El nombre de Saya Wolff resuena noche y día en todos los canales de noticia, y no para de ser tendencia en las redes sociales.
La hija del expiloto austriaco de automovilismo y actual director ejecutivo de Mercedes-Benz, Toto Wolff, no hace más que...
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5 de noviembre; Gran Premio de Brasil.
Estaba revisando mi celular para pasar el tiempo, estábamos a pocas horas de la carrera pero mi trabajo ya estaba hecho. Y mi padre siempre me sacaba del garaje cuando esto pasaba porque dice que cuando estoy aburrida molesto a los demás.
No voy a mentir, tiene casi un noventa porciento de razón.
Así que solo me quedaba esperar fuera de los boxs, a que los minutos pasen.
Una fuerte y firme voz femenina interrumpió la calma que me rodeaba.
―¿Saya Wolff? ―levante la vista del celular, para encontrarme a una joven reportera de ojos dulces. ―Perdón que te interrumpa, soy Samantha de sky sport, ¿Puedo hacerte algunas preguntas?
Y yo que creí estar lo más escondida posible de los reporteros...
―Joder, me has asustado. ―rápidamente me tape la boca, se suponía que no debía maldecir en televisión. ―Uhm, lo siento. ―sonreí. ―Claro que puedes.
La chica doblo las rodillas para poder sostener el micrófono frente a mi cara.
―¿Estas nerviosa por la carrera de hoy? ―pregunto, con una sonrisa en su rostro.
Me encogí de hombros.
―No en realidad, simplemente necesitaba un momento fuera de los box. ―mire a la chica, que parecía estar agitada. ―Pareces un poco cansada, ¿Quieres sentarte?
Palmee el espacio a mi lado, sintiéndome un poco mal al ver como ella estaba flexionada de rodillas en sus zapatos de taco alto, mientras yo descansaba cómodamente en el suelo.
La chica se mostró sorprendida ante el gesto.
―Estuve casi diez horas corriendo por todo el paddock.
Suspiro, y miro a la cámara antes de dejarse caer lentamente al suelo.
―Oh corazón, tenemos que cuidarte mejor. ―sonreí. ―¿Cómo estás?
La joven reportera parecía no tener idea de lo que estaba diciendo, pero parecía divertida de cualquier manera.
―Tanto perseguir pilotos requiere mucha energía. ―respondió, fingiendo sacarse el sudor de la frente. ―Estos chicos caminan muy rápido.
No pude evitar reírme.
Muchos de los pilotos no eran fans de las entrevistas, así que las evitaban a toda costa, eso explicaba muchas cosas.
―Sí, lo he notado, entiendo que estés cansada de tanto perseguirlos.
Suspiró, haciéndome volver a reír.
―De todos modos, creo que podría quedarme aquí durante todo el segmento. ―asintió. ―Creo que deberíamos cambiar de lugar. ―bromeo.
Una idea loca apareció en mi cabeza al escuchar sus palabras.
