11.2 The Horanghi proposal

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—No es mi culpa que ese perro haya sido tan atolondrado.

—Pudiste dejarlo en la casa de la señora. Ahora me da pena.

—No le pasó nada, lo devolví bien.

Jimin hace puchero y evita reírse. Namjoon le contó que un día, una señora llegó a su puerta pidiéndole ayuda para encontrar a su perro. Un animal ciego y que si no ayudaba, seguro moriría devorado por un depredador. Namjoon sintió pena por ella y la ayudó, lo consiguió y lo dejó en el terreno de la mujer.

No esperando que el perro se desviara y tuvieran que buscarlo de nuevo, porque el muy tonto cayó en el río y era llevado hasta abajo. Lo recuerda como una de esas pocas, casi nulas, interacciones humanas que no le generan molestia.

—La señora pensaba que yo era un sabueso rayado y no un tigre. Me pregunto si sabe la diferencia entre una mariposa y una vaca—Jimin le da un golpe en el brazo para que no sea tan cruel—. En fin, fue un momento tonto, pero divertido.

—Sí. Sobre todo tonto. —Colabora con una sonrisa.

— ¿Y tú? ¿No tienes ninguna tontería? —pregunta curioso. Jimin mira hacia el palacio y se levanta de puntas para hablar directo a la oreja de Namjoon.

—Eché todo el maquillaje de mamá en el cabello de Jin para que fuese como el mio, pero se le empezó a caer y tuvo que usar una peluca por seis meses. —relata en susurros y Namjoon da una carcajada tan fea que llama la atención. Jimin se cubre la sonrisa.

Incluso siendo un exagerado espantoso lo encuentra adorable.

—Eso debió ser genial.

—No tanto el regaño que me dieron.

—Valió la pena.

Continúan caminando por la nieve. Namjoon decide cargarlo cuando pasan por un camino de piedra que podría molestarle en los pies descalzos. Jimin le sopla a Namjoon en la cara, causando un gesto confundido y bizco de parte del tigre que estornuda.

— ¿Cuando te vas a ir a tu territorio? Supongo que te lo devolvieron. —comenta Jimin con deje curioso. Vuelve a poner los pies en la nieve. Le produce escalofríos de satisfacción la sensación. La adora.

—Sí. Lo tengo para mi. Mon está de camino allá para dejar los papeles en casa—explica Namjoon—. No hay chakos en esta región, por lo que no el va a pasar nada. A menos que se pretenda hacer algo "ilegal".

—Huh, ya veo...

—Me voy mañana.

—Hummmm.

Namjoon se detiene y Jimin igual. El leopardo huye la mirada, pero Namjoon lo toma de ambas manos, exigiendo su atención.

— ¿Te gustaría casarte conmigo?

Jimin abre los ojos de par en par, alucinado por la propuesta tan repentina. Sobre todo viniendo de Namjoon. Tiene la sensación de que no es alguien que piense en propuestas de ese tipo. Está desligado de las costumbres humanas. Entre ellas el matrimonio. Un concepto estúpido y hecho más por unir familias y patrimonios que por amor genuino.

O eso es lo natural en Namjoon. Con Jimin a pesar de ser como siempre, también es un poco más humano sin darse cuenta.

—Mi territorio es grande—informa con tono nervioso. Con la sensación de que si no expone toda su oferta, todas su capacidades, Jimin no va a aceptarlo. En el plano corporal ya le ha demostrado cuánto es capaz de ofrecer. Desde mucha atención hasta relaciones placenteras. Toca lo demás. La parte estable—. Sé construir casi cualquier cosa con madera; sé cazar, a veces tengo trabajo de esa manera y... Quizá no es una vida ne un palacio con muchas riquezas, sirvientes, lujos y lo demás, pero estarías bien. No vas a estar solo. —concluye y los ojos de Jimin dan un destello enorme.

Children of Winter || NamMinWhere stories live. Discover now