10 | la esencia de una familia

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Los Shelby se reunieron alegremente en las cocinas, rodeados de comida y alcohol. Hetty estaba sentada en el suelo, jugando con Karl y sus soldados de juguete.

—Todos vinimos naturalmente aquí —dijo Ada después de comprobar cómo estaba su hijo—, donde comen los sirvietnes.

—Oh, no tiene nada que ver con la política, Ada —dijo John—. Hace un frío del carajo en la sala grande.

—John, cuida lo que dices frente a Karl —dijo Polly.

—Ada, estamos en la sala de los sirvientes porque aquí guardan el maldito alcohol —dijo Arthur. 

—Arthur, usa otras palabras —dijo Polly.

—Oye, Pol, ¿puedo insultar en gitano? —preguntó John.

—No hay motivo para usar lenguaje ofensivo —dijo Polly, y los Shelby estallaron en vítores. Polly suspiró—. Solo digo que no hay necesidad.

—Cuando está borracha, mi maldita esposa no puede hablar ni inglés —dijo John.

—¡John! —espetó Polly,  blandiendo el cuchillo hacia Karl intencionadamente.

—Es cierto —dijo Arthur.

Michael apareció en las cocinas y el silencio se apoderó de la familia. Hetty se quedó en el suelo, derribando a los soldados para que Karl los recogiera.

Polly miró a Michael—. ¿Te ocupaste de eso?

—Con incentivos, no amenazas —respondió Michael—. Consecuencias implícitas sin referencia obvia al daño físico.

—Por eso Michael es el jefe —dijo Mason—. Sabe maejores palabras, ¿no, Pol?

—¿Desde cuándo soy tu jefe, Mason? —preguntó Michael.

—Primero te ve el jefe —dijo John—. Luego te ven los empleados.

—¿Desde cuándo ustedes dos hacen su trabajo? —preguntó Finn.

—En los viejos tiempos, Finn —dijo Arthur, sirviéndose un vaso de whisky—, estábamos todos en las reuniones familiares.

—Arthur, cállate —dijo Polly.

—Ahora, John, Mason y yo —continuó Arthur, haciendo girar su whisky en el vaso—, somos unos malditos recolectores de residuos que deben obedecer —levantó su vaso para beber—. La Sra. Changretta.

—Arthur, cállate —repitió Polly con suavidad—. Finn, ve a buscar cigarros.

—Entonces, ¿qué vamos a hacer toda la noche? —preguntó John—. ¿Trepar malditos árboles?

—John, deja de maldecir delante de los niños —dijo Polly, señalando a Hetty y Karl.

—¡Oye! —espetó Hetty.

—Sí —dijo Ada—. ¿Y quién dijo que se quedarían?

—Sé lo que podemos hacer —dijo Arthur—. Buscamos las armas, John. Vamos afuera y les disparamos a algunos malditos faisanes. Es lo que hacen los jefes, ¿no?

—Sí —dijo John riendo.

—Vete a la mierda, Arthur —susurró Michael.

Arthur se reclinó en su silla—. ¿Qué carajos me dijiste?

—No pedí tener una reunión aparte, ¿de acuerdo? —dijo Michael.

—No. ¿Qué carajos acabas de decir? —repitió Arthur—. Porque no te escuché bien.

—¡Basta! —espetó Hetty, poniéndose de pie y señalando a los chicos—. No peleen entre ustedes. ¡Arthur!

Mason y John separaron a Arthur y Michael, quienes estaban literalmente frente a frente y parecían listos para comenzar a lanzar golpes. Michael se volvió hacia Arthur—. No pedí tener una reunión aparte, ¿de acuerdo?

—¡Malditos faisanes! —exclamó Karl, y todos se quedaron paralizados.

Mason se echó a reír cuando Ada se acercó a su hijo—. ¡Karl! No puedes decir esas cosas.

—Miren lo que han hecho —dijo Polly con severidad.

—Muy bien, hermanos —dijo Arthur riendo y poniendo sus brazos alrededor de Michael, John y Mason—. Es el maldito whisky el que habla.

—No pido protección, ¿de acuerdo? —susurró Michael.

—Bien, cállense —espetó Polly—. Siéntense. ¡Siéntense! —los chicos se sentaron alrededor de la mesa—. Miren a su alrededor. Miren esta casa. Miren dónde estamos. Y miren lo lejos que hemos llegado. Creo que ya es hora de que empecemos a actuar de una manera más adecuada a nuestra situación. Ya no somos recolectores de residuos, Arthur. Tommy nos necesita unidos. Por su bien y por el de Tessa.

—Estoy de acuerdo —murmuró Hetty.

—Me gustaría proponer un brindis —dijo Polly, sosteniendo una botella.

Hetty tomó una con la intención de participar, pero tanto Arthur como Mason le arrebataron la botella de las manos, el último de los cuales se rió—. No en mi guardia.

—Oye, Michael está bebiendo —protestó Hetty.

—Pero Michael puede controlarse cuando bebe —respondió Arthur—. Cállate y toma un vaso de agua.

Polly esperó a que Hetty tomara un vaso y lo llenara de agua antes de levantar la botella—. Por una familia unida que jamás será vencida.

En lugar de beber su vaso mientras todos los demás brindaban por la declaración de Polly, Hetty se volvió y le arrojó el agua sobre Mason y Arthur quienes dejaron escapar un fuerte grito de frustración.

Hetty les sonrió mientras Mason se volvía para mirarla—. ¿Por qué diablos fue eso?

—No me dejaron beber —dijo Hetty—, así que pensé en dejarles beber de mi vaso.

Pasos resonaron en las cocinas, y Finn atravesó la puerta sin aliento—. Tommy se fue. Lo juro, lo vi en una carreta con Johnny Dogs.

—Mierda —dijo Polly, y la familia Shelby subió las escaleras.

—Ahora hace esto —murmuró Arthur, encogiéndose de hombros.

Cuando salieron del camino, gritando el nombre de Tommy, Hetty sintió que Mason la agarraba por la cintura—. Oye, no creas que te saldrás con la tuya.

—Mason, ¡no! —dijo Hetty riendo mientras intentaba alejarse de él—. Por favor, no...

Mason comenzó a hacerle cosquillas, manteniéndola en su lugar mientras atacaba sus costados y la hacía gritar de risa.

—Mason, detente, lo siento. ¡Lo siento! ¡Por favor, detente!

Arthur, quien le quitó los zapatos y comenzó a hacerle cosquillas en los pies, retuvo sus piernas—. Esto es lo que pasa cuando intentas ser graciosa.

—¡Lo siento! —gritó Hetty, riendo tan fuerte que estaba llorando—. ¡Por favor, deténganse! ¡Lo siento! ¡No volveré a hacerlo!

Arthur dejó caer sus pies y Mason esperó a que ella se recuperara antes de soltarla. Luego sonrió—. Eso te enseñará.

En respuesta, Hetty le arrojó un zapato y lo golpeó en el pecho.

Mason entrecerró sus ojos—. Pequeña...

Hetty se apartó del camino cuando Mason se abalanzó sobre ella y corrió hacia la casa—. ¡No puedes atraparme!

Mason la persiguió y Hetty atravesó la casa en busca de un escondite mientras intentaba ignorar el hecho de que Tommy se había ido. Cuando encontró un armario y se escondió dentro hasta que Mason no estuviera a la vista, Hetty se dio cuenta de que incluso en los momentos más oscuros, la familia Shelby siempre podría proporcionar una luz.

THE KIDS AREN'T ALRIGHT | Michael Gray ¹حيث تعيش القصص. اكتشف الآن