-opening party.

38.7K 2.1K 971
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


—Esto es terrible. —gritó, casi sollozando. —Es el fin.

—¿El fin de qué exactamente?

Miré a mi mejor amiga que se encontraba tirada sobre mi cama, abrazada a una almohada y con su mano libre sostenía un pote de helado.

—De nuestro fantástico team, si te vas perderemos nuestra increíble posición.

—No existe tal posición, Alex. —negué con la cabeza, sonriendo.

Mi amiga se había tomado peor que yo el castigo que me había puesto mi padre.

—Bueno... ¿nuestra reputación?

Me acerqué a ella y le quité el helado, para poder comer un poco.

—¿Crees que esos idiotas pueden superarme en un año? —negué con la cabeza mientras terminaba de chupar la cuchara. —Les llevará más que eso.

Ella bufó, desconfiada.

En parte la comprendía, las carreras callejeras eran nuestra actividad más preciada. Alex se lucía como mecánica e ingeniería y yo me destacaba corriendo, éramos un dúo magnífico. Y perder todo eso me dolía muchísimo, pero justamente las carreras ilegales eran lo que me habían metido en muchos problemas.

Maldita policía.

—Te harás cargo del auto.

Rápidamente se incorporó en la cama y me miró con los ojos abiertos.

—¿Qué? ¿Te volviste loca?

—No me lo puedo llevar, y no pienso dejarlo estacionado en un maldito garaje por casi un año. —le devolví el helado. —Cuídalo.

—Debes tener fiebre, esto no es posible.

Apoyo la palma de su mano, de forma brusca, sobre mi frente y yo le saque la lengua.

Diría que mi mejor amiga ha comenzado a delirar, pero su reacción es justa, teniendo en cuenta que mi auto es todo para mí. Era una de las pocas cosas que había conseguido por mí misma y no por mi padre.

Ser la hija de Toto Wolff tenía ciertas ventajas y privilegios que ya estaba cansada de recibir.

Quiero destacarme por mi misma y no por un apellido.

Pero, Alex era como mi hermana y la persona a que más confianza le tenía, sabía que ella cuidaría mi auto como si fuera suyo.

—Te voy a extrañar, maldita perra.

—Podrás verme por televisión. —bromeé y me lancé sobre ella para abrazarla. —Yo a ti.

—Te envidio un poco. —admitió.

Levante las cejas sorprendida.

—¿Ah sí? ¿Por qué?

—Pilotos calientes, obvio. —llevó sus manos a mi estómago y comenzó a hacerme cosquillas.

Bend over boy | Charles LeclercWhere stories live. Discover now