Capítulo 26

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—¿Baji? –habló Ken cuando finalizó el juego en línea que estaba teniendo con Pachin. Despidiéndose de él y los demás chicos, miro por encima a su buen amigo que estaba con la mirada perdida en algún lugar del cuarto.

Baji estaba recostado sobre la cama del más alto escuchando los insultos que lanzaba el rubio al perder o cuando su equipo no hacía las cosas bien, aunque estaba atento al juego de Draken y los demás, realmente su atención no estaba puesta en el más alto, ni siquiera en su celular que tenía en su mano, sus pensamientos estaban en cierta persona de ojos azules, la cual no había visto hace unos días, no porque él no quisiera, al contrario le dio mucho coraje y demasiados celos el ver a Chifuyu y Kazutora saliendo del salón del menor de lo más normal, envueltos en sonrisas y bromas.

Cuando Mikey gritó el nombre del menor y por fin vio nuevamente el rostro de Chifuyu, después de un fin de semana largo, aquel donde canceló sus planes y él la paso como la mierda, quiso correr para abrazar al pequeño, pero también quería reclamarle, decir un montón de cosas, sobretodo a Kazutora, no sabía cómo logro controlar aquello, solo tenía claro que no quería cagarla, no más de lo que ya lo había hecho, estaba y quería intentar hacer las cosas bien.

Pero tenía claro que apenas estaba avanzando y entre momentos se comportaba como un estúpido, tenía que admitirlo, por ejemplo; el que ese mismo fin de semana que Chifuyu canceló sus planes con él, llegó a su casa e hizo pasar a Kazutora unos horribles días, su humor de mierda siempre afectaba a los que lo rodeaban, con un malestar de los demonios sabía que no media las cosas, terminaba desquintando su enojo con quien estuviera a su alrededor, el hecho que supiera que a Kazutora le gusta Chifuyu no ayudaba.

Keisuke sabía que era un idiota, nadie podía equivocarse cuando le decía aquello.

Tampoco había buscando la manera, ni el momento de disculparse con Hanemiya hasta ahora, además el chico llegaba más tarde de lo normal y las paradas en su propia casa eran escasas, no sabía dónde pasaba últimamente sus ratos libres y esperaba no estar pensando cosas que no eran.

Todo eso y el querer darle espacio a Chifuyu, que fuera él quien decidiera hablar con él por su cuenta y no obligarlo hacerlo, lo tenía al límite porque hasta ahora el menor no había hecho un intento por hacerlo, tampoco le daba señal.

Sus mensajes eran escasos, además Keisuke intentaba no rondar los lugares donde el menor mayormente se encontraba en la universidad, para no tener la necesidad de que corriera hacia él y pedirle millones de explicaciones, además de reclamarle, pero estaba apunto de explotar.

Habían pasado casi una semana y Chifuyu parecía seguir huyendo de él.

En ese momento se arrepentía de no aparecer en su salón después de clases como le dijo él día que lo encontró con Hanemiya.

—¿Baji? oye idiota te estoy hablando. –bramo Ken al ver que Keisuke lo había ignorado.

—¿Qué? –respondió de la misma manera.

—¿Por qué carajos sigues aquí? –Keisuke arrugó su entrecejo a modo de molestia, ¿Draken lo estaba corriendo?

Draken negó algo frustrado deduciendo lo que posiblemente Baji había pensado, su amigo era demasiado idiota, podía decir que Mikey y él compartían la misma neurona.

Pero Keisuke era más estúpido.

—No es eso. –respondió Draken a la incógnita que el pelinegro estaba pensando, —Es solo que desde hace unos días vienes más seguido, no me molesta, es solo que es raro. ¿Paso algo? Sabes que puedes contarme lo que sea.

Keisuke soltó un gran suspiro, lo sabía y agradecía las palabras de Draken, pero no era algo que pudiera contar, si Draken y Mikey se enteraban de todo el desastre que estaba metido junto a Kazutora, lo iban a moler a golpes, principalmente Sano, aún no olvidaba aquello que sentenció si hacia sufrir a Matsuno.

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