommy, y mientras caminaban hacia la entrada, Michael pasó un brazo por los hombros de Hetty.

—Te ves muy bien —murmuró Michael en voz baja, haciendo que Hetty brillara de felicidad.

—Tú también —dijo Hetty.

Se detuvieron para una foto en la que todo el clan Shelby-James logró obligar a sus hijos a tomársela, y cuando terminó, todos ingresaron. Primero entraron en un gran salón, hecho para asambleas y varias reuniones. Las sillas se habían dispuesto en filas ordenadas cuidadosamente, y Michael y Hetty ocuparon sus asientos.

Cuando todos estuvieron sentados, Polly se puso de pie, se acercó al estrado y saludó a todos—. Bienvenidos a la apertura del instituto Shelby. Me gustaría mucho que se unieran a mí para agradecerle al hombre y a la mujer que hicieron posible la fundación de este establecimiento. Damas y caballeros, el señor Thomas Shelby y su esposa, la señora Tessa Shelby.

Una ronda de aplausos hizo que Tommy y Tessa se psuieran de pie y le entregaran su bebé a Ada antes de subir al escenario.

Tommy se dirigió al escenario y extendió una mano para ayudar a Tessa a que subiera. Arthur estaba vitoreando en voz alta, gritando—: ¡Habla! ¡Habla!

—¡Vamos! —gritó John.

—No vine aquí para pronunciar un discurso, y tampoco mi esposa —dijo Tommy, sonriéndole a Tessa—. Pero creo que ambos estamos de acuerdo en una cosa; estos niños ahora están a salvo. A nuestro cuidado, estarán a salvo.

—Porque somos de las mismas calles frías que ellos —continuó Tessa.

—Y, a nuestro cuidado, no serán enviados a las colonias —dijo Tommy—. O separados de sus parientes.

—O forzados a trabajar para hombres, en sus... diversas formas —dijo Tessa, y Michael agarró la mano de Hetty con fuerza.

—Crecerán aquí, en casa —dijo Tommy—, amados, en Birmingham. Porque esta es nuestra ciudad.

—Por orden de los Peaky Blinders —dijo Arthur—. Levántense.

El aplauso le dio a Hetty la oportunidad perfecta para inclinarse hacia Michael con un brazo envuelto alrededor de sus hombros para ocultar sus labios en movimiento—. ¿Estás bien?

—Estoy bien —dijo Michael, besando suavemente la mejilla de Hetty—. No te preocupes por mí.

Polly volvió a ocupar su lugar en el escenario con una sonrisa en el rostro—. Ahora cantemos.

Mientras cantaban, Tommy salió de la habitación. Polly se dio cuenta y envió a Michael a buscarlo, y Hetty fue con él, no queriendo quedarse sola en una habitación llena de gente que no conocía. Cuando salieron al pasillo, Michael se congeló. Caminando hacia él estaba el hombre al que más temía en el mundo. El padre Hughes apenas le lanzó una mirada y fue como si no lo conociera.

Cuando el padre Hughes pasó junto a ellos, Hetty miró a Michael y se interpuso en el camino del sacerdote que había llenado a Michael de terror.

Michael la abrazó—. Cada vez que lo miro...

—Lo sé —dijo Hetty, su voz era un susurro mientras abrazaba a Michael con fuerza—. Lo sé.

—Ni siquiera me reconoció —murmuró Michael—. Hizo todo eso y ni siquiera me miró.

—Oye, obtendrá lo que se merece —dijo Hetty—. Y yo no dejaré que vuelva a lastimarte.

Michael asintió, soltando a Hetty pero manteniendo un firme agarre en su mano. Los dos caminaron hacia Tommy, y cuando lo alcanzaron, él apenas pareció notar su presencia. Michael todavía estaba mirando la puerta por la que salió el padre Hughes, y sus demonios estaban intentando salir.

THE KIDS AREN'T ALRIGHT | Michael Gray ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora