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Si alguien te hubiera dicho hace un año que estarías enamorada de Eddie Munson, probablemente te habrías reído en su cara.
Pero ahora, después de haber pasado casi todos los días juntos durante el último mes, estaba muy claro que te estabas enamorando del moreno... y te estabas enamorando mucho.
Sólo tuvieron que salir una vez para estar absolutamente enamorados el uno del otro. Eran inseparables. Donde quiera que uno de ustedes fuera, el otro no estaba lejos. No pasó mucho tiempo antes de que te convirtieras en una visita habitual en los ensayos de su banda y él en tus prácticas de animación. Eran los mayores fans del otro.
Después de un día especialmente estresante, los dos se encontraban encerrados en su dormitorio. Se pusieron cómodos en ma cama y le quedaron mirando las luces de colores esparcidas por el techo, escuchando cómo tocaba una melodía desconocida en su guitarra.
"¿Es una canción nueva?"
"Es técnicamente una vieja canción que Gareth y yo escribimos hace mucho tiempo. Sólo la estoy retocando un poco", dice, garabateando una letra en su cuaderno.
Te mueves para apoyar la cabeza en tu mano, con el codo apoyado en la almohada que tienes debajo. Tus rasgos se transforman en un ligero ceño de confusión, "¿Por qué la estás reescribiendo?"
"¿Quieres la respuesta honesta?", pregunta, dejando la guitarra en el suelo. Se vuelve hacia ti, ofreciéndote toda su atención. Simplemente asientes como respuesta, "Estábamos drogados hasta las cejas cuando la escribimos. La letra apenas tiene sentido".
Te ríes de su confesión, "¿En serio?"
"Tan en serio", confirma, tu reacción le hace reír, sus hoyuelos que tanto te gustan hacen acto de presencia.
Se adentra a contarte la noche en la que se compuso la canción original y te encuentras fascinada. Ahora, estabas lejos de lo que uno consideraría un "viaje" sin embargo, sólo habías bebido alcohol, nunca habías experimentado con la hierba. No podías evitar sentirte intrigada.
"¿Puedo preguntarte algo?" Dudas, la curiosidad te supera.
"Por supuesto".
"¿Qué se siente?", indagas, jugueteando con tus dedos.
"¿Qué se siente, qué?"
"Fumar hierba. Drogarse".
Él reflexiona un momento sobre tu pregunta: "Supongo que es una sensación difícil de describir. La única forma en la que puedo expresarlo con palabras es que se siente como si estuvieras flotando, como si fueras tan ligero como una pluma".
"...¿Puedo probarlo?", preguntas en voz baja, tan baja que casi no te ha oído. Sin embargo, lo ha hecho y no puede creer lo que ha oído.
"Lo siento, ¿qué?", pregunta, con los ojos marrones casi saliéndosele de la cabeza por la incredulidad.
