El nombre de Saya Wolff resuena noche y día en todos los canales de noticia, y no para de ser tendencia en las redes sociales.
La hija del expiloto austriaco de automovilismo y actual director ejecutivo de Mercedes-Benz, Toto Wolff, no hace más que...
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Conozco bien la decepción.
Podría decir que es un sentimiento que conozco un poco mejor que el amor.
Con el tiempo, aprendes a esperarlo: cada sueño, cada plan, cada viaje, cada relación; siempre estoy lista para la posibilidad de que no suceda o que termine demasiado pronto, siempre esperando la decepción para limitar el daño.
No tengo derecho a quejarme, ni derecho a sentirme molesta.
Porque yo misma me metí en esto después de todo, ¿No es así?
Sabía que lo que estaba sucediendo con Charles no era lo correcto y aun así permití que siguiera avanzando, hasta que los sentimientos se hicieron más fuertes.
Estar con Charles Leclerc significaba compartirlo, compartirlo con el resto del mundo, compartirlo con el deporte que ama, porque eso sucede cuando estas con un piloto de la más alta categoría.
Ya me había pasado una vez, tendría que haber aprendido la lección a la primera y no volver a tropezar con la misma piedra.
Cuando lo vi en el podio de Mónaco levantando el trofeo me di cuenta de dos cosas: que había empezado amarlo casi sin darme cuenta, pero que no era mío y nunca sería completamente mío.
Sin embargo, ahora se encontraba frente a mí, con un brazo alrededor de la cintura de una hermosa mujer.
Intente no sentirme decepcionada, yo sabía que esto sucedería tarde o temprano.
Sabía que no sería suficiente para él.
Nunca lo era.
Una parte de mi quería cerrar la distancia entre los dos, sentir el latido de su corazón contra el mío, quería que todo sea un mal entendido y que todo volviera a estar bien, volver a estar como antes.
Pero por otro lado me sentía tan traicionada y herida, en cualquier momento podría derrumbarme aquí mismo.
El cálido contacto de las manos de George me saco del trance, acompañado de un pequeño beso en la cabeza.
Era real, todo lo que estaba sucediendo delante de mis ojos era real y dolía de verdad.
—Me equivoque, George. —murmure con la voz ronca, me sorprende que las palabras lograran escapar de mis labios. —Tenías razón, no era una buena opción.
—Esta vez deseaba tanto no tener razón...
El piloto me arrastro lejos de aquella triste escena, lo que agradecí profundamente.
Charles no me siguió para darme explicaciones, tampoco lo hubiera dejado si lo hubiera intentado.
Llegamos al garaje de Mercedes e intente esconderme detrás de los mechones de cabello que caían sobre mi cara, no tenía la fuerza necesaria para tener que dar explicaciones.
