12. The path of Nunpyobeom

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—Oh, hola. No creí que quisieras venir conmigo a comer.

Jimin se sienta delante de Jin. Un sirviente le sirve la comida y se retira al instante. Jin mira a Jimin de reojo, sospecha al instante que él tiene algo que decir, pero espera tener un tiempo apropiado. Es bastante tarde por la noche. Jin sintió urgencia de comer, llenar su estomago y distraer su mente incesante e inquieta.

Jimin se relame los labios, juega un poco con los palillos y sin alzar la mirada, pregunta:

— ¿Ha habido algún momento en el que me amaras como hermano?

Jin traga lo que tenía en la boca y se relame los labios. Tienen gestos muy similares por accidente y no por imitación del mas joven. Todos lo adjudican a que es un gesto que la antigua emperatriz poseía. Una herencia corporal.

—Siempre te he amado. Tan solo no sé qué hacer contigo. —admite sin tapujo y sin mejores palabras. Jimin no queda satisfecho.

—Que forma tan rara de decirlo. —murmura Jimin. Jin exhala.

—Cuando naciste, se demostró que mamá no amaba a papá; mil y un cosas quedaron a la vista por un mero bebé pálido y frío como la nieve con orejas y cola de leopardo—relata Jin enfocado en su comida—. Repentinamente, todo se quebró; repentinamente, debíamos hacer a mamá a un lado por infiel y cuidar de un niño que se supone, debió ser lo que más alegría nos daría.

Jimin baja las orejas, entristecido. Jin deja los palillos y encorvado, mira hacia Jimin.

—Papá una vez intentó matarte—musita con ojos apagados y lejanos—. Estaba borracho en pleno día, estaba demente; fue uno de sus primeros momentos de perder lucidez—relata Jin y Jimin levanta el rostro hacia él—. Pretendía dejarte morir en la nieve. Que algún animal te devorara... Quería que pasara.

Jin puede ver el momento tan claro en su mente. Caminar hacia el bosque y llegar a donde Jimin se removía, jugando con la nieve en las manos. Jin sintió envidia de su nulo desagrado a la nieve, mientras él apenas podía sostener un poco con manos desnudas; el bebé entonces fijó sus ojos en él.

Brillantes y fríos ojos azules capaces de traspasar su alma.

Dejó la sombrilla para que la nieve no le cayera en la cara y se fue. Pensando que algún animal lo mataría. Sin embargo, la consciencia no lo dejó estar mucho tiempo lejos. Regresando poco después para sentarse a un lado y mirarlo.

Quería convencerse de que era un estorbo, que es mejor que muera como el bastardo inútil que era. Aun así, no podía hacerlo. Pensaba en lo mucho que esperaba que su mamá pariera. Lo entusiasmaba la idea de tener un hermano Omega. En la familia cercana, no había ninguno. Solo Alphas como Taehyung y Hoseok; y uno que otro Beta. Fantaseaba en que lo cuidaría y mimaría, lo llevaría a todos lados, lo protegería de no ser manchado como otros Omegas.

Entonces nació Beastman.

Entonces iniciaron las peleas.

Entonces debían mantenerlo escondido y lejos de todo junto a la emperatriz.

Ahora que lo tiene cerca, solo piensa en lo bonito y adorable que es. Moviendo la cola, moviendo las orejas, riéndose con las encías sin dientes y la nariz rosada; Jin casi desea que tenga bigotes, imaginando que sea una pequeña bola de pelo blanca.

Se hace de noche y él sigue observándolo. Durante toda su vida hasta el momento y siguiendo en ella, le dijeron que los beastman no son otra cosa que animales. Criaturas inhumanas que no merecen respeto ni un lugar entre los humanos; exceptuando la posición de sirvientes.

No obstante, Jin se cuestiona ¿Cómo haría sirviente a una criatura tan bonita y encantadora? Esa fue la primera y única vez que Jin vio a Kyeoul, quien levantó a Jimin de la nieve para cargarlo un rato y acto seguido dárselo al príncipe.

Children of Winter || NamMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora